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La oposición lidera en intención de voto en 17 departamentos

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Encuestadoras advierten problemas en mediciones debido al "voto oculto". Foto: archivo El País.

EL PULSO DE LA CAMPAÑA

El FA retiene solo a la mitad del electorado de 2014, según encuesta de Opción.

Unos nubarrones avanzan desde el Noreste. A su paso van acorralando al Frente Amplio a sus viejos reductos: Montevideo y Canelones. Hasta el momento no se desata la tormenta, porque restan más de cuatro meses para la elección nacional, pero esta foto se asemeja al pasado.

Los meteorólogos y los consultores de opinión pública se parecen demasiado. Ambos se basan en ciencia, ambos proyectan resultados sobre fenómenos que aún no acontecieron y, cuando le erran, ambos reciben una catarata de insultos. Pero sin ellos sería mucho más difícil saber si vale la pena salir a la calle con paraguas; en lo político también.

El Monitor Departamental de Opción Consultores, realizado en abril, procesado en mayo y al que El País accedió en exclusiva, muestra aquel “fantasma de montevideanización”, ese que reflejaba que el Frente Amplio captaba el voto del capitalino, educado y, sobre todo, de las clases medias, parece reaparecer. Según este estudio, en 17 de los 19 departamentos -todos menos Montevideo y Canelones- la oposición lidera en intención de voto.

Es que blancos, colorados, independientes y otras colectividades recuperan liderazgo en el que otrora fue bastión de los partidos tradicionales: el interior, según este estudio. En seis departamentos, inclusive, captan la intención de voto de más de la mitad del electorado -56% en Maldonado, 59% en Rivera, 52% en Rocha, 56% en Treinta y Tres, 52% en Durazno y 59% en Flores.

Voto extramuros.

“Cuando los jóvenes del interior llegan a estudiar a Montevideo y se encuentran con sus futuros colegas capitalinos entre buenas migas, mates y chistes, se impone siempre una chanza: ‘¿Te vas para afuera? ¿Afuera de qué?’. Afuera de la muralla”. La socióloga María Fernanda Souza comienza así su informe de Opción Consultores y explica lo importante de analizar la intención de voto por departamento en un país que, como dicen los profes de Geografía, es “macrocefálico” y de una capital que “le da la espalda al campo”.

La vieja dirigencia frenteamplista siempre lo tuvo claro. La izquierda llegó por primera vez a gobernar Uruguay con una estrategia que implicó aquel recorrer “pueblo a pueblo” de Tabaré Vázquez, quien ya había apostado por la descentralización en Montevideo. Una vez en el gobierno apostó a acercar su gabinete al interior bajo la estrategia del Consejo de Ministros abierto.

José Mujica estuvo también en esa línea con la creación de la UTEC y la puesta en marcha de los municipios como tercer nivel de gobierno. De hecho, al líder del Movimiento de Participación Popular se le reconoce la captación del electorado más pobre y, también, el de “afuera”.

Luego, cuando Vázquez recorrió el país en su última campaña electoral volvió a decidir que más de la mitad de sus actos serían fuera de Montevideo.

¿La coalición de izquierda perdió a todos esos votantes? De cada cinco electores, uno no ha decidido su voto. En algunos departamentos, como Colonia y Salto, hay casi un tercio de indecisos. Y todo hace indicar que esos mojones serán claves si el Frente Amplio quiere consagrarse con un cuarto gobierno consecutivo o, por el contrario, si la oposición quiere lograr la alternancia en el poder.

Según el monitor de Opción, es evidente que la caída del partido de gobierno parece estar favoreciendo, especialmente, a los partidos tradicionales -o fundacionales, como se autodefinen. El Partido Nacional ganaría en 17 departamentos -12 más que en la pasada elección-, aunque en Salto está apenas una dé- cimas por encima del Frente Amplio.

Eso sí: los blancos no pudieron aún sobrepasar a la izquierda en Canelones, ese departamento que según los cientistas políticos es el termómetro de la elección. Si bien nada asegura que esa zona siga siendo válida como instrumento de medición, sí lo era hasta 2014 porque concentra “casi todas” las expresiones del país: Ciudad de la Costa y el eje de la ruta 5 se diferencian del Canelones rural y este, a su vez, del santoral.

El Partido Colorado, en términos generales, se mantiene en cifras cercanas a la última votación. Pero tiene un incentivo: la cantidad de nuevos partidos no parecen estarle quitando tantos votos y, a la vez, resta por distribuirse los indecisos. La incógnita es cómo lo afecta el ascenso de Cabildo Abierto que no se incluyó en la medición de Opción.

