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Cincuenta años de un robo que pasó a la historia: el atraco del MLN a Mailhos

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La prensa de la época lo bautizó como “el robo del siglo”. Foto: Archivo El País

UN EPISODIO QUE SE HIZO LEYENDA

El atraco sucedió en las oficinas de Luis Eduardo Mailhos Queirolo, integrante de una de las familias más ricas del Uruguay de entonces. El botín fue avaluado en cien millones de pesos de la época.

Un sábado como hoy de hace cincuenta años, el MLN perpetraba el golpe más audaz de su accionar terrorista: el robo de 240 kilos de oro en libras esterlinas y lingotes. El atraco sucedió en las oficinas de Luis Eduardo Mailhos Queirolo, integrante de una de las familias más ricas del Uruguay de entonces. El botín fue avaluado en cien millones de pesos de la época.

La Policía recibió la denuncia en las primeras horas de la mañana del domingo 5 de abril de 1970. Poco antes, un comando tupamaro de al menos ocho integrantes abandonó la lujosa residencia de la avenida 8 de octubre y 18 de julio. Habían copado la casa y durante la noche anterior trabajaron para desempotrar una caja de caudales de más de una tonelada de peso que, por catorce años, guardó el tesoro.

“La burra” llamaron al operativo los tupamaros mientras que la prensa de la época lo bautizó como “el robo del siglo”. El episodio puso en vilo al gobierno del presidente Jorge Pacheco Areco y a las fuerzas policiales, jaqueadas por el accionar delictivo que los guerrilleros desplegaban.

El domingo al mediodía y por orden judicial, Mailhos fue detenido junto a su administrador Ulises Ferriolo. Tenía 75 años de edad y fue enviado a Cárcel Central acusado de defraudación tributaria. El lunes, el juez de Instrucción Antonio Grille lo procesó con prisión.

El origen de una fortuna.

Luis Eduardo Mailhos era el menor de los cuatro hijos varones de Julio Mailhos Baleix y el menos rico de un clan que fue en el Uruguay siempre sinónimo de riqueza y poder.

Julio, francés de origen, fundó en 1880 La Republicana, la importadora de tabaco y fábrica de cigarrillos que existe aún. Puso los cimientos de una gigantesca fortuna que figuró, en las primeras décadas del siglo XX, entre las más importantes de América del Sur. Llegó a tener el monopolio del tabaco en el Río de la Plata, a desplazar en el continente a la British American Tobacco y a exportar a Europa.

Monedas del mayor valor.

En 1929, Luis Mailhos compró en Londres 23 mil monedas de oro y dos lingotes de 13 kg. cada uno. Permanecieron en Inglaterra hasta comienzos de 1939. Ante el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, Mailhos decidió traer sus libras al Río de la Plata. Fueron trasladadas a Buenos Aires, donde quedaron en custodia del Banco Central de Argentina. En 1948, con la aprobación de la Constitución peronista, Mailhos decidió traerlas a Montevideo.

El 22 de abril de 1949 el Banco de la República autorizó el ingreso a Uruguay “para su libre disponibilidad” de las libras y los lingotes de oro, previo pago $ 1.237 de impuesto suntuario. El cargamento llegó el 4 de agosto de 1949 en un avión de CAUSA y fue guardado en el Banco Italiano, y luego se lo trasladó al Banco Comercial.

En la casona de 8 de Octubre trabajaba una decena de personas. Foto: Archivo El País
En la casona de 8 de Octubre trabajaba una decena de personas. Foto: Archivo El País

En 1956, Mailhos importó una caja fuerte y la hizo empotrar entre dos paredes de sus oficinas. Para entonces, Luis se había separado de La Republicana y llevaba adelante emprendimientos personales. Compartía la oficina con su hermano Horacio y los hijos de este.

En la casona de 8 de Octubre trabajaba una decena de personas, además de José y Araceli, un matrimonio de caseros y su hija. Seis años antes del robo, ingresó a trabajar Roberto Barbeito Fillipone, un joven de veinte años de edad y temperamento reservado.

Largamente planificado.

La noche del sábado 4 de abril, Barbeito llamó por teléfono a Araceli, para avisarle que pasaría por la casa a retirar una damajuana de vino que había olvidado. A las 21 llegó Barbeito acompañado por una pareja. La casera les franqueó el ingreso y la encerraron con su familia en una habitación.

Así comenzó “La burra”. Por el jardín que daba a la calle Colonia, ingresó un camión y el resto del comando. Con marrones y una sierra eléctrica intentaron abrir -sin éxito- la caja fuerte. Pusieron el plan alternativo en marcha. Durante horas estuvieron martillando para tirar abajo las paredes que cercaban la mole de hierro. Previamente habían violentado el escritorio de Luis en el que encontraron pesos y documentos contables. También rifles y armas de colección.

Barbeito escribió con grandes letras en un pizarrón: “Hasta la victoria siempre” y dibujó la estrella tupamara.

A una chacra de Camino de los Viñedos y Cuchilla Grande llevaron la caja fuerte. Cuando lograron abrirla se encontraron con un tesoro mucho mayor al esperado. Se repartieron el botín entre seis.

Un mes más tarde en la casa del juez Grille, los tupamaros dejaron la documentación robada con un informe en el que denunciaban presuntas irregularidades contables en las empresas de Mailhos y una carta de Barbeito a sus compañeros.

(…) “El oro expropiado será invertido en esta lucha que culminará indefectiblemente con la derrota de las fuerzas represivas que sostienen la oligarquía” decía la nota de Barbeito.

Mailhos fue sobreseído por la Suprema Corte de Justicia en diciembre de 1971. Se fue a vivir a París con su mujer.

Un episodio que se hizo leyenda
Así tituló la prensa el robo a Mailhos. Foto: Archivo El País

Se cumplen hoy cincuenta años del robo del siglo, el atraco más audaz perpetrado por los tupamaros contra el empresario Luis Mailhos Queirolo. Los guerrilleros se alzaron con una caja fuerte de más de una tonelada, que contenía doscientos cuarenta kilos de oro en libras esterlinas y en lingotes. El tiempo transformó en leyenda el episodio registrado la noche del 4 de abril de 1970. El verdadero destino del botín aún sigue siendo una incógnita.

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