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Sergio Guarteche: “Olvidamos la esencia del trabajo policial, la prevención”

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"Es un grave error usar solamente una estrategia como el PADO y no prevenir", dijo Sergio Guarteche. Foto: archivo El País.

ENTREVISTA

Es sumamente crítico con la actual conducción en materia de seguridad pública. Sostiene que se debe volver a las comisarías y a una estrategia integral de prevención. Critica los choques entre los distintos operadores del sistema de Justicia y propone un pacto de todos los partidos.

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Sergio Guarteche es comisario mayor retirado, fue jefe de Policía de Canelones y de Durazno, director del Programa de Policía Comunitaria y de Gestión de Calidad. Hermano del fallecido director nacional de Policía, Julio Guarteche, de quien asegura se ha olvidado su legado como reformador de la Policía Nacional. Es sumamente crítico con la actual conducción en materia de seguridad pública. Sostiene que se debe volver a las comisarías y a una estrategia integral de prevención. Critica los choques entre los distintos operadores del sistema de Justicia, atribuye a la pérdida de cuadros policiales calificados los bajos índices de esclarecimiento de hechos delictivos y propone un pacto de todos los partidos.

-Existe un gran problema con la elevada cifra de homicidios, 414 a año cerrado, tomando esto como punto de partida ¿por dónde cree que ha fallado el trabajo policial para llegar a esto?

-Justamente, lo que ha faltado es el trabajo en prevención. Hemos focalizado la disuasión y la represión, tenemos todo un sistema disuasivo-represivo, eso se ve claramente porque la asignación de recursos está ahí. Tenemos PADO (Programa de Alta Dedicación Operativa), tenemos GRT (Grupos de Respuesta Táctica), tenemos la (Guardia) Republicana, y hemos olvidado la esencia del trabajo de la Policía que es la prevención. La prevención pasa por información e inteligencia, gestionar riesgos, trabajar integrados con la población, tomar la problemática que existe en cada barrio y trabajar en forma incluyente. Se trata de incluir a la gente que está viviendo los problemas, ahora tenemos a la Policía alejada de la comunidad y eso es un grave error porque estamos pagando esas consecuencias. Yo puedo decir que el noventa por ciento de los delitos que nosotros aclaramos como policías es gracias a la información que recibimos de la población. Entonces, al alejarse de la población se pierde una rica información, pero además el trabajar con la población es fundamental en el sentido de ganar confianza, ganar respeto. Hoy el respeto a la autoridad de la Policía se ha perdido completamente. Entonces tenemos, en principio, un sistema de seguridad que está peleado entre sí, el sistema judicial reclama mayor protagonismo que no se lo está dando el Ministerio Público, y el Ministerio Público se encuentra desbordado por el volumen de trabajo que tiene y no da respuesta a lo que está reclamando el Ministerio del Interior.

-¿Se refiere, por ejemplo, a un reciente diferendo en el que se reclamó que la Policía no puede interrogar a un sospechoso, solo puede hacerlo el fiscal, o si el fiscal lo autoriza?

-Hicieron cambios radicales en la intervención policial y eso golpeó fuertemente a todo el sistema, porque realmente no se hizo un proceso para ir tratando las realidades que hoy tenemos. Están tomando decisiones que hasta causan risa, o son patéticas, son increíbles. Los fiscales dicen nosotros estamos atados a esto, es el sistema que nos impone ciertas reglas, pero me parece que hay también decisiones individuales o particulares de los fiscales que le están errando mucho. Y eso está impactando, justamente, en el trabajo policial.

-¿Qué opina de la nueva reestructura que centraliza a nivel nacional todas las áreas de investigación, desde drogas a inteligencia, crimen organizado, científica; cree que es adecuado?

