AL ANÁLISIS DE LOS LEGISLADORES

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Más de 500 propuestas llegaron al Parlamento en el marco del Programa de Participación Ciudadana (Propaci). Estas van desde variados planes de vivienda y de ocupación de tierras abandonadas, a sugerencias para prohibir la “ideología de género”, incluir clases de meditación en las escuelas, instaurar la castración química para violadores, suspender subsidios a ex Tupamaros y ampliar la cantidad de senadores y diputados, entre otras cuestiones.

El Propaci, que nació a instancias del presidente de la Cámara de Representantes, Martín Lema, se gestó bajo la premisa “legislar entre todos” y el objetivo es, según sostiene el legislador, “fortalecer la representación de los ciudadanos en el Parlamento”.

Los planes serán enviados a cada uno de los diputados y senadores, quienes podrán considerarlos para presentarlos en las respectivas cámaras. El País accedió a cientos de estos proyectos. Aquí algunos de ellos:

En el área de Vivienda, Territorio y Medioambiente, los pedidos son muy variados. Uno reclama “vivienda digna para el policía y su familia”, otro lo amplía y, además de casa, solicita “luz y agua legal para todos”. Este último propone sacar a todas las personas que están en los asentamientos y darles un techo, a cambio de que ellos se encarguen e pagar “una pequeña cuota” de luz y agua. “Es una forma de que nadie se cuelgue de la luz que otros pagan, y esto a UTE le sirve, sobre todo ahora por cómo están las cosas”, agrega el ciudadano.

También está el que aporta una posible solución habitacional para personas en situación de calle: se trata de la instalación de “hoteles cápsula japoneses”, que podían recibir cada uno hasta 500 personas, las que tendrían para pernoctar cápsulas “de apenas 2 metros de longitud, 1 metro de alto y 1,25 metros de ancho”.

Otro sugiere paradas de ómnibus libres de humo de tabaco y marihuana; otro “votación electrónica”, a través de una aplicación en el celular, “eliminando así todo tipo de gasto” y evitando la contaminación ocasionada por “papeles, carteles y pancartas”.

Una idea más compleja es la de aquel que advierte que se debería crear una “moneda sanitaria”: el plan es que aquellos que tengan un estilo de vida más saludable sean beneficiados con “puntos positivos” que impliquen descuentos en sus aportes o en el pago de tickets en sus prestadores de salud.

Otras propuestas son: que los conductores de ómnibus y camiones sean capacitados en primeros auxilios, que se declare “área protegida” a Cabo Polonio, que se instaure un plan de “vivienda para jóvenes que trabajan” -aunque no se aclara como funcionaría-, que “se plante un árbol en honor” de cada graduado universitario.

En el área de asuntos internos, en tanto, se propuso que “sacando el presidente y los ministros” no haya ningún otro funcionario que pueda acceder a coches oficiales, el resto de las autoridades y funcionarios podrán movilizarse solo en Uber o sino en taxis.

En este ítem los temas son muy variados, como que los profesionales paguen al Fondo de Solidaridad una cuota que sea proporcional con sus salarios, o que se pueda despedir a los funcionarios públicos, sin que estos puedan presentar ninguna queja. Este último ciudadano justifica su idea al advertir que “el Registro Civil de calle Uruguay es una cueva de malos funcionarios”.

En el casillero de Construcción, Códigos, Legislación General y Administración, una persona plantea la “derogación total de retribuciones a Tupamaros y a sus descendientes”. Y hay, también, quien aporta un plan para el desarrollo de las elecciones municipales que no fue tenido en cuenta: su idea era hacer los comicios en dos jornadas (sábado y domingo) para evitar aglomeraciones en plena pandemia de Covid-19.

Hay algunos que se contradicen: está el que quiere que no se permita votar a los uruguayos que vivan en el exterior (ni siquiera a aquellos que como ahora viajan para sufragar en cada elección), pero también el que presenta un plan para que se aumente la cantidad de senadores y diputados (pasando de 30 a 31 y de 99 a 100, respectivamente), reservando estos dos escaños extras para ciudadanos uruguayos que viven fuera del país.

Otro quiere que el Aeropuerto de Carrasco lleve por nombre Jorge Batlle y otro que se deroguen los fueros para los legisladores (hay dos proyectos en este sentido), y otro que quien se quiera postular a un cargo público tenga que “renunciar como mínimo uno o dos años antes” a otro cargo público que ostente. Uno pide que los diputados y senadores no puedan tener más de 75 años y sus suplentes hasta 50.

Un hombre propone que en caso de “separación o divorcio” la tenencia, custodia y guarda de los hijos sea compartida, “50% del tiempo” para cada uno. Y otro hombre que se habilite una jubilación para las amas de casa.

En cuanto al ítem “Hacienda” los planes también son variados, y van desde derogar la ley 17.887, que prohíbe el ingreso de vehículos usados al país, a una normativa para flexibilizar “la entrada de perfumes”. Este último proyecto lo lleva adelante una “perfumista y instagramera”.

A la otra punta de los problemas de importación, está el que reclama que los sindicatos cuenten con personería jurídica, para que tengan la obligación de presentar al Estado “informes detallados” de las actividades que realizan con el dinero aportado por sus agremiados. Otro hace una propuesta similar, pero dice que el motivo de esta es que se lleven adelante elecciones libres -con la votación por parte de todos los afiliados- en cada una de las organizaciones.

En cuanto a los Derechos Humanos, un hombre pone sobre la mesa la castración química para violadores, otro hombre pide una “regulación de las retenciones judiciales” (dice que aunque la ley marca que el pago de las pensiones por parte de padres divorciados es hasta los 18 años o hasta los 21 si el joven a cargo continúa con sus estudios, nadie controla que fehacientemente estos sigan estudiando “y entonces se sigue pagando”).

Hay quien propone que los jóvenes deportistas que representen a Uruguay puedan estudiar en modalidad online, y quienes sugieren el lenguaje de señas obligatorio en todas las escuelas y liceos. Uno opina que debería haber, y pide una regulación para esto, tiempos para la “meditación” en las aulas, y otro que haya “educación emocional”. Otro mayor “educación sexual y laica” y frente a este está el que exige que no se instruya en “ideología de género”.

En el área de Ganadería hay quien propone buscar espacios de tierra sin trabajar, y allí armar pequeñas comunidades con personas que no tengan trabajo. Que se hagan viviendas con contenedores en el mismo lugar y que incluso se haga “un salón escuela para mujeres con hijos”.

Hay otro que aporta algo parecido, un plan de “copagos” por el cual cualquiera pueda utilizar predios abandonados para cultivar a cambio de pagar una pequeña cuota al Estado.

Hay otro que presenta una tercera variante de este tipo de propuesta: la de generar cooperativas para la producción en tierras que no estén cultivadas, y que el Estado garantice la compra de lo producido dentro del mercado interno.

Lisa y llanamente alguien reclama una ley por la cual las enfermeras “sean más valoradas”, mientras que otra propone que se prohíba la venta de medicamentos en estaciones de servicio, supermercados o almacenes, para ayudar a las farmacias que, según ella, viven una situación apremiante a nivel económico.