En Maldonado, de donde sale el precandidato nacionalista Enrique Antía, los colorados es donde más caen (siete puntos). Su recuperación parece difícil porque es el departamento con menos indecisos.

¿Es demasiado 19 departamentos?

El líder del Partido de la Gente, Edgardo Novick, y la vicepresidente de la República, Lucía Topolansky, coinciden: en el Uruguay que hay más vacas y ovejas que habitantes, no tiene sentido dividir al país en 19 jurisdicciones. Ambos sugieren reducir la cantidad de gobiernos departamentales y racionalizar los servicios lo que, a mediano plazo, se traduciría en ahorro. El ejemplo que usaron fue el de Flores, una localidad que cuenta con la misma cantidad de pobladores que algún municipio de Montevideo (25.000).

Pero mientras siga la subdivisión tal cual está, es relevante conocer los votos departamentales porque, de allí, surge el sistema representativo. Cada departamento tiene asignado un mínimo de dos diputados y el resto varía según la cantidad de votos obtenidos por cada partido. Es de esperar que aquellas zonas en las que se achicó la población, como Lavalleja o Treinta y Tres, haya también una modificación en su representación en Diputados.

Las encuestas de opinión pública que regularmente se difunden en televisión, no han permitido conocer las realidades departamentales. Por eso Opción Consultores tuvo que elaborar una muestra especial, de más de 5.400 casos, para acercarse a una foto de la coyuntura de cada zona. El sondeo lo realizó a través de telefonía celular y se ponderó por voto anterior y nivel socioeconómico.

Seguridad y empleo, un golpe tierra adentro
Gallito Luis Trabajo. Foto: Leonardo Mainé

Dicen que los uruguayos votan con el bolsillo. El devenir de la economía, en especial del empleo que es lo que adquiere más visibilidad, suele ser definitorio a la hora de inclinarse por una u otra opción política. Y en las localidades pequeñas, sobre todo en aquellas que dependen de una única industria o de los precios de la producción, la destrucción de los puestos de trabajo es donde más golpea.

La crisis del sector lácteo y la quiebra de empresas en el litoral oeste podrían explicar, según la socióloga María Fernando Souza, parte de la pérdida de electorado del Frente Amplio en la cuenca lechera y en los departamentos fronterizos a Argentina.

El surgimiento del movimiento Un Solo Uruguay, en el seno del campo, fue uno de los sacudones con los que tuvo que lidiar el gobierno de Tabaré Vázquez en lo que va del quinquenio. Y los reclamos por una reestructura impositiva han sido la muletilla de todos los discursos de los ruralistas.

Pero en ese Uruguay en que manda el “voto económico”, se le suma un problema que, aparentemente, está agitando las aguas: la seguridad.

“La guerra entre narcos sacude Minas”. Así resumían los medios de prensa el enfrentamiento de dos familias minuanas, los Acuña y los Vilches, por el dominio del mercado de la droga en la capital de Lavalleja. Eso que parecía un mal casi “exclusivo” de las grandes urbes comenzó, de apoco, a penetras también en el interior. Y a su paso trajo el miedo.

La inseguridad es señalada como el principal problema del país, en el interior también. En cierta medida, esa valoración parece estar atada a las cifras y tipo de violencia. Es que, claro está, los delitos no son un distintivo montevideano. En el libro Todo un País, Carlos Cipriani narraba cómo a mediados de la década de 1990 ya existían focos de venta de drogas en las calles circundantes a las plazas de capitales departamentales.

Según las cifras oficiales del Ministerio del Interior, el año pasado hubo 191 homicidios en el interior del país, lo que significa un aumento del 55% respecto a 2017. Eso quiere decir que, si bien en Montevideo hubo más asesinatos, la variación fue mayor fuera de la capital.

En el interior del país también se dio el mayor aumento de las denuncias de rapiña desde 2011. De hecho si se quitan los dos departamentos más poblados -Montevideo y Canelones- las rapiñas aumentaron casi 250% en ocho años.

Hace cinco años, cuando las encuestas le daban muy mal al Frente Amplio, la hoy vicepresidenta Lucía Topolansky dijo que “el susto despierta al mamado”. Pero, a juzgar por las cifras de los nuevos pronósticos, el miedo (esta vez no por la coyuntura política) podría ser clave en esa elección.

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