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Richard Read: “El Frente Amplio en oposición es un surfista con prótesis de rodilla”

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Richard Read

ENTREVISTA

Se siente frenteamplista, pero sostiene que las estructuras del partido han espantado a la “diáspora seregnista”.

No se anda con rodeos, dice lo que piensa sin siquiera titubear. Cree que si el Frente Amplio no se vuelve a convertir en un movimiento abierto a libres pensadores, ganar otra vez no le será fácil. Del gobierno, sigue diciendo que “se comió un garrón”, pero le achaca no haber dado antes una ayuda económica a los trabajadores y las Pymes. “Se durmieron”, advierte.

-¿Se considera el más rebelde de los frenteamplistas?

-Para nada, pasa es que mi frenteamplismo nace en un contexto muy diferente. Y no tiene que ver con connotaciones ideológicas, sino con que la estructura con la que yo me formé era de coalición y movimiento, entonces daba la posibilidad a los independientes de tener voz y expresión. Hoy no pertenecer a la estructura te pone en la vereda de enfrente. Yo me siento en esa situación, en ese limbo. Pertenezco a la periferia, a una masa, por decirlo de alguna manera, seregnista.

-Y siguiendo ese razonamiento, tomando como un hecho que el FA ha dejado de ser un movimiento, ¿qué implicancias electorales tuvo esto?

-Enormes, porque se generó una diáspora. Se fueron 180.000 votos, y esto pasó porque hay 500.000 o 600.000 que no están representados en las actuales estructuras. Es una masa de seregnistas que votaron siempre por fuera de los partidos históricos que conformaron el FA, y que ahora están sin identificación. Yo soy parte de eso, soy periférico, voto al FA, pero hay otros que ya no se sienten representados y ni lo votan. Sin esa diáspora el FA no gana. Si sigue siendo coalición y deja de ser movimiento, le va a costar muchísimo volver a ganar.

-¿Y dónde cree que están los votos de esa diáspora que no fueron al FA?

-Talvise llevó muchos, fue atractivo para jóvenes de una franja de nivel económico medio alto. El fenómeno Guido Manini Ríostambién consiguió votos frenteamplistas y quizá lo mismo pasó con alguna franja del Partido Nacional. Pero el problema no es quién se los llevó, sino por qué se fueron. Hicieron el hashtag #yonolosvoté. Eso es vergonzoso, porque vos no tenés que salir a pegarle al que no te votó, tenés que preguntarte por qué no lo hicieron. El FA se tiene que cuestionar por qué en octubre no logró mantener su nicho histórico de votos. Esto debería ser el punto número uno en la futura autocrítica, que ya a esta altura del partido nadie espera.

-Hace dos semanas, en este mismo espacio, Francisco Vernazza dijo que la última derrota del FA demostró que ya se habían “pinchado las burbujas ideológicas”...

-Ni pelado ni con dos pelucas. Se mantienen ciertas burbujas. Antes era fachos y comunistas, ahora es otra cosa quizá, pero sigue existiendo la Ámsterdam y la Colombes. “Es como yo digo, sino sos un traidor”. “Yo tengo la verdad”. Se habrán roto burbujas en cuanto a los términos que se usaban antes, pero el descalificativo de un lado y del otro no se pinchó, vive y lucha. Y ha sustituido al debate ideológico. El FA cambió política por gestión, esto lo llevó a sustentar la gestión por la gestión misma cuando la rectora tiene que ser la política.

-¿Cómo ve al FA en la oposición?

-El FA en modo opositor es un surfista amateur con prótesis de rodilla.

Richard Read. Foto: Leonardo Mainé
“¿Con qué van a levantar las miles y miles de empresas que erraron? Se durmieron”. Foto: Leonardo Mainé

-¿Cómo es eso?

-Lo ves ahí, arriba de la ola y no se entiende. La tabla se le tambalea. ¡Andá a jugar un rato en la arena! Eligió un lugar de posicionamiento como oposición en el que no se logra acomodar. Pasaron 14 meses y no se supo ubicar, no asimiló la derrota, sigue pensando que la culpa es de los otros. Se puso en un lugar en el que le van a llenar la cara de dedos, porque no se puede reclamar lo que en 15 años no se hizo con la economía a favor y mayorías parlamentarias. El FA debió decir en qué le erró para por lo menos mantener a los 150.000 que no lo votaron en octubre pero volvieron en noviembre de 2019, y desde ahí arrancar de nuevo. ¡Pero se creen que están cabalgando una ola en Hawái! Ni saben lo que es una ola.