-No lo tenía en conocimiento, pero justamente estamos fallando en eso, porque la prevención es información e inteligencia. Si nosotros no trabajamos en información no podemos pretender obtener resultados. Hay muchos factores que tendríamos que analizar, tenemos que recuperar el protagonismo de la comisaría, que para la Policía es la unidad de referencia, es donde el policía se forma realmente. El policía tiene seis meses en la escuela, aprendiendo, pero realmente se forma como agente en la comisaría, que es donde se desarrolla, crece y madura. Es un grave error haber anulado las comisarías, uno de los graves errores que se han cometido. Otro grave error es usar una sola estrategia como es el PADO, que es como la sábana corta. Va a un barrio, quince días, lo “copa”, por supuesto que se miente porque se baja el índice delictivo en ese barrio por ese período, pero se retira el PADO y vuelven otra vez. Otro grave error es haber puesto una meta de 30% de baja de las rapiñas, una meta política sobre una meta profesional. Yo se lo dije personalmente a (director nacional de Policía, Mario) Layera: espero que no haya sido sugerencia tuya, porque es imposible, sabés que te sueltan diez rapiñeros y en un día cometen cuarenta o cincuenta rapiñas. Los individuos pasan de la euforia que les produce la pasta base a la disforia enseguida y necesitan consumir, entonces salen a rapiñar de nuevo. Yo siempre doy este ejemplo: se te hizo un agujero en el mosquitero de tu puerta y vos te ocupás todo el día de correr las moscas o en matar las moscas, y no en cerrar el agujero. Eso es gestionar riesgos, trabajar en las causas del delito.

-¿Y qué modelos son, cree usted, los más adecuados?

-Yo concurrí a España a un curso de planificación estratégica en el 2005, había 17 países de Latinoamérica. En aquel entonces yo era jefe de Policía de Canelones. Ahí tomamos la experiencia del triángulo norte: Guatemala, El Salvador y Honduras. Los españoles nos decían: señores, de acuerdo a lo que han expuesto pronto les va a llegar esta realidad, porque ya son terreno fértil vuestros países. Ya teníamos una sociedad que venía decayendo, eso nos dijeron en 2005. Pero en 2008, en una conferencia que nos da un grado cinco de la Facultad de Química, en la sala Lumiére de Canelones, nos dijo: pronto habrá cientos de locos haciendo atrocidades en las calles por causa de la droga. Y eso fue algo profético, él hablaba de las drogas en forma genérica, y es así: comenzó con el aumento de las sustancias, comenzaron las guerras entre los narcotraficantes y aumentó todo tipo de delitos.

-En una entrevista que su hermano nos concedió al cerrar el año 2008 le preguntamos qué podíamos esperar para el año venidero y él dijo que el aumento del tráfico de cocaína y la aparición del sicariato. ¿Habían hablado de esos temas ustedes?

-Yo hablaba muchísimo con mi hermano, él no tenía mucho tiempo para estudiar porque estaba imbuido de su trabajo, pero yo tenía todo el tiempo para estudiar y para analizar todos los aspectos. Le decía a mi hermano: “mirá, ustedes están metidos en tremendo laburo, ¿pero quién está arriba analizando la situación para mejorar estos procesos sobre los que están trabajando?” Tanto para analizar la situación social como la evolución delictiva, necesitamos a alguien de afuera que esté mirando. Y él me dijo: “mirá, realmente no podemos, es tanto el volumen de trabajo que tenemos que es imposible”. Hoy lo que está faltando, justamente, es en parte análisis serio, responsable, y rever las políticas que estamos utilizando. Que hoy día tenemos una política que hemos implementado durante tiempo, años, y tenemos como resultado que todos los rubros delictivos y de violencia se dispararon. Tendríamos que reflexionar, parar un poco la máquina y empezar a rever lo actuado, sentido común, dejar de lado el orgullo y dejar de culpar a los demás y ver qué hicimos mal nosotros.

