Publicidad

Zuasnabar: "Si el Frente Amplio no está asustado, tendría que estarlo"

Compartir esta noticia
Ignacio Zuasnábar, director de Equipos Mori. Foto: Fernando Ponzetto.

LA ENTREVISTA DEL DOMINGO

Ignacio Zuasnabar, director de Opinión Pública de Equipos Consultores.

De cara a su sexta elección presidencial analizando la opinión pública, Ignacio Zuasnabar (45) advierte el surgimiento de un grupo antipolítico. Si bien aún es incipiente, cercano al 10% del electorado, su crecimiento puede incidir en el sistema político uruguayo. Por ahora, la foto muestra un Frente Amplio “debilitado” y “sin una agenda tan potente” que definirá la elección con un Partido Nacional que “apenas” logra cautivar a los desencantados.

—¿Cuán bisagra es el Mundial para el futuro político?

—En términos de opinión pública no va a ser bisagra. Está sobredimensionado, por algunos, el efecto que genera el fútbol sobre el ánimo político. Puede haber algún efecto puntual, aislado, pero más bien asociado a grandes éxitos o grandes fracasos. Hubo una experiencia muy reciente, el Mundial (de Brasil) 2014, fue en plena campaña electoral y no tuvo ninguna incidencia electoral. Está claro que el día después de un gran triunfo, el ánimo es distinto a que si hubiese sido una derrota. Pero eso no significa que haya tanta influencia como a veces se comenta.

—¿En los tiempos, en la definición de candidaturas, sí será bisagra?

—El Mundial sí tiene un efecto distractor. Mientras la Selección avance, es muy difícil agendar temas, la atención del público está en el fútbol.

—¿Entonces no corre esta frase de "si Uruguay sale campeón al Frente Amplio no lo saca nadie del gobierno"?

—Claramente no. La permanencia o cambio de gobierno no va a depender de un resultado deportivo. Esas visiones, casi mitológicas, a mí hasta me llegan a molestar. Hay cierta subestimación del electorado uruguayo.

—¿Qué es lo que pesa en el uruguayo de hoy para elegir tal o cual partido?

—Hay elementos que son estructurales, tienen que ver con las ideologías y las identidades partidarias. Estas siguen grandes anclas en el comportamiento electoral, aun cuando hoy esté más cuestionado el sistema político. Una buena parte de los votantes tienen un comportamiento rutinario, siempre votan al mismo partido o dentro de un espectro similar. No es necesariamente un tema de tradición, sino de sentir que determinado partido representa mejor los valores que uno tiene. Después la gente vota según quiénes sean los candidatos; los valores se traducen en alguien que los represente. Entra la confianza, las emociones que genere ese candidato. Un tercer componente son las cuestiones más evaluativas: siento que la situación va bien o no, cómo veo la economía, la seguridad, la educación. Y, por último, están los efectos de la campaña de medios, los actos, las propagandas.

—¿El "caso Sendic" tendrá su peso electoral?

—Pesa como parte del conjunto de valores. Algunos electores frenteamplistas han visto que, a raíz de este caso, sus valores no están reflejados en el Frente Amplio.

—¿Qué margen hay para que aparezcan candidaturas inesperadas?

—Que aparezca es posible, pero es muy difícil que logre posicionarse como para ganar una elección. Estamos en un momento distinto de la política uruguaya. Se ha generado un discurso antipolítico. Hay un sector del electorado que no está satisfecho con la marcha de los partidos políticos y que puede verse tentado por nuevas alternativas. Pero estamos hablando de un electorado que está en un 10%; con eso no ganás una elección.

—Este incipiente grupo antipolítico, ¿es tierra fértil para el nuevo populismo estilo estadounidense?

—Cuando estos procesos decantan, crecen muy rápido. Más que compararse con Estados Unidos, hay que compararse con España. El Partido Popular y el Socialista han tenido pérdidas de legitimidad y se generan alternativas como Podemos o Ciudadanos. Su sistema bipartidista se complejizó en un proceso superrápido. Cuando empiezan a generarse señales de descontento, que en Uruguay se están dando, hay que entenderlas y no subestimarlas. No se va a dar nada extremadamente grave en la elección de 2019, pero si este discurso crece y se agrava, sí podrá tener consecuencias en el siguiente período.

