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La explicación del atraso en la vacunación en el Antel Arena y la reacción de los vacunados

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Vacunación en Maldonado Foto: Ricardo Figueredo

COVID-19

Falta de custodias para el traslado de las dosis de Pfizer llevó a una hora y media de demoras en la vacunación.

Una mujer de entre 70 y 79 años llega a las apuradas. Camina tan deprisa que el paraguas no la resguarda de las lluvias y que sus botas beige parecen un marrón oscuro de tan empapadas que están. “¿Esta es la fila para 13 y 45?”, pregunta exaltada, con las mismas ansias que los fans de una banda de rock tienen por ocupar su lugar en la cola previo a un show. Lo que no sabe -aunque no tardará mucho en enterarse- es que solo pasan dos minutos de la una del mediodía y al vacunatorio del Antel Arena recién están ingresado los que tenían turno para las 11:45 horas.

La cámara que el portal de streaming Vera tiene situada desde la altura de un poste en la intersección de las avenidas Varela y Larrañaga lo registró todo: la explanada de entrada del Antel Arena perdió durante la mañana el color grisáceo del hormigón visto del suelo y acuñó la policromía de los paraguas de la multitud que esperaba su hora de vacunación.

Los custodias que debían acompañar las dosis de Pfizer en su traslado al Antel Arena se retrasaron en la entrega al Fondo Nacional de Recursos, donde ayer fueron vacunadas las personas con hemodiálisis y trasplantes. La demora inicial superó la hora y media, aunque hacia las primeras horas de la tarde cobró su ritmo habitual y ya sobre la noche la cámara de Vera dejaba ver la explanada con solo un puñado de gente.

Teresita -de “75 años para 76”, aclara orgullosa- está feliz. “Esperaba este momento y la lluvia o la demora no me lo irá a opacar”. Dice que, a su edad, “lo importante es estar vacunado”. Y agrega: “Al final somos nosotros mismos los que nos quejamos por cualquier cosa”.

El subsecretario de Salud, José Luis Satdjian, se hizo presente para reencauzar el “caos”. Colaboró en la apertura de nuevas ventanillas de inscripción y en el desdoblaje de algunos vacunatoriosa efectos de acelerar el ritmo. Dijo: “Tal como fue anunciado, comenzamos en abril a vacunar a las personas mayores de 70 años, que son quienes tienen más riesgo de ingresar a CTI en caso de contraer la enfermedad. Tenemos que seguir con este ritmo, y en donde se pueda aumentar la cantidad de personas vacunadas”.

En el ingreso a la platea oeste, a la vuelta de donde el subsecretario intenta reacomodar a la fila, una voluntaria de la Cruz Roja anuncia: “Entramos los que tenemos turno a las 12... sin apuro y manteniendo distancia”. Tiene una voz potente, como las de los actores de teatro, que traspasa la doble tela del tapabocas y el protector de plástico tipo soldador. Hasta los adultos con mayores dificultades auditivas se dan por enterados.

Según el último censo, uno de cada 10 adultos mayores padece una discapacidad. La cifra se eleva si se consideran aquellas dificultades leves para la movilidad. El ingreso lateral está reservado para ellos. Se prestan sillas de ruedas y hay asientos para que la espera pueda hacerse bajo techo.

En la entrada principal -la que se observa desde la cámara de Vera- las largas filas de adultos (y sus acompañantes) hicieron que la mayoría debiera esperar bajo la lluvia. Pero en lo malo, otros ven lo bueno: Teresita estaba feliz de que se iba a vacunar y Julio festejaba que podía vender paraguas a $ 250.

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