-Por lo que dice, algo que debería hacer el FA es reconstruir el ala seregnista.

-El problema del FA hoy, y en el futuro, es organizar toda esa diáspora. Y es difícil, porque no tienen un pensamiento único, son libres pensantes, a veces pueden coincidir con el Partido Comunista y el MPP, pero a veces no, no están enjaulados en un nicho. Tienen la tradición de Crottogini-D’Elía (la fórmula del FA en 1984) y se sienten independientes. Pero es difícil, los partidos políticos han perdido el liderazg. El MPP tiene Mujica, que es una usina de ideas, pero el Pepe en algún momento no va a estar. Si no hay líderes, hay que buscar construcciones colectivas, es eso lo que va a volver a seducir a esa diáspora.

-¿Ve a Carolina Cosse y Yamandú Orsi como posibles líderes del FA?

-A la señora Cosse no la conozco, porque viene más del lado de la gestión. Al canario Orsi sí, porque tiene una historia de militancia. Son perfiles distintos. El interior ha quedado muy vacío de presencia y voz frenteamplista. El discurso de 2018 y 2019 fue montevideano, muchas veces de Av. Italia al sur, y Orsi tiene una llegada en los compañeros del interior. Es temprano para hablar de elecciones, seguramente también aparezcan otros atractivos. Pero lo de los tres mosqueteros no se va a volver a dar.

-¿Los tres mosqueteros?

-Pepe, Danilo y Tabaré. O Seregni en su momento. Son liderazgos que son parte del pasado. Pienso más en que puedan aparecer colectivos. Hay que enamorarse más de la política que de los mesías.

-Ha dicho que a este gobierno había que darle una luna de miel, que con la pandemiaa cuestas no se le debería pegar tanto. ¿Sigue pensando lo mismo?

-Lo dije y lo vuelvo a repetir: asumir el gobierno y que en 15 días te aparezca esta pandemia es un garrón infame. No se lo merece nadie. Ahí no hubo una oposición que se parara firme, que construyera espalda con espalda, sin eso de andar mirando de reojo cómo se comían la piña. El gobierno tuvo una presentación pública y una salida en los primeros meses que a mí me pareció bien. Después se la creyeron, durmieron la siesta, los agarró el verano y las vacunas no aparecieron. Ahí se vino la ola y las dosis no estaban. La vacuna después vino, todo bien, y se está vacunando a buen ritmo, pero se durmieron. No me justifiquen una cosa con la otra. Por otro lado, me parece que el país tendría que haber puesto, desde hace varios meses, más plata. Hay una concepción de que como hay cinco puntos de déficit hay que ahorrar; con esa crisis no se puede, es una pretensión equivocada.

-¿Cómo vio las medidas económicas que se anunciaron en la última semana?

-El gasto de punto y medio del PIBque se anuncia ahora se debería haber planteado en diciembre. Tendrían que haberle tendido antes una mano a los trabajadores y a las pymes. Lo de esta semana está bien, pero es insuficiente. Si no se la juegan va a venir otra pandemia. ¿Con qué van a levantar a las miles y miles de empresas que cerraron y no abrirán más porque no hay consumo, porque se cayó el mercado? Se durmieron.

Richard Read. Foto: Leonardo Mainé - archivo El País
“No se puede reclamar lo que no se hizo con mayorías parlamentarias y la economía a favor”. Foto: Leonardo Mainé - archivo El País

-¿Ve una crisis similar a la de 2002?

-Nosotros con la FOEB trabajamos mucho en 2002 con las ollas populares. Era otra pobreza, otra incertidumbre, y otra concepción de sociedad. Se pedía trabajo, daba vergüenza ir a buscar el tupper con comida. Hoy tenemos otra cosa, la cultura del trabajo está más apaleada que tambor en las llamadas. Y se ha instalado una costumbre por años de Mides y asistencialismo público, y es difícil revertir los hábitos que se generaron.

-¿Piensa que se deben tomar más medidas para restringir la movilidad?

