Gremio le declara la guerra a plan pedagógico para liceos.

Tal como está planteado hoy el inicio de cursos, acá no hay nada que esté centrado en mejorar los aprendizajes. Es más, yo diría que no les importa el aprendizaje de los alumnos. Se pretende que las instituciones educativas sean guarderías y convertir a los profesores en payasos, que nos pongamos una nariz roja para divertir a los alumnos. Somos profesores, no vamos a usar nariz de payaso", dijo ayer el secretario general de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), José Olivera.

Las clases en el Ciclo Básico de Secundaria comenzaron ayer, 15 días antes de la fecha en que suelen iniciarse todos los años. La directora general de Secundaria, Celsa Puente, junto con el presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, y el presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, visitaron algunas instituciones educativas. Hubo música y baile. Esto fue en la mañana.

En tanto, a las 12:10, diez minutos más tarde de lo previsto, comenzó una reunión entre las autoridades sindicales de Fenapes y la directora Puente, en la que el gremio planteó una larga lista de reivindicaciones, y expresó desacuerdos sobre el modelo pedagógico impulsado desde el Consejo de Educación Secundaria (CES).

Más tarde, en conferencia de prensa, Fenapes hizo públicas sus quejas. El sindicato advirtió que el inicio de clases el primero de marzo no tiene sentido, entre otras cosas porque quedaron una gran cantidad de horas libres, debido a que la designación de cargos todavía no está resuelta. También señalaron que se niegan a utilizar un manual, preparado por Secundaria, que pretende ser el primer paso para la adaptación de los alumnos que llegan desde sexto de escuela, debido a que este tiene "errores de contenido pedagógico", sostuvo Olivera.

El País intentó comunicarse ayer con Puente y con el consejero Javier Landoni para saber su opinión ante todo lo denunciado por el sindicato, pero no obtuvo respuesta.

Los profesores también se expresaron en desacuerdo con una disposición de Secundaria que obliga a las instituciones a mantener a los alumnos dentro de los centros, pese a que tengan horas libres. La presidenta de Fenapes, Virginia García Montecoral, señaló que el sindicato pide la "derogación" de este mandato.

"Queremos aclarar que no es que nos queramos sacar a los chiquilines de arriba, todas las instituciones educativas siempre convocan a los padres y les piden permiso para que se puedan retirar cuando no tienen clases. Queremos que esto siga siendo así", expresó García Montecoral. Y prosiguió: "obviamente que si tienen una hora libre, se los atiende; ahora, si lo que tienen son tres horas libres y en vez de a primera entran a tercera, es obvio que es peor para el chiquilín estar ahí sin hacer nada".

Olivera, en tanto, se quejó por otra disposición de Secundaria que "obliga", según sus palabras, a los alumnos a comprar un libro de inglés que tiene un costo de 1.000 pesos, y que cuenta con un código de barras para que puedan entrar a una página web. Según sostuvo, esto es parte de un "plan de privatización y mercantilización de la educación".

El secretario general del sindicato también pidió que Secundaria divulgue el costo de los materiales didácticos que se repartieron para usar con los alumnos de primer año.

Consultados por El País sobre si estos 15 días extra de clase no servirían para nivelar el rendimiento de los alumnos, luego de que el año pasado se perdieran 23 días por paros en Montevideo, Olivera opinó que "más días de clase no quiere decir mejor aprendizaje".

"No hay correlato entre el tiempo pedagógico y el tiempo cronológico. Yo puedo tener 280 días al año con los alumnos, a los estudiantes dentro de la institución educativa, pero el aprendizaje no mejora porque no me dedico a las tareas que me tengo que dedicar", sostuvo el líder sindical.

E insistió: "Acá se está centrando mucho en la concepción de institución educativa como una especie de guardería, como una especie de colchón social que tiene que amortiguar las consecuencias de un modelo social que es injusto y genera marginación y pobreza".

Sindicatos no dan tregua