Consumo problemático

Los jóvenes estudiantes uruguayos fuman más marihuana que tabaco.

Hay más chances de que en la puerta del liceo se encuentren los restos de un porro que las colillas de un cigarro. Hay más posibilidades de que hoy un adolescente tome un ansiolítico antes de un examen. Hay más ingesta de alcohol, de éxtasis… hay tres de cada cuatro jóvenes que consumieron drogas en los últimos 12 meses.

El alcohol es, por creces, la droga más popularizada entre los jóvenes. Casi todos han bebido alguna vez en su vida; siete de cada diez lo hicieron en el último año y la mitad el último mes. Así lo revela un estudio de la Junta Nacional de Drogas, en base a una pesquisa de 2016, que ayer le fue presentado al presidente Tabaré Vázquez.

El consumo de alcohol entre mujeres creció 11 puntos porcentuales en dos años. Son ellas, a la vez, las que más han abusado de la bebida antes de cumplir los 14 años. La mitad de las estudiantes, de esas que ni siquiera alcanzaron tercero de liceo, tomaron casi un litro de vino, dos litros de cerveza o cuatro medidas de bebidas destiladas en alguna juerga durante el último mes.

La relación de los adolescentes uruguayos con la marihuana está siguiendo los mismos pasos que con el alcohol. La percepción del riesgo viene cayendo y, como consecuencia, aumenta el consumo. Dos de cada diez jóvenes de entre 13 y 17 años han fumado cannabis en los últimos doce meses; cifra apenas superior que los que fumaron cigarrillos.

Como se muestra en el gráfico, la prevalencia del consumo de marihuana tiene la forma de una pendiente que sigue subiendo desde 2003. La buena noticia, según los técnicos que elaboraron el informe, es que la cantidad de nuevos usuarios que se agregan sigue siendo la misma y no se ha acelerado. La mala es que ni la ley de regulación ha logrado revertir la tendencia —al menos hasta 2016.

Seis de cada diez estudiantes uruguayos piensan que el consumo de marihuana carece de riesgo. Y solo uno de cada diez sostiene que esta sustancia reviste "un gran riesgo". En el tabaco pasa lo inverso y, por tanto, su consumo viene cayendo desde el año 2003.

Aunque suene a obviedad, el estudio de la Junta Nacional de Drogas comprueba que el involucramiento de los padres es un factor protector. En algunas sustancias, como la marihuana y la cocaína, los hijos de padres ausentes tienen tres veces más chance de consumir que los que no.

La investigación sostiene que "entre los adolescentes que perciben que sus padres toleran el abuso de alcohol, los episodios de abuso de alcohol son mayores que en los adolescentes que entienden que los padres, por el contrario, no toleran este consumo".

Entre los estudiantes el consumo de pasta base es marginal, casi exclusivamente experimental. Pero esta sustancia es la que demanda mayor tratamiento; superando la mitad de los tratamientos del año pasado. La cocaína, que entre los adolescentes tiene una prevalencia del 2,5%, es la segunda causa de tratamiento.