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Vacunas contra el COVID-19 llegan a los barrios: 2.243 dosis en una sola semana

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Personas esperan para recibir la vacuna contra el coronavirus en un vacunatorio móvil. Foto: Leonardo Mainé
Gente vacunandose contra el Covid19 en vacunatorio movil para combatir la pandemia de coronavirus Sars Cov 2 en Uruguay, en Montevideo, ND 20210719, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leomardo Maine/Archivo El Pais

PANDEMIA DE CORONAVIRUS

El programa “barrio a barrio”, mediante el cual los vacunadores aterrizan en las zonas más carenciadas de la capital y sus alrededores, completó su primera semana.

Cuentan que el hombre -que sobrepasa los 70 años y el metro noventa encorvado- no paraba de llorar. Era un llanto silencioso, camuflado entre los motores de los vehículos que aceleraban en la ruta tras el peaje de Pando. Un llanto largo que duró los minutos que tardaron los vacunadores en acompañarlo hasta su modesta vivienda de Remanso de Neptunia, preparar la dosis, y administrarle la vacuna a su esposa que esperaba inmóvil. Poco después de las bodas de oro había quedado paralizada por un ACV. El llanto se extendió hasta fundirse en un sincero “¡gracias!”.

Diego García, el director departamental de Salud de Canelones, queda él también al borde del llanto cuando recuerda la emoción de aquel hombre. Fue hace tres días, cuando la sinergia entre el gobierno local y nacional llevó las vacunas contra el nuevo coronavirus a los barrios y las ollas populares del área metropolitana. Y pese a que en sus recorridas por los vacunatorios había “visto de todo”, el jerarca reconoce que “jamás” encontró un “acto de amor” como el de ese esposo a la espera de que su señora fuera (por fin) vacunada.

El programa “barrio a barrio”, mediante el cual los vacunadores aterrizan en las zonas más carenciadas de la capital y sus alrededores en busca de quienes no pudieron (o no quisieron) acceder a las vacunas, completó su primera semana con más de 2.243 inoculados.

A más del 71% de la población uruguaya ya le fue administrada al menos una dosis contra el COVID-19. Si se tiene en cuenta que hay un 15,5% de la población que es menor de 12 años, y por ende no está habilitada, el margen de crecimiento en vacunación es cada vez más estrecho. La prueba está en que menos de 2.000 personas figuran a la espera de una fecha para recibir su primera dosis.

El barrio a barrio, más allá de colaborar en la suba de ese porcentaje, es, según el director García, “el mayor programa social de salud”. Porque en esa recorrida, los referentes sociales “conversan con la gente, los comprenden y persuaden”.

En Montevideo, donde asistieron a 10 barrios, el personal de salud aprovechó para promover también la vacunación antigripal. Por fuera de las 1.600 dosis de Pfizer y 41 de Sinovac, los vacunadores administraron unas 450 vacunas contra la influenza.

Durante esta primera semana del programa, los vacunadores acudieron a barrios pequeños de la capital en los que habitan menos de 200 familias; todos ellos barrios de los municipios D y F. La semana próxima irán a las zonas más pobladas de Casavalle.

Los menores habilitados recibirán la vacuna de Pfizer. Foto: Estefanía Leal
Funcionaria de la salud prepara una dosis de Pfizer. Foto: Estefanía Leal

En el caso de Canelones, por ahora el plan se concentró en las ollas populares a excepción de unas pequeñas localidades que estaban de paso y Cerrillos.

Cuando los referentes territoriales del Ministerio de Desarrollo Social y las intendencias recorrieron las viviendas y las ollas se encontraron con una población que no ha podido agendarse, con parte de la población a la que se la ha dificultado salir del barrio (por cuidar de un familiar, por ejemplo) y con parte de la población que estaba en duda de la relevancia de estas vacunas.

“Hay veces que puede estar la voluntad del individuo de vacunarse, haber vacunatorios accesibles y medios para llegar hasta ellos y, aun así, no siempre se alcanza a toda la población”, explicó García. “Este programa social sirve, en ese sentido, para promover y prevenir en salud”.

Para quienes están más temerosos o dubitativos, los funcionarios de salud han buscado tender puentes a través de los referentes barriales. Esas personas, que conocen a los vecinos, vienen colaborando también en la tarea de acceso al territorio y la organización.

Mientras, el Ministerio de Salud Pública viene finalizando su programa de pueblo a pueblo que incluyó más de 50.000 personas del interior profundo con al menos dos dosis, y se prepara para ir “empresa a empresa”.

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