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Pequeñas historias

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Pepepregunton

Tiene razón el gobierno cuando, en su machacona campaña publicitaria, dice que hay "pequeñas historias que construyen un gran país".

Quizá sería bueno también que el propio gobierno reflexionara acerca de todas las pequeñas historias que, a diario, son capaces de ir destruyendo —de manera gradual pero sostenida— todo aquello que al Uruguay le costó tanto construir y que alguna vez lo caracterizó.

Pequeñas historias como la de todas las mujeres a las que arrastran por la calle y les rompen la cadera para arrancarles la cartera. O como la de los uruguayos a los que cada día les roban el celular.

Historias como la de todos los comerciantes que, cansados de que los robaran, decidieron bajar la cortina. O la de quienes murieron mientras trabajaban a manos de delincuentes por 100 o 200 pesos.

Pequeñas historias de familias destrozadas por la droga. De niños y jóvenes que reciben una educación de pésima calidad, y que ya no son capaces de comprender un texto simple, o de hacer un cálculo matemático básico. De gente grande que vive en la calle mientras se gastan millones y millones en programas sociales que no funcionan y una jerarca municipal tiene el descaro de decir que las personas tienen derecho a vivir en situación de calle.

Historias mínimas como las de los tamberos que ya no pueden más. De productores que tienen el agua al cuello, piden soluciones y sienten que nadie los escucha. De establecimientos rurales asolados por un abigeato creciente que nadie combate.

Pequeñas historias que se esconden detrás de una economía estancada. Industrias comprometidas, que luchan por subsistir. Comercios en problemas en tiempos de baja de consumo. Inversiones que no llegan. Empresarios, chicos, medianos y grandes, que sienten que contratar a una persona se ha vuelto un problema y que despedir a alguien los va a enfrentar a sindicatos que van a tener el apoyo del gobierno, o al menos a una autoridad que mira para otro lado, mientras se los empuja a "negociar" en medio de paros, piquetes y ocupaciones. Y eso se refleja en decenas de miles de historias individuales de uruguayos que han perdido su trabajo y de hogares donde el desempleo golpea.

El gobierno que nos gobierna parece indiferente a esas otras pequeñas historias. No las ve, o prefiere no verlas. Cree que contando tres o cuatro historias felices, bien elegidas y filmadas, los uruguayos se olvidarán de lo que viven cada día. Y que con eso alcanzará para seguir haciendo la plancha hasta el final del mandato.

Quizá sería bueno que nos contaran también otras pequeñas historias. Las de todos los amigos y compañeros que han entrado al Estado en todo este tiempo, que mereceríamos conocer ya que son historias que estamos pagando. Y las de todos los funcionarios y dirigentes del Frente Amplio que a estas alturas solo piensan en conservar el poder, en aferrarse a él con uñas y dientes, para mantener los privilegios, un buen sueldo, un auto oficial y una oficina, sin preguntarse para qué lo quieren.

elpepepregunton@gmail

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