fernando pereira

Esta semana el Poder Ejecutivo presentó a los líderes del PIT-CNT el proyecto de Rendición de cuentas que enviará al Parlamento. Luego del encuentro el presidente de la central se refirió a la situación salarial del país en Desayunos Informales. ¿Dijo la verdad?

La década de los noventa fue otro de los momentos recientes de crecimiento económico del país. La década de los ´80s se caracterizó por dificultades económicas, principalmente relacionadas al contexto regional e internacional; hacia fines de la misma el PIB estaba estancado, y la inflación y el déficit fiscal eran altos. Aún así, en los primeros siete años de la década de los noventa la economía uruguaya experimentó una fase de crecimiento, siendo interrumpida en 1995 por el u201cefecto tequilau201d (crisis económica mexicana) y finalmente contraída por la devaluación de Brasil en 1999 que provocó una significativa caída de la actividad (Bértola, 2014; Mordecki, 2017).

En términos de indicadores estas tendencias se observan a través de la evolución del Índice de Volumen Físico (IVF). De acuerdo con datos del Banco Central de Uruguay, el IVF crece desde 1990 hasta 1994, cae en 1995 posiblemente por la crisis de México, y retoma un crecimiento constante entre 1996 y 1999. En toda la década, la actividad muestra un crecimiento del 37%.

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Por otro lado, la evolución de los salarios puede observarse a través del Índice de Salario Real que elabora el Instituto Nacional de Estadística. La tendencia es igual a la del producto, observándose un crecimiento en los primeros años de la década, una caída en el ´95, y un repunte hasta el ´99. En estos años, los salarios públicos crecieron más que los privados. En términos generales, en los noventa el salario real creció un 13,7%.

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El líder del PIT-CNT, Fernando Pereira, se refirió al crecimiento del país en los noventa, afirmando que el producto creció 40% y los salarios 9%. Según cifras del BCU y del INE, en esos años la actividad creció un 37% y los salarios un 13,7%. Esto indica que sí hay una distancia entre ambos indicadores, pero menor en magnitud a lo que plantea Pereira. Por lo tanto, la afirmación es Inflada.