"Si nos vamos, nos roban todo; hay que quedarse, no hay más remedio", señala Carlos Gamarra, uno de los damnificados por las inundaciones que vive en la esquina de Laguna y Larrañaga, una zona muy próxima al río Yi.
Al igual que sus vecinos de puerta y de calle, montan estructuras de nylon en la parte superior de sus viviendas, casi siempre muy endebles, de techos de concreto de fino espesor, o de techos livianos de chapa de zinc.
"Tengo 33 años, nací aquí y no pienso abandonar el lugar", afirma, pese a que lleva más de diez inundaciones a cuestas,
Su compañera, oriunda de Canelones, acota: "Salvo que nos den una casa en el campo".
Muchos de los damnificados por la inundación temen abandonar sus viviendas por temor a sufrir robos. Otros, trasladan sus pertenencias con ellos cuando son evacuados. Muebles y otros bienes quedan depositados en las instalaciones del estadio, junto al cual se han armado las carpas para alojar a la gente.
De noche, varios vecinos que siguen en sus hogares montan guardia para vigilar sus propiedades.
La policía patrulla.
Desde que comenzaron las evacuaciones, a Policía de Durazno realiza tareas permanentes de prevención, y eventualmente interviene para mantener la seguridad en la ciudad. Se hacen recorridas diarias y patrullajes a cargo de las comisarías y grupos tácticos, deteniendo a aquellas personas que aparecen en situación sospechosa registrando las viviendas que han sido evacuadas por su ocupantes.
De noche, vecinos se turnan para vigilar que no ingresen intrusos