MARCHA DE LA PANDEMIA
Durante el mes de junio el 46% de las muertes por COVID-19 no ocurrieron en centros de terapia intensiva.
El Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) reportó ayer que se realizaron 5.981 test y se detectaron 315 nuevos contagios por coronavirus. Hubo 8 fallecimientos por COVID-19 en todo el país, la cifra más baja desde marzo.
Los días 3, 5 y 15 de marzo hubo 8 fallecimientos diarios por COVID-19. Desde el 23 de ese mismo mes (cuando se registraron 9 muertes por el virus), diariamente el Sinae informó cifras de fallecimientos superiores a 10, llegando al entorno de los 70 en los peores momentos de la pandemia. Incluso en abril, cuando el COVID-19 ganó más fuerza, el primer nivel de atención se vio seriamente comprometido. El total de decesos en el país asciende a 5.815.
Muertes en domicilio
El martes pasado el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, fue interpelado por el Senado junto a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, para “dar explicaciones” a la oposición acerca del manejo de la pandemia del COVID-19 en Uruguay. Allí, el senador del Frente Amplio, Daniel Olesker, realizó 76 preguntas al jefe de la cartera de Salud.
La única vez que Salinas dijo “no tenemos los datos para responder” a una de esas preguntas, fue frente a la consulta de Olesker sobre la cantidad de personas que han muerto por COVID-19 en sus casas. Consultado al respecto, el ministro dijo a El País que el MSP no cuenta con la información específica sobre esto.
Durante el mes de junio el 46% de las muertes por COVID-19 no ocurrieron en centros de terapia intensiva. A pesar de que no se trata de la mayoría, sí es cierto que hay un porcentaje importante de personas que no ingresan y fallecen a causa del nuevo virus. Sin embargo, no necesariamente quienes hayan muerto fuera del CTI lo hicieron en sus domicilios. Algunos pueden haberlo hecho en una sala de cuidados moderados, en hogares residenciales o incluso en puertas de emergencia. En este sentido, el hecho del ingreso o no de un paciente a cuidados intensivos es una decisión que involucra un conjunto de razones.
El presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, dijo a El País hace algunas semanas que “el CTI es un lugar a donde el paciente va para mejorarse, no para morir”.
Por su parte, la presidenta de Sociedad Uruguaya Medicina Familiar y Comunitaria, Marcela Cuadro, dijo que a pesar de que particularmente no ha tenido casos de pacientes con COVID-19 que fallecen en sus domicilios, sí se dan “muertes en casas por otros motivos” y eso es algo que ocurre “mucho”.