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Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar

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Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar
Cuida coches, Parque Batlle, Montevideo ND 20221118, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

PARKING

Cinco cuidacoches consultados por El País dijeron que no ponen un precio para “reservar” el lugar, sino que cada cliente paga lo que quiere, aunque la cifra usual ronda los $ 100.

En Pedro Campbell y Av. Américo Ricaldoni un tramo de la calle tiene dos baldes blancos dados vuelta. Pasa un auto, pone las balizas y el cuidacoche corre desde la vereda de enfrente para sacarlos. Es un cliente que viene a usar el estacionamiento que contrató.

Parque Batlle se volvió un barrio con gran densidad de autos y pocos lugares para estacionar, sobre todo porque prácticamente no hay parkings. Entre Ricaldoni y Bulevar Artigas, al sur de Av. Italia, están los hospitales Pereira Rossell y Británico, el Sanatorio Americano, la Universidad de Montevideo, muchas oficinas y varias clínicas médicas.

Ante la alta demanda, surgió el negocio. Los cuidacoches de la zona recurren, con mayor frecuencia que antes, a “reservar” lugares para quienes van a trabajar. Es usual que Campbell, Ricaldoni, Somme e Isabelino Bosch tengan uno o dos tramos de calle con conos o baldes blancos, sobre todo en la mañana.

Cinco cuidacoches consultados por El País dijeron que no ponen un precio para “reservar” el lugar, sino que cada cliente paga lo que quiere, aunque la cifra usual ronda los $ 100. También ofrecen lavar el auto por entre $ 200 y $ 250 y uno de ellos contó que hay clientes que le dejan las llaves de sus autos para que se lo lave por dentro. Hay, además, quienes hacen las reservas antes por teléfono.

Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar
Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar. Foto: Francisco Flores

El cuidacoche que vigila la cuadra de Prudencio de Pena y Luis Ponce dijo que tiene dos clientes a quienes les reserva lugares por $ 50 o $ 100. “Lo empecé a hacer porque empezaron una construcción en la esquina y eso me sacó como tres lugares, y vi que el cuidacoche de la cuadra de al lado lo hacía”, cuenta. También dijo que la Embajada de Bolivia cedió dos lugares de la zona punteada para que también pueda ofrecerlos a sus clientes.

Quien cuida los vehículos en Campbell y Prudencio de Pena explicó que quiere infundirles “confianza a sus clientes”. Solo les reserva lugar a los médicos que tienen cirugías o consultas de emergencia. “Reservar me hace la diferencia. La gente se olvida que tengo que pagar el alquiler, la luz, el agua y comprar el surtido”, sostuvo el cuidador.

En este sentido, se quejó de que hay estudiantes de la universidad que le “sacan lugares”, no le dan nada y hasta se ríen de él. “Nos exponemos a muchas cosas con este trabajo. Si roban un auto nos pueden acusar de cómplices”, consideró.

Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar
Cuidacoches de Parque Batlle reservan lugares para estacionar. Foto: Francisco Flores

Desde la Intendencia de Montevideo dijeron a El País que los funcionarios hacen “controles rutinarios” de los cuidacoches habilitados, que hasta la fecha son 700. Si en la Unidad de Cuidadores de Vehículos se recibe una denuncia hacia un cuidador registrado, se investiga y a partir de testimonios se pueden tomar medidas disciplinarias. A esto añadieron que reservar espacios en la vía pública no es legal, pero advirtieron que controlar esto es responsabilidad de la Policía. El Ministerio del Interior, en tanto, dijo que no recibió ninguna denuncia por reservar espacios de la calle, pero sí por agresiones o amenazas de cuidacoches a vecinos. Y dijo que quien debe controlar la reserva de lugares es la intendencia.

Graciela Rodríguez, presidenta de la Asociación de Cuidacoches del Uruguay, dijo a El País que reservar lugares está “totalmente prohibido”. Aunque también afirmó que la intendencia es “muy cómoda” y que cuando hacen un planteo no hay respuesta.

También sostuvo que “a veces la gente es bastante abusiva”. Y explicó: “Dar la propina no es cuestión de obligación, es cuestión de educación y valoración por el trabajo de la persona. Es humanidad agarrar 10 pesos y decir ‘sírvase, señora’”.

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