Deporte en la cárcel
Pablo Cuevas inauguró ayer una cancha de tenis en la cárcel de máxima seguridad.
A las 14:00 horas de ayer, el tenista uruguayo Pablo Cuevas entró al Penal de Libertad, una de las cárceles de máxima seguridad que existe en el país. Lo hizo para inaugurar una cancha de tenis —que fue bautizada con su nombre— y que desde hoy podrá ser utilizada por los presos.
La iniciativa surgió hace unos meses por parte del profesor de educación física Daniel Grau, junto al Ministerio del Interior.
La puesta a punto del lugar requirió intensas semanas de trabajo, ya que el espacio funcionaba como basurero y estaba lleno de escombros y piedras. "Costó pero salió; fue todo a pulmón: tuvimos que sacar muchos escombros y muchas piedras con carretilla, pala y pico. Limpiamos toda la zona y cortamos el pasto para que quedara más prolijo", contó Marcelo (26), uno de los reclusos que participó en la iniciativa.
Debieron también aplanar la tierra y las autoridades habilitaron que entrara una máquina para retirar el grueso de los desechos. Aunque no quedó completamente lisa como a ellos les hubiera gustado, "se puede jugar bien", dijo Marcelo.
Con un hojita, donde tenían anotadas las medidas de la cancha profesional, los reclusos fueron marcando el pasto y con cal realizaron las líneas divisorias. En total trabajaron en la iniciativa más de siete personas privadas de libertad. El próximo paso, según contaron, será dar vuelta la tierra y sembrar el pasto para dejar el lugar más profesional y prolijo. Para ello ya tienen las semillas que fueron donadas por Pablo Cuevas.
Tarde de tenis.
Durante la inauguración, hubo tiempo para probar la cancha y enfrentar a uno de los mejores tenistas uruguayos de la historia.
El primer valiente que se animó a jugar contra Cuevas fue José González, conocido como "Coto". "¿Dónde está el Coto que me dijeron que la tiene muy clara?", preguntó Cuevas. En ese momento apareció el hombre, con una raqueta en la mano, provocando los aplausos de sus compañeros que miraban desde unos asientos que funcionaban como gradas y lo alentaban y motivaban al grito de "¡Arriba Nadal!
Durante los primeros tantos no faltaron las bromas. Tras pegarle a la primera pelota y enviarla fuera de la cancha, Cuevas bromeó: "Mira que le tenés que embocar al cuadrado", dijo, lo que provocó las risas de los presentes. Cada punto que le hacían los reclusos al tenista era festejado con entusiasmo tanto por el autor del tanto como por sus compañeros.
Enseñar valores.
"Para nosotros que venga alguien como Pablo Cuevas a un penal de máxima seguridad es increíble. Metimos tremenda fuerza para hacer la canchita", dijo José "Coto" González (46). Según dijo, el deporte "les abre una puerta gigantesca" por todo lo que conlleva. "Por el ocio, por el hecho de estar al aire libre, y porque nos ayuda a abrir la mente. Ahí enfrente se están matando y acá estamos jugando al tenis. También esta cancha es un mensaje para todos de que si tenés buena conducta, podés disfrutar estos momentos", dijo González, quien está recluido hace 8 años por una rapiña. Le quedan dos años y medio para salir.
Para Marcelo, que hace cinco años que está en el Penal de Libertad por una rapiña especialmente agravada, que estuviera Cuevas allí "fue lo mejor".
"Era lo que queríamos y lo que más esperábamos: poder jugar con él, conocerlo, y conocer un poco más su vida. Fue increíble", destacó.
Daniel Grau, profesor de Educación Física, trabajó durante 8 años en un club de tenis. Allí fue cuando conoció a Pablo Cuevas y quedó en contacto con él. Cada vez que Grau hacía una iniciativa de ese tipo "Pablo siempre estaba pronto para ayudar". Hace poco tiempo inauguraron un polideportivo en el Cotolengo Don Orione, donde también asistió el tenista.
"En este caso también se hizo un tiempo para asistir", dijo Grau y agregó: "A veces cuando decís cárceles la gente se cierra, pero él vino. La idea, con Pablo en la cancha, es despertar en los reclusos el gusto por el deporte".
A su vez, asegura que el deporte "amortigua agresiones" y permite canalizar muchos situaciones como el estrés y el encierro. "Permite que los reclusos descargues tensiones y estén más tranquilos", dice.
Una vez por semana los reclusos tienen clase de educación física donde podrán usar la cancha pero también podrán hacerlo durante las dos horas diarias que tienen permitido salir al patio. Actualmente cuentan con 5 raquetas y un canasto de pelotas que fue donado por el propio Cuevas.
El tenista, en tanto, se mostró muy contento de haber participado de la iniciativa. "Me hicieron pasar una tarde espectacular", dijo.
"Espero que logren meter el tenis en su rutina porque es un deporte que tiene muchos valores que se pueden implementar en la vida cotidiana", dijo.
Espera que el proyecto tenga continuidad "y que el profe, dentro de unas semanas, me mande el vídeo de los chiquilines con los que compartí para poder verlos con la misma energía, las mismas ganas y la misma sonrisa que tenían hoy".