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Falleció el catedrático Miguel Langón

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OBITUARIO

El pasado viernes, a los 74 años, falleció el Dr. Miguel Langón Cuñarro. Por decisión familiar, su sepelio se efectuó sin avisos previos, en la más estricta intimidad.

La personalidad del Prof. Langón sobrepasa, con mucho, los límites de esa privacidad. No mereció irse en silencio.

Fue un Fiscal Letrado Nacional con toda la talla de los grandes Magistrados que honraron la representación jurídica y valorativa de la Sociedad. Ocupó la sede de 4º Turno, la misma donde mucho antes brilló e hizo escuela el insigne Dr. Antonio Camaño Rosa. Y honró el precedente, no solo por la independencia creativa de sus dictámenes, sino porque, a diferencia del recordado antecesor, compartió las fatigas del Ministerio Público con una denodada tarea docente, propia de un profesor con vibración doctrinaria. Fruto de esa vibración, fue catedrático de Derecho Penal no solamente en Universidad de la República, sino también en la Universidad de Montevideo y en la Universidad de la Empresa, así como fue docente en el Centro de Estudios Judiciales del Uruguay. Vivió en la fecundidad intelectual. Escribió múltiples libros. Y culminó al entregar, ya con la salud quebrantada, un robusto Código Penal Anotado, donde legó una admirable síntesis de teoría general, doctrinas y práctica.

A partir de Maestros de la talla de Juan B. Carballa, Fernando Bayardo Bengoa y Adela Reta, el Dr. Langón contribuyó a la precisión de la dogmática nacional por la vastedad de sus enfoques jurídicos y criminológicos, por la vastedad de su cultura y por la claridad de su estilo.

Desde 2004 a 2014 desempeñó la Procuraduría General ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y allí supo distinguirse con la autoridad de un jurista completo y cabal.

Fue hombre de consulta. Cofundador del Instituto de Derecho Penal, que presidió en varios períodos, junto al equipo de profesores que hoy integran la cátedra formó múltiples generaciones de estudiosos.

Al partir, deja una estela de ejemplar enseñanza, cuyo valor se refleja en las múltiples manifestaciones de compañía espiritual del mundo académico y forense, así como de la sociedad civil. Con Langón, todos despedimos medio siglo de límpida ejecutoria intelectual y profesional en lucha por el Derecho. Paz en su tumba.

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