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Detectan a 13.180 niños con riesgos de desarrollo en los jardines públicos

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Niños jugando en una mesa. Foto: AFP

INFANCIA

Piden diagnóstico médico para 14% de esos preescolares con falencias “severas” para aprender y crecer.

En los jardines (preescolares) públicos de Uruguay hay, al menos, 13.180 niños a los que se les acaba de detectar problemas que dificultan su aprendizaje. Unos tienen riesgos motores que van más allá de cómo toman un lápiz. A otros les cuesta relacionarse con sus compañeros, hablar o simplemente separar una palabra en sílabas. Y en ese mundo de dificultades, hay 1.878 alumnos cuyos riesgos son tan elevados que los psicólogos y maestros piden que haya un diagnóstico médico. A la brevedad.

La prueba INDI (que es más conocida por su sigla que por su verdadero nombre: Inventario de Desarrollo Infantil) se ha consolidado para detectar los riesgos de desarrollo de los niños en cuatro y cinco años de los jardines públicos. La nueva edición, al igual que la aplicada el año pasado, revela que hay un 4% con problemas severos, pero que dos tercios de ellos ni siquiera cuenta con un diagnóstico médico previo.

A diferencia de quienes tienen dificultades moderadas -muchas de ellas como un efecto arrastre de la falta de estímulos en sus hogares-, entre quienes padecen riesgos “severos” no incide tanto el contexto socioeconómico. De ahí que, según los psicólogos, es de esperar que haya ese mismo porcentaje de niños con falencias en jardines privados.

Para todos esos casos en que el riesgo es imperioso, la Facultad de Psicología de la UdelaR (que es la impulsora de la prueba) y el Consejo de Educación Inicial y Primaria pretenden que, cuando antes, se firme un protocolo de atención. ¿Qué significa? “Que una vez que se conoce el informe de la prueba, empiece a correr un plazo máximo de 45 días para que un pediatra diagnostique a ese niño”, explicó el psicólogo Alejandro Vásquez, uno de los coordinadores de la evaluación.

El pediatra es, en el sistema uruguayo, la puerta de entrada para valorar a un niño. Pero hasta ahora esa valoración suele concentrarse en el tamaño del cráneo, en cómo aumenta el peso y la altura. Los aspectos más cognitivos y comunicaciones, muchos de los cuales reflejan un trastorno generalizado del desarrollo o de autismo, suelen pasar desapercibidos.

Eso hace que recién en la escolarización se empiecen a visualizar los problemas y a veces ni siquiera, porque la maestra no es la técnica especializada. Hace un año se contaba en un artículo del diario El País que “la escuela uruguaya se parece, cada día más, a un superhéroe: allí el estudiante come, estudia, se vacuna, hace deporte, recibe una computadora y hasta un diagnóstico sobre su desarrollo. Pero al igual que los mejores titanes de las ficciones, los centros educativos no pueden con todo”. Tampoco es, necesariamente, su función.

Por eso desde Primaria insisten en que, ahora que se conocen los resultados de INDI, la “pelota está en la cancha” de los médicos. “En el interior del país esa sinergia está bastante aceitada, hay un protocolo escrito y un plazo máximo de 45 días para que haya una derivación del pediatra al especialista”, dijo la directora general de Primaria, Irupé Buzzetti.

En Montevideo, en cambio, la derivación al pediatra “viene más atrasa por la cantidad de niños y por el sistema de múltiples policlínicas”, señaló la directora. Según el protocolo, al niño se lo envía en primera instancia al centro de salud de referencia que figura en la plataforma informática Gurí. Cuando el prestador es ASSE, primero acude al médico de la policlínica de su barrio y luego puede que sea derivado al hospital Pereira Rossell.

Pese al retraso, Buzzetti confía en que antes de noviembre, fecha en que se aplicará la segunda evaluación anual de INDI, “ya haya un diagnóstico o comienzo de diagnóstico para todos los niños que tienen disminuidas dos o más dimensiones del desarrollo”.

En la educación inicial no existe la repetición. Eso hace que un niño con dificultades severas y sin diagnóstico pase de año, y cuando llega a la etapa escolar a la maestra se le hace cuesta arriba incorporarlo a la dinámica del resto de la clase. La ciencia también lo sabe: a los mismos niños que cuando estaban en nivel cuatro del jardín se les detectaron riesgos severos, se les volvió a encontrar estando en nivel cinco.

“Es importante que los diagnósticos se hagan lo más tempranamente posible y, por tanto, el objetivo es que en 2020 se extienda la prueba INDI a nivel tres”, dijo Buzzetti.

No solo eso: “en un futuro cercano deberíamos tener una conexión informática entre el centro educativo y el pediatra de tal modo que, ni bien están los resultados de la evaluación, el médico conozca la realidad del niño y pueda intervenir”.

Lavalleja, Río Negro y Montevideo: la prioridad

Bromean con que los problemas severos del desarrollo del niño son republicanos, porque no diferencian entre ricos y pobres. De hecho las evaluaciones INDI muestran que el 4,9% de los preescolares de los contextos más desfavorecidos tiene muy descendidas sus habilidades, y en las zonas más ricas desciende al 4,3% -una distancia que, según los técnicos, es insignificante. Aun así, la última prueba INDI comprueba que en los departamentos de Río Negro, Lavalleja y parte de Montevideo el porcentaje supera el 5% y a veces se acerca al 7%. En cambio en Cerro Largo, Durazno, Paysandú y Salto, el guarismo es inferior al 3%. El informe que la Facultad de Psicología le presentó al Consejo de Primaria, el pasado jueves, advierte que los varones presentan más dificultades severas que las niñas. Cuando el riesgo es moderado, “ahí sí es más visible la influencia del contexto socioeconómico y cultural”, dijo el psicólogo Alejandro Vásquez. “La falta de estímulos en la primera infancia, los problemas de las familias, el consumo de drogas, la alimentación y todo lo que haga al desarrollo del niño termina influyendo en los resultados. De ahí que sea prioridad los diagnósticos y tratamientos tempranos. En eso sí notamos una diferencia entre los hogares más vulnerables y los que no, a tal punto que puede que exista un sobrediagnóstico en los sectores más ricos”.

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