“Hay unos 10.525 hijos de presos creciendo en autoexclusión”

El comisario mayor (retirado) Sergio Guarteche cree que la institución policial perdió a sus mejores cuadros formados en labores de investigación criminal. “Mayormente, toda la gente experiente fue anulada en la mayoría de los cargos, se fueron para sus casas y lamentablemente se perdió todo ese conocimiento y experiencia, que era muy grande. Y estamos pagando, justamente, parte de ese proceso de decaimiento de la Policía por eso mismo, se ha puesto gente nueva”, sostiene. Guarteche está convencido de que falta en el trabajo de represión al delito un análisis más detallado de sus causas, una mirada al ecosistema en el que el delito prospera. “En un análisis serio de la situación te encontrás con un panorama de 130 mil individuos que no trabajan ni estudian, pronto van a juntarse, a tener hijos y van a pasar de 130 mil a 300 mil, ¿quién está trabajando para esa gente? Nadie. Tenemos 10.525 hijos de presos creciendo en un entorno de autoexclusión y violencia, ¿quién está trabajando con eso? Esa materia prima, hay un núcleo duro de delincuentes que entran y salen en un 66 por ciento de las cárceles, esa gente reincide permanentemente. Hoy en día hay 11 mil presos y hay un caos carcelario, donde hay una actividad criminal basada en las cárceles, donde los individuos delinquen, se capacitan, se forman, se agrupan y aprenden nuevas estrategias para aplicar en la sociedad”, analiza el exjerarca policial.

Guarteche, que actualmente asesora en materia de seguridad pública al precandidato colorado José Amorín Batlle, cree que para atacar el problema es necesaria una política de Estado acordada por todos los sectores. “Una política de Estado, mi hermano lo sugirió, pidió una reunión con todos los políticos, presentó un documento y nadie fue a esa reunión. Para que coordinaran esfuerzos, y trabajaran en conjunto con las fuerzas políticas, haciendo ver qué era lo que se venía. Y él se sintió muy frustrado en ese momento. Realmente, era un documento muy valioso, tenía muchísima información de lo que estamos viviendo ahora”, asegura.

A su juicio, dos de los ejes de esta política van por la reactivación de las comisarías como unidades básicas, y el fortalecimiento de una Policía Comunitaria o de cercanía para acentuar el trabajo preventivo. Toma como modelo cuerpos similares creados en España e Israel. “Policía comunitario no es cualquiera, aunque dentro de la institución consideran que es un individuo débil, es al contrario. Yo diría que es más fuerte porque tiene el poder de convicción, no necesita un arma para imponerse. Tengo montones de experiencias en las que, realmente, han sacado a muchachos de la droga, ¿y quién lo hace eso? Han recuperado gente que realmente está caída socialmente, y eso es de valor. Ese es el verdadero trabajo preventivo”, señala. “Consideramos un éxito policial procesar a una persona, yo a eso lo considero un fracaso social. Entonces tenemos que apostar a recuperar a toda esa juventud que hoy día pronto o tarde va a llegar a manos de la delincuencia”, reflexiona.

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Operativos mirador dan sólo magros resultados

Sergio Guarteche también tiene una visión crítica de los Operativos Mirador del Ministerio del Interior, desarrollados sobre todo en la periferia de Montevideo y parte del área metropolitana. “Ahí, justamente, está todo fallando, está fallando la inteligencia. Porque vamos a combatir el delito grande, ¿verdad? Pero cerrar una boca, como cerraron el otro día allí cerca de Casa de Gobierno, es una vergüenza. ¿Precisan 200, 300 policías para agarrar a tres o cuatro personas? ¡No, por favor! Esto es otra intervención, que realmente, no da sus frutos, no han dado los resultados que se pretende, ¡porque realmente…! Y todavía liderado por un particular, como es este muchacho Gustavo Leal (director de Seguridad y Convivencia Ciudadana). Ahí está fracasando la Policía porque no puede aparecer Leal como vocero de la Policía, son procedimientos policiales.” A su juicio los resultados de estas operaciones son comparativamente pequeños, si el objetivo es combatir organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas, la extorsión, el robo, y el tráfico de armas. “Ahí vemos otra decisión equivocada, los resultados que se obtienen son magros: una persona que está colgada de la luz o está robando agua. Entonces el meollo del asunto es otro, tenemos que cambiar esa intervención, como dije el sistema tecnológico está muy bien, el sistema humano es el que está caído y tenemos que fortalecerlo, motivarlo”, sostiene. Y para ello, argumenta, es necesario liderarlos y mejorar su capacitación.

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