Encuesta a académicos

A la vista de los académicos, las elites políticas "son permeables a los intereses empresariales".

Así lo revela un estudio de la Universidad de la República en la que el 78% de los cientistas sociales, politólogos y economistas encuestados consideran que los empresarios tienen "mucha" o "bastante" influencia en los gobiernos de Argentina y Uruguay. También la tienen en el Parlamento, aunque son menos los que acreditan esta influencia (65%).

El lobby a través de intermediarios es identificado por los expertos como la estrategia más frecuente para influir sobre los políticos, siendo bastante infrecuente el clientelismo político o electoral. "En el Río de la Plata el mecanismo de puerta giratoria es identificado como la segunda estrategia más potente", explicó Eduardo Bottinelli coautor del estudio. Consiste en el pasaje de empresarios a cargos políticos y de políticos a puestos empresariales.

La Asociación Rural del Uruguay (ARU) es el grupo empresarial que, según los académicos, tiene más influencia en la política. Le siguen, en este orden: la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU); la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM); la Asociación de Bancos del Uruguay (ABU); la Federación Rural y la Unión de Exportadores.

Pese a que los comerciantes son los que tienen más representación real en la política, "los sectores rurales e industriales son los que, a juzgar por los expertos, tienen mayor influencia", dijo Bottinelli.

Los académicos entienden que la evasión fiscal o las exoneraciones tributarias particulares son las principales prácticas clientelares de empresarios. En Brasil, en cambio, las coimas figuran a la cabeza; y en la región son los beneficios en las licitaciones públicas.

Para evitar que se corrompa el sistema, opinaron los expertos, es necesario "fortalecer las instituciones de control tributario" y, en segundo lugar, que los políticos hagan públicas las declaraciones juradas.

La distinción de Argentina y Uruguay frente al resto, según Bottinelli, no es en vano.

"Son los dos países con menos influencia del empresariado, menos sobredimensión de estas elites y, a la vez, son los que tienen más satisfacción con la democracia". Dicho de otro modo: en el Río de la Plata se tiende a confiar más en las instituciones políticas porque se las ve menos permeables al empresariado; pese a estar igualmente muy influenciadas.