-Sí. Cuando se planteó mayor restricción del otro lado decían “medidas prontas de seguridad”, “estado de sitio”. Nadie pidió eso, capaz que algún compañero erradamente, pero no era el foco. Se dice eso para descalificar. Para que una persona acate un pedido de responsabilidad social, tiene que tener un nivel cultural altísimo. Aún en los países que tienen un nivel cultural altísimo, cuando pidieron responsabilidad social se fracasó. Pasó en Francia y Alemania. Hay un sector que resuelve por sí y ante sí. ¿Cómo no se puede entender eso? Hay gente que si no sale no come, por eso no es solo restringir, también tienen que poner más plata.

-Firmó contra la LUC, ¿por qué?

-Porque me parece que hay artículos que son lamentables, reaccionarios. No se establece la reglamentación de la huelga, sino la de los rompehuelgas. Un ejemplo: en una fábrica hay 100 personas en plantilla, 50 están sindicalizadas y 50 no. Los primeros 50 van a conflicto por un aumento salarial. Los otros siguen yendo y cobrando. Se gana la huelga, 30% de aumento, ¿se les paga a todos o solo a los rompehuelgas? A todos. Entonces, lo de la LUC es un premio al rompehuelgas.

-El Pit-Cnt se sigue mostrando muy cercano al FA, de hecho ambos son los impulsores del referéndum para la derogación de algunos artículos de la LUC… ¿Está bien que el sindicato esté tan cerca de la fuerza política?

-Son programas muy parecidos, es lógica la cercanía. Las cámaras empresariales tienen un vínculo con los partidos tradicionales. Para armar gabinetes, blancos y colorados siempre se nutrieron de la Cámara de Industria, la Cámara de Comercio y la Federación Rural. O sea, ¿está bien que el patrón sea ministro pero no que lo sea el dirigente sindical?

-Usted, que desde el sindicato de la bebida siempre has tejido vínculos con personas de todos los partidos, ¿piensa que hay manera de acercar los dos bandos, FA y coalición, y en algún momento llegar a construir políticas de Estado?

-Ese es el único salvavidas que puede tener la sociedad uruguaya. Las relaciones internacionales deberían ser una política de Estado. Pero no de amigos ni ideológica, ¡de Estado! La seguridad, lo mismo, todos tenemos que estar contra el narcotráfico. Lo otro es el tema educativo, que pasan los gobiernos y los que se perjudican son los chiquilines. Hay una legión que no sabe leer, que la queda mirando mientras los de la Ámsterdam y la Colombes discuten. Yo soy de la Olímpica, estaré más del lado de la Ámsterdam, pero soy de la Olímpica. Talvi también lo era, aunque estuviera más cerca de la Colombes. Los debates en el Senado dan lástima; en plena pandemia, con 70 muertos por día, lo que se ve es una vergüenza. Ya estamos grandes. Es hora de ir a la Olímpica.

“No alcanza luchar, hay que estudiar”

-¿Cómo vio la polémica alrededor del expresidente de Fenapes, Marcel Slamovitz, que justificó 250 faltas entre 2016 y 2017?

-En cualquier sindicato yo reivindico las horas gremiales. Nosotros en la fábrica tenemos un par de miles de horas mensuales. Me parece muy bien que los dirigentes tengan muchas horas para conocer la situación, estudiar, foguearse, entender su gremio. Lo antiguo era que uno trabajaba de diez de la noche a seis de la mañana y después tenía que ir a esperar a una oficina al gerente de la empresa, que llegaba a hablar a las once, después de ir al spa. En la bebida hay muchos que tienen 200 horas. Si están leyendo Billiken es una cosa, pero si están militando está bien. Es saludable.

-¿Por qué firma todos sus tuits con ALQLyE (Arriba los que luchan y estudian)?

-El mundo del trabajo cambió, no alcanza con luchar, hay que estudiar, prepararse. Si no estudias no vas a acceder a puestos genuinos, bien remunerados, que dignifican la vida.

-La FOEB ha abierto varios centros de ayuda a los estudiantes, ¿cómo están funcionando?

-Muy bien. Estamos por abrir el octavo en Barros Blancos. Tenemos 470 jóvenes, prácticamente una escuela entera. Hacen deberes, aprenden inglés y desayunan o meriendan.

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