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"No quiero que me lleven a tener que irme del partido"

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Fernando Amado. Foto: Darwin Borrelli

Fernando Amado

El diputado, al frente del grupo Batllistas Orejanos, fundado hace casi tres años, pide espacio en su partido. Pero a la vez no descarta llevar su propuesta a otros ámbitos, fuera del partido.

“Si vos me asfixias y me asfixias, en algún momento voy a sentir que me estás expulsando”, dijo en entrevista con El País. “Lo que pido es que me dejen trabajar. Deseo que no me lleven a tener que irme. Yo me he inmolado por el partido. Siento que es la paradoja del amor no correspondido”, declaró.

—¿Qué espacio piensa ocupar en el Partido Colorado con su grupo político?

—Es claro que busco recuperar el talante y la idiosincrasia más socialdemócrata para el partido. Algunos le llaman la pata izquierda o la izquierda batllista, el batllismo de Batlle y Ordóñez. En el diagnóstico nadie puede tener dos opiniones en cuanto a que los ciudadanos batllistas de esa impronta se fueron del Partido Colorado. La izquierda colorada ha sufrido un proceso de adelgazamiento casi hasta la extinción. Ahí nos sentimos cómodos.

—¿Sigue con la idea de competir en la interna colorada?

—Sí. Nosotros arrancamos un camino hace tiempo. El movimiento Batllistas Orejanos nació el 12 de septiembre de 2016. En 2017 en una asamblea nacional tomamos la decisión de acelerar los procesos por el vacío que había en el partido porque Pedro había dicho en abril que no sería candidato, empezaba a haber reacomodos, en fin. Nosotros teníamos el sector y algunos compañeros dijeron que tendríamos que largar antes que los demás porque éramos nuevos.

—¿Cómo ve la vuelta de Sanguinetti a la política activa?

—Voy a dar algo de contexto. Este año hubo dos hitos que marcan las dificultades que hay en el partido. El primero fue que detectamos que se hablaba por abajo acerca de encaminarse nuevamente a acuerdos con el Partido Nacional, a buscar la forma, etc. Eso nos pesaba mucho. En ese andarivel que queremos completar eso es incompatible. Mucho de nuestro planteo es representar cosas que en el partido no hay, y si de antemano el partido hace acuerdos con otros partidos a aquello no lo podemos concretar. Por eso sacamos entonces un documento donde dijimos que si el partido iba rumbo a eso, tendríamos que evaluar nuestra permanencia en el partido. Déjennos trabajar, no nos pongan muros y obstáculos para que sea una misión imposible. Nosotros pedimos que no se hicieran acuerdos hasta octubre de 2019. Y el segundo hito es la irrupción de Sanguinetti. Cuando me levanté y leí que iba a reunirse con los líderes del Partido Nacional intensifiqué mi crítica. Claramente sentí que eso era muy negativo.

—¿Este panorama le puede llevar a que abandone el Partido Colorado con su sector?

—Lo que pido es que me dejen trabajar. Deseo que no me lleven a tener que irme. Yo me he inmolado por el partido. Es la paradoja del amor no correspondido. Eso duele, genera cosas. Deseo no tener que irme. A veces da la impresión de que no se valora lo que uno hace. En los hechos me ponen más obstáculos. No pido que me regalen nada sino que no me pongan obstáculos. Lo que ha pasado este año pone muy complejo poder plasmar lo que venimos trabajando. Vamos a ver como siguen las cosas. (Irme) depende más de mis compañeros que de mí, de decidir si tengo o no tengo espacio en el Partido Colorado.

—Usted se definió como socialdemócrata. ¿Ha participado en conversaciones para integrar el espacio socialdemócrata que propone formar el senador Pablo Mieres con gente de fuera de su partido?

—Es evidente que quiero y hago lo imposible para que esa herramienta socialdemócrata sea dentro del Partido Colorado. Sería el lugar natural, si es que se puede convivir con otros sectores. Si vos me asfixiás y me asfixiás, en algún momento voy a sentir que me estás expulsando. Sin decírmelo pero con acciones. No interesa que esté ahí. Esa es la realidad que hay hoy en el Partido Colorado conmigo.

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