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Marea verde: ¿por qué las cianobacterias no llegaron al sur este verano?

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Cianobacterias: en 2019 ocurrió la mayor floración de la historia registrada en el Río de la Plata. Foto: Leonardo Mainé

PLAYAS URUGUAYAS

A diferencia del verano de 2019, las cianobacterias casi no llegaron esta vez al sur del país. Lo saben quienes van en forma habitual a la playa, desde Montevideo hacia el este.

Un hombre sumerge uno de sus pies en algo que parece ser pintura verde. Otro lo filma y dice, con tono levemente irónico, que “así está el río Uruguay”. Se hace un silencio, dan unos pasos y entran en un largo verde en la orilla del río. “Todo verde, verde, verde”, protesta el que filma. El video circula por WhatsApp y fue grabado hace unos días. Está lejos de ser un episodio aislado este verano en el norte del país.

En las últimas semanas se detectaron “floraciones masivas, típicas de verano” en los embalses del río Negro (sobre todo Palmar) y también en la costa del río Uruguay, más que nada en Salto Grande, dice Luis Aubriot, doctor en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias y especialista desde hace más de dos décadas en estas algas tóxicas. En el caso del río Negro las cianobacterias se acumulan desde la primavera pasada, según los registros que maneja Aubriot.

Pero lo cierto es que, a diferencia del verano de 2019, las cianobacterias casi no llegaron esta vez al sur del país. Lo saben quienes van en forma habitual a la playa, desde Montevideo hacia el este. “Esta vez llegaron hasta San José, hasta Kiyú”, explica Jimena Risso, directora de la Unidad Calidad de Agua de la Intendencia de Montevideo (IMM). En Montevideo hubo episodios contados de lo que se denomina espuma de cianobacterias (o sea cuando se ve como pintura verde). No más de cinco, dice Risso, de memoria. Hubo más episodios en la costa de Colonia y San José.

Todos lo recuerdan. El verano pasado ocurrió la mayor floración de cianobacterias registrada en el Río de la Plata y en la costa atlántica uruguaya, según los datos de la Facultad de Ciencias. Hubo casos desde Carmelo en Colonia hasta La Paloma en Rocha, lo que abarca una distancia total de 500 kilómetros. El evento principal empezó el 27 de enero y siguió casi todo el verano, hasta abril.

El 5 de febrero de 2019 la gran mancha verde en el Río de la Plata tenía 1.000 kilómetros cuadrados de superficie de floración, según el estudio “Evaluación de una floración algal masiva en el Río de la Plata” que realizaron Aubriot, Bernardo Zabaleta y Marcela Achkar, investigadores de la Facultad de Ciencias. El tamaño era como 100.000 canchas de fútbol de superficie, según relató Aubriot hace unos meses en una presentación en la Intendencia de Montevideo.

Cianobacterias en Playa Ramírez. Foto: Marcelo Bonjour
Cianobacterias en Playa Ramírez. Foto: Marcelo Bonjour (Archivo)

¿Pero por qué casi no hubo episodios este verano en Montevideo y el resto de la costa hacia el este? “Las floraciones están, pero no fueron transportadas tan lejos como el verano pasado”, dice Aubriot, y agrega que la principal explicación es que este ha sido un verano con bajas precipitaciones en todo el país, pero sobre todo en el sur.

Eso ya estaba previsto, debido a que se sabía que este verano era “un año neutro” en cuanto al clima y eso en principio ayuda a que no haya tantas lluvias como otros veranos.

“Que aparezcan o no las cianobacterias en Montevideo y hacia el este está muy relacionado con el volumen de descarga de los principales ríos”, lo que a su vez está asociado al régimen de precipitaciones de verano y fin de primavera.

“Hubo muy bajas precipitaciones en el río Uruguay, en el río Negro e inclusive normales en el río Paraná”, dice Aubriot. Risso, de la IMM, coincide en el diagnóstico: “Lo que pasó es que no llovió en cantidades como para traerlas con el empuje del río a Montevideo, donde hay un frente salino”.

Por eso, tanto en los embalses del río Negro como en el de Salto Grande, “no están descargando por superficie, están turbinando agua, lo que minimiza la descarga de cianobacterias a los cursos de agua”. O sea, las cianobacterias quedan retenidas en la superficie de los embalses.