—¿Hay similitudes entre los "autoconvocados" y esos procesos?

—Es distinto porque es un movimiento ciudadano que reivindica intereses, eso siempre ha habido con distintos tipos de manifestaciones. No creo que sea comparable, al menos por ahora, los autoconvocados de Uruguay con lo que fue el movimiento de indignados en España. Estamos en una fase muy preliminar de este descontento. La primera pregunta que siempre hacemos en las encuestas de Equipos es "¿cuál cree usted que es el principal problema del país?". En las últimas menciones crece la cantidad de gente que responde "los políticos" o "el gobierno". Para este grupo ya no se trata de que el político no solucione los problemas, sino que el político es el problema. Si este grupo crece al 20%, estamos ante un problema.

—Las encuestas muestran a un Frente Amplio debilitado, ¿cuándo ha comenzado ese quiebre?

—A los pocos meses de haber empezado el gobierno, en 2015, ya hemos encontrado al Frente Amplio sistemáticamente por debajo del 40%. Es un resultado que el FA no tenía. De hecho en la campaña de 2014 hubo un momento muy impactante, cuando el Frente marcó 39% y la hoy vicepresidenta (Lucía Topolansky) dijo "el susto despertó al mamado".

—Además, por primera vez desde fines de los 90, los blancos empatan al Frente Amplio...

—Sí, aunque está dentro del margen de error. Hace por lo menos dos años que está estable una situación de empate técnico entre el Frente Amplio y el Partido Nacional.

—¿Es un escenario de real riesgo para que el Frente pierda el gobierno?

—Para el Frente Amplio la elección que viene es más riesgosa que las anteriores. El trecho que tiene para captar en los meses que quedan es mucho mayor que a iguales fechas de campañas anteriores. Está peor que en 2013, que en 2008 y que en 2003.

—¿Hay señales de que "el susto despierte al mamado"?

—Si el Frente Amplio no está asustado, tendría que estarlo.

—¿Cuáles son los errores del gobierno para haber caído del umbral del 40%?

—La caída electoral del Frente Amplio no es solo atribuible al gobierno de turno. Hay algo que es natural que es el haber gobernado durante tanto tiempo y el desgaste que eso genera. El desencanto surge, en parte, porque en la sociedad emergen problemas nuevos. Muchos de ellos generados por logros del propio Frente Amplio. Durante esta década hubo una reducción de la pobreza, de la indigencia. Esa gente empezó a acceder a servicios. Esa misma gente comienza a plantearse nuevas expectativas. Si el Frente Amplio quiere ganar, no tiene que señalar tanto lo bien que resolvió las viejas problemáticas, sino cómo generar soluciones para las nuevas.

—Dicen que la mayor oposición del Frente Amplio es el propio Frente Amplio. ¿Es así o la oposición tradicional ha jugado algún rol?

—Las dos cosas. El Frente Amplio tiene divergencias internas como las han tenido todos los partidos a lo largo de su historia. Los partidos uruguayos son catch-all (atrapa todo), tienen un abanico electoral amplio, y eso es una fortaleza. Los partidos tradicionales también han jugado su rol, sobre todo en remarcar algunos puntos que a la gente le está molestando.

—¿El crecimiento de los partidos "chicos", incluyendo al Colorado, es contraproducente para el Frente Amplio?

—El crecimiento de cualquiera es contraproducente para todo el resto. Depende de dónde se nutran. Los votos que se van del Frente Amplio los están captando muy marginalmente los otros. El Partido Nacional tiene un 2% de gente que lo votaría y en la elección pasada votó al Frente. Un poquito el Partido Independiente y de la Gente. Son números muy pequeños. Lo seguro es que se ven dos partidos (Nacional y Frente Amplio) que están con un 30%, ambos con una diferencia amplia del resto y que salvo un hecho excepcional van a estar disputando la elección. Pero a ambos les queda un tramo largo para ganar la elección. Es difícil que con niveles de 30%, a esta altura, puedan aspirar a tener mayoría parlamentarias. Y el triunfo en segunda vuelta con seguridad se dé fruto de alianzas con partidos más pequeños.

