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Dudas, nervios y una ruta alternativa para volver a casa

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Turismo: habían planeado un viaje por Brasil y en medio de la pandemia tuvieron que separarse.

PANDEMIA DEL COVID-19: HISTORIAS DE VIDA

La historia de un uruguayo y una francesa. Un viaje que se volvió pesadilla.

Volver juntos a Uruguay, separase y que cada uno viaje a su país. Quedarse en Brasil y esperar a ver qué pasa. Fueron decisiones de segundos. Segundos que vinieron cargados de angustia y trastocaron su agenda. Segundos en los que Fabián Rydel, uruguayo de 28 años, y Léa Holtom, francesa de 24 años, tuvieron que decidir cómo seguía el viaje que ambos habían planeado por Río de Janeiro (Brasil).

Son pareja desde hace un tiempo. Ella había volado a Uruguay en noviembre de 2019 para poder pasar un tiempo juntos. En los primeros días de marzo planearon un viaje: visitar el noreste de Río de Janeiro durante dos meses. Lo podían hacer porque los trabajos de ambos (ella es traductora y él programador) les permitían conocer las ciudades turísticas norteñas y trabajar al mismo tiempo. Pero el avance del Covid-19 por América del Sur trastocó lo previsto.

“En Río empezaron a dar la noticia que Italia y China venían complicados. Después empezó a llegar a América del Sur, pero en Brasil no te enterabas de nada”, cuenta Rydel a El País desde un hotel de Porto Alegre. Dice que hace unos días en Copacabana la gente “hacía su vida normal y las playas estaban tapadas”, pero que “de un día a otro, cambió todo”.

Desde Río de Janeiro viajaron hacia Buzios porque la idea, cuenta, “era estar hasta el 8 de mayo” viajando. Ese día ella iba a volver a Francia y él a Uruguay. Pero cuando llegaron a Buzios, la noticia del coronavirus ya daba vueltas por todos los medios de información.

“Empezamos a notar poco movimiento, poco turismo y vimos que en Uruguay ya había casos”, dice Rydel. Y sostiene que junto con la noticia del Covid-19 llegó “el nerviosismo y la incertidumbre” de decidir rápido los siguientes pasos a dar. “Literalmente no sabes qué va a pasar y qué no va a pasar”, comenta.

Ahí fue que los pensamientos de ambos empezaron a hacer ruido en sus mentes hasta que se transformaron en palabras. “¿Venís conmigo a Uruguay? ¿Vas a Francia y yo a Uruguay? ¿Nos quedamos y esperamos a ver qué pasa?”. Esas fueron algunas de las preguntas que la pareja se planteó. Pero un llamado a la cónsul de Uruguay en Río de Janeiro pudo responderlas rápido.

“Dijo que si no es residente y no tiene pasaporte (por ella) no podía entrar a Uruguay. Entonces cambió todo”, cuenta. Con la decisión tomada, empezaron a averiguar los vuelos para asegurarse que cada uno consiguiera un avión que los llevara a sus respectivos países. “Empezamos a buscar el de ella y lo encontramos en un minuto, pero el mío fue una locura”, dice. Y agrega que cuando aparecía un vuelo, lo cancelaban minutos después.

La recta final

Con el pasaje de ella decidieron salir de Buzios hasta el aeropuerto de Río de Janeiro. “El tema es que no había ni un ómnibus que te llevara, ni taxis, nada. Estaba todo cerrado”, dice. Y agrega: “La cónsul de Uruguay en Río me pasó un contacto de un taxi que había usado para otros uruguayos y me aconsejó que lo mejor era viajar a Porto Alegre y volver en ómnibus hasta Uruguay”.

De esa manera lograron llegar al aeropuerto. Una vez ahí, mientras él hacía la fila en una aerolínea para buscar un vuelo hacia Porto Alegre, ella partió rumbo a Francia. “Me despedí en la fila, sé que va a pasar tiempo sin verla y es difícil”, sostiene.

Ella llegó a su casa en Montpeyroux, un pueblo al sur de Francia. Y él pudo conseguir un pasaje interno hacia Porto Alegre. “Ella recién llegó y yo ya estoy en un hotel cerca de una terminal”, cuenta. Desde ese hotel, Rydel cuenta a El País que “mañana (por hoy) llegará en ómnibus a Montevideo”.

En ese mismo ómnibus viajarán otros uruguayos que no pudieron conseguir un vuelo. 

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