Pero hay una parte que sí pasa por el agua turbinada. El asunto es que, cuando las algas llegan a los ríos con poco caudal y muchos remansos, crecen y se desarrollan en grandes biomasas, también ayudadas por las altas temperaturas y los nutrientes elevados.

Eso es lo que han visto en las últimas semanas: inmensas acumulaciones sobre los ríos Negro y Uruguay. Pero el agua dulce “no está llegando prácticamente a Montevideo”, afirma Aubriot. “Si tenemos patrones de viento que las empujen a Montevideo, como viento del este o del sur, se pueden acercar a la costa de la capital” y eso pasó en casos puntuales.

A fines de diciembre también hubo una gran floración frente a Buenos Aires y La Plata, producto del embalse de la Represa de Yacyretá, pero no llegó a la costa uruguaya. El verano pasado hubo precipitaciones muy grandes en la cuenca del río Uruguay y también en la cuenca del Paraná. En el río Uruguay, en enero las lluvias sumaron cinco veces el caudal habitual.

Al fin y al cabo, el problema de fondo sigue siendo el mismo, eso no ha cambiado ni un poquito y que lleguen o no las cianobacterias al sur depende de los vientos y las lluvias.

Las soluciones pasan por un plan de reformas a fondo que hoy no existe. Pero los científicos son conscientes de que cualquier medida que se adopte demorará mucho tiempo en ver resultados concretos.

“Años. Demora años en hacer efecto”, dice Risso, con algo de resignación.

El debate sobre la producción agrícola

Las primeras floraciones se detectaron en Uruguay a fines de la década de 1980 y los expertos coinciden en que es un fenómeno multicausal: incide el aporte de nutrientes (principalmente fósforo), las altas temperaturas, la disminución de la salinidad en el Río de la Plata y la dirección de los vientos.

Hay diferentes visiones sobre el efecto de la producción agrícola en este tema. Para Luis Aubriot, especialista en cianobacterias de la Facultad de Ciencias, no hay dudas: la principal responsable es la actividad agrícola, que se ha intensificado en la última década, sobre todo en praderas mejoradas para lechería, cultivos de granos y frutales. El investigador menciona la aplicación de fertilizantes, pero también la siembra directa y la fertilización en superficie.

Lo que está en exceso en el suelo “es más que nada fósforo”, que termina en los cursos de agua, indica.

Pero Fernando García Préchac, director de Recursos Naturales del Ministerio de Ganadería, dijo el año pasado a El País que el 80% de los escurrimientos que llegan al Río de la Plata vienen por el río Paraná y apenas el 20% por el río Uruguay. En su visión, los productores uruguayos tienen poca responsabilidad. La lechería “es la más problemática”, admitió García, y afirmó que el problema de la contaminación por fósforo no es solo agropecuario. “El debate alimenta la grieta entre el campo y la ciudad”, indicó.

“No existe un plan” oficial en el río Negro
Cianobacterias en el río Negro. Foto: Víctor Darwin Rodríguez

¿Qué hace el gobierno para enfrentar el problema de las cianobacterias, fundamentalmente en la cuenca del río Negro? “No hay un plan de acción armado, estructurado y aprobado, como el de la cuenca del Santa Lucía”, responde Lizet De León, jefa del Departamento de Evaluación Ambiental Integrada de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). “Estamos trabajando pero no se ha puesto en marcha. Lo que hay es un proyecto”.

Sin embargo, en marzo del año pasado Presidencia informó a través de su web que el Gobierno había comenzado a aplicar el plan de acción ambiental para el río Negro, con una inversión de casi 17,9 millones de dólares. Tenía un desarrollo previsto a tres años y “la aplicación inmediata de acciones englobadas en cinco ejes temáticos y cuatro programas transversales”.

¿Qué se debería hacer para enfrentar el problema de las floraciones masivas de cianobacterias? “Es un trabajo que requiere muchos acuerdos y negociación entre varias instituciones. Y se está haciendo. Pero requiere negociación y cuando sale es porque hay un trabajo técnico y político atrás”, dice De León, algo enigmática. “Nosotros proponemos cosas en base a resultados de los monitoreos pero lo que se decide y aplica es en otro plano”, agrega.

La técnica explicó que sí hubo un trabajo de varios meses de un equipo de investigadores que identificaron “las acciones para la formación de recursos humanos y actividades para prevenir y revertir el problema de las cianobacterias en todo el país”. Hay un documento que se hará público en los próximos días y será una suerte de hoja de ruta para intentar aplicar en la próxima administración.

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