—La seguridad se volvió a instalar en el debate. ¿La permanencia de Eduardo Bonomi se refleja en el descontento con la gestión?

—Más allá de las personas, lo que los ciudadanos quieren es que las cosas se solucionen. En 2017 había descendido la crítica a la gestión en seguridad y desde diciembre de ese año volvió a revertirse.

—Sin embargo mejoró la aprobación de la gestión en los últimos meses…

—Es que no tiene que ver solo con la seguridad. La seguridad es un ítem más. La persistencia a la no solución de una parte del problema, sí es parte de la disconformidad.

—¿Ya no existe el Uruguay de dos bloques?

—Hay una lógica de dos bloques, menos marcada que en la elección pasada. Muchas veces se usa la imagen de un muro, que dificulta el pasaje de uno a otro "bando". Hoy se ve un muro con ciertas grietas que facilitan las filtra-ciones.

—El primer gobierno del FA había tenido buques insignia que le daban rédito (Plan Ceibal, tabaquismo…), ¿los tiene ahora?

—El sistema de cuidados recién se está dando a conocer y parece estar empezando a dar rédito. Lo claro es que el Frente no ha logrado imponer una agenda tan potente como lo venía haciendo. Es un problema generado porque cumplió con lo que había prometido. Después el Frente no es el mismo. Es un partido afectado por discusiones éticas y desconfianza.

"El tema género estará presente en la elección"

n—José Mujica puede que sea candidato, Danilo Astori aún no definió, Julio María Sanguinetti lanzó su sector, ¿qué nos dice esta "gerontocracia" del sistema político?

Que Uruguay ha tenido grandísimos líderes políticos. Es muy difícil establecer los tiempos de retiro. El electorado no castiga la alta edad de los candidatos. Puede tener dudas, más bien para el cargo de presidente, si votar a alguien cuando hay evidentes limitantes de salud. Para los cargos del Parlamento ni siquiera esto influye tanto. Es mucho más importante la confianza que genera el candidato, las emociones.

—¿La baja edad sí se castiga?

Sí. Somos una sociedad envejecida. Es difícil que alguien triunfe si tiene menos de 40 años. De hecho el buen desempeño que tuvo Luis Lacalle Pou en la última elección, rondando los 40 años, ha sido sorprendente para alguien de su edad.

—¿Tendrá influencia el tema género en la campaña uruguaya?

Sin lugar a duda. Estamos ante un potente cambio cultural.

—¿Es viable una fórmula presidencial sin una mujer?

Es muy simplista hablar de fórmulas cuando estamos ante un cambio cultural enorme que no tiene vuelta atrás. Si un partido pone barreras de género o no tiene mujeres va a ser muy mal visto, más allá de su fórmula. Si hacés una fórmula que incluya una mujer, pero lo hacés como una cuestión de maquillaje y no de convicción de fondo, puede que no te dé resultado favorable alguno. El tema género estará presente en la elección. Sería imposible no atenderlo, pero no como una cuestión de oportunismo electoral sino como representación de lo que sucede en la sociedad.

—¿Te molesta cuando Tabaré Vázquez dice que no les cree a las encuestas?

Para nada, lo dicen muchos políticos de muchas formas. Vázquez dijo que las encuestas se han equivocado, en Uruguay y en el mundo, que las muestras no tienen tanta precisión como otros métodos científicos. Yo comparto lo que dice la argumentación, pero es discutible el titular, el "no creer en las encuestas". En todo caso no tenemos que tomar las encuestas como elemento tan preciso como las habíamos tomado en el pasado. Eso sí, son el método que tenemos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad