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La oferta "moderada" para 2024: ¿quiénes son los votantes de centro y por qué los partidos van por ellos?

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Conferencia de prensa para la presentación de Convocatoria Seregnista. Foto: Marcelo Bonjour

PREPARANDO LA CAMPAÑA

Se estima que son unos 300.000, su voto es muy volátil y por ser el botín más codiciado en cada campaña electoral, los partidos políticos se ven obligados a captar su atención.

Dicen que son unos 300.000. Y que son el botín más codiciado en cada campaña electoral. Algunos los acusan de “tibios” o de descomprometidos; otros advierten que su pensamiento crítico es el que los lleva a no casarse con nadie, a tener lo que se conoce como un voto volátil. Muchas veces uno ve a referentes políticos autoproclamándose de centro, pero no todo es tan fácil. En política no alcanza con decir que uno está parado en un lugar: los demás tienen que avalar que eso sea cierto. Hoy, tanto en el oficialismo como en la oposición, esas 300.000 almas son un desvelo constante. Aunque falta mucho para 2024, saben que no son fáciles de conquistar. Por eso es que el proceso de seducción debe comenzar cuanto antes.

De un lado y del otro del espectro político los sectores que se encargaron en 2019 de arrimar votos de centro, están en una situación algo entreverada. Empecemos por la coalición: los colorados perdieron a Ernesto Talvi (que se autodefinía como progresista y que según algunas encuestas logró que también lo vieran así; por eso consiguió capturar voluntades que antes habían sido del Frente Amplio o del Partido Independiente); en el Partido Nacional los wilsonistas se quedaron sin líder con la muerte de Jorge Larrañaga (a quien, salvo por la última elección, en la que tuvo un cambio notorio en su retórica reclamando medidas más duras para combatir la inseguridad, se lo veía como una figura más al centro que el ala blanca herrerista); y después están Pablo Mieres y su Partido Independiente (que al haberse volcado hacia uno de los lados, deberá pelear para hacer creíble su perseverancia en el centro).

En la oposición la situación es bastante parecida. El desmembramiento del Frente Líber Seregni tuvo sus consecuencias y es por eso que hoy el Partido Comunista, que apoyó junto al Partido Socialista a Carolina Cosse para que pudiera llegar a la Intendencia de Montevideo, y el Movimiento de Participación Popular (MPP), sector al que pertenece el intendente canario Yamandú Orsi, están más que nunca en el primer plano de la escena política dentro del Frente Amplio. ¿Quiénes, si no ellos, serán los que compitan luego por la Presidencia?

Eduardo Bottinelli, de la consultora Factum, lo explica así: “Lo que están haciendo” los sectores más volcados a la centroizquierda “es todo lo contrario a lo que hicieron desde 2014 a 2019”. Es decir, en ese momento se fragmentaron; ahora buscan la unión. Es por eso que esta semana Danilo Astori, Mario Bergara y Álvaro García (referentes del equipo económico de los gobiernos frenteamplistas) anunciaron que no están más separados, y que aun manteniendo sus identidades en grupos diferentes forman una unidad. Eso sí, lo hacen dentro de un sector que hasta su nombre devela que las discrepancias persisten: Convocatoria Seregnistas Progresistas.

Lo cierto es que el Frente Amplio se anticipa, mueve sus fichas de cara al futuro, sabe que ir por los votos del centro será clave para competir, e incluso muchos dirigentes creen que puede ser buena cosa de cara al referéndum para captar voluntades más allá de los comunistas, socialistas o adeptos al MPP. Pero que se anticipe no quiere decir que vaya a obtener buenos resultados. Mariana Pomiés, de la consultora Cifra, advierte que la posibilidad de que Convocatoria Seregnistas Progresistas se convierta en una alternativa real para quienes están en el centro del electorado es solo eso: una posibilidad. “Es una agrupación que puede ser atractiva para votantes de centro que se fueron a votar otras cosas. Eso es así, pero siempre y cuando tengan peso dentro del Frente. El motivo por el cual estas alianzas no han sido exitosas tiene que ver con que no logran competir con otros sectores”, señala.

Rafael Porzecanski, de Opción Consultores, en tanto, cree que hay que tener en cuenta que “la discusión sobre el propio nombre del sector marca que hay matices propositivos e ideológicos”. Sin embargo, sostiene que la alianza Astori-Bergara-García “favorece las chances de representación” de la centroizquierda.

El senador del FA, Mario Bergara, en entrevista con El País. Foto: Leonardo Mainé
El senador del FA, Mario Bergara, en entrevista con El País. Foto: Leonardo Mainé

Bottinelli, de Factum, advierte que “para recuperar al electorado” que la oposición perdió en 2019 “no alcanza con una alianza” así, que implica “solo una reconfiguración de lo existente”, debido a que “las figuras son las mismas que antes”. Para Ignacio Zuasnabar, de Equipos Consultores, la Convocatoria Seregnistas Progresistas es sí “una buena noticia para el Frente Amplio”. Y agrega: “Era un espacio que había quedado algo desdibujado después del último proceso electoral. Esto tuvo que ver justamente con una serie de problemas entre lo que había sido el líderazgo de Astori y lo que era el emergente líderazgo de Bergara. Que se unan tiene su relevancia, porque la derrota del FA de 2019 tuvo que ver con la pérdida de los votantes de centro”.

¿Seré de centro?

Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuándo un político es considerado de centro? Para contestar a esto podemos valernos de la figura del presidente Luis Lacalle Pou. Según estudios realizados por Factum, para el grueso del electorado el mandatario es de derecha, pero para los frenteamplistas lo es más que para blancos, colorados o cabildantes. En caso de que el votante se catalogue de izquierda, Lacalle Pou será de derecha; si se dice de derecha, el presidente será de centro; y si se es de centro, será de derecha, pero no tanto como dicen los frenteamplistas.

Bottinelli advierte que, al igual que el Frente, la coalición “ha perdido” desde la elección pasada “su pata de centro” (tanto por la salida de Talvi como por el debilitamiento del wilsonismo), pero al mismo tiempo señala que el Partido Nacional ha hecho “esfuerzos importantes por mantener un abanico abierto que permita no perder a los que son de centro”.

“Esta es una discusión que tiene sus complejidades -anota Porzecanski-, porque los ejes son muchos: están por ejemplo los valores (como el posicionamiento sobre la agenda de derechos) o también el eje Estado-mercado. Uno puede decir que con la agenda de derechos Cabildo Abierto puede estar a la derecha, pero en temas económicos hay sectores del Partido Nacional o el Colorado que son mas libre-mercadistas que Cabildo. Lacalle Pou, en tanto, lo que ha buscado es posicionarse como un líder pragmático, procurando ser ampliamente representativo de un conjunto de fuerzas y electores que se ubican entre el centro y la derecha”.

Lacalle Pou, según datos de Equipos, logró en la última elección conseguir votos desde el centro, “tanto en la interna como en la primera vuelta”, señala Zuasnabar. Y agrega que hoy en día hay un núcleo importante de votantes de centro que se sienten más cerca de la coalición que del Frente, aunque es claro que para que no cambien su posición tiene que haber una oferta que los seduzca, porque “es verdad que Lacalle Pou no va a estar en 2024, Larrañaga tampoco, ni Talvi, que logró reconfigurar hacia el centro el Partido Colorado… pero falta aún mucho tiempo”.

¿Qué pasa con la gente que se queda sin su sector de centro, o sin líder referente de centro? “Por ahora lo que pasa es que el gobierno de alguna manera está reteniendo a esos votantes a pesar de que no están esas personas o esas propuestas, porque está teniendo una actitud bastante de coalición, de buscar acuerdos”, remarca en el mismo sentido Pomiés.

En tanto, cierra Porzecanski: “Cuando uno les pide a las personas que identifiquen a los partidos, al Frente suelen ubicarlo a la izquierda o centro-izquierda, y a los partidos Nacional, Colorado y Cabildo Abierto a la derecha o centro-derecha. Sin embargo, cuando uno les pide a las mismas personas que se autoidentifiquen, prevalece el centro. No hay entonces una correspondencia perfecta entre identificación de los partidos y autoidentificación, porque no hay ningún partido que sea predominantemente ubicado al centro de la escala, que es el valor mas predominante entre los electores”.

¿300 mil o más?

¿Cuántos son los votantes de centro? Siempre se habla de 300.000. Sin embargo, para Zuasnabar estos son bastante más. “Cómo mínimo es el 35% o 40% de la población. Y son definitorios. En un país con dos bloques similares, los que están en el centro inclinan la balanza”, advierte. A la hora de definirlos, señala que son “los electores que responden de alguna manera al sentido común, porque se sitúan en un lugar equidistante de las otras dos posiciones”.

El “talvismo” sin Talvi y los blancos abriendo el abanico
Ernesto Talvi. Foto: Fernando Ponzetto

“La gente no está pensando en las elecciones; está pensando en si está enojada o no”, remarca Pomiés. Sin embargo, también advierte que es cierto que la coalición de gobierno tiene el desafío de rearmar su oferta de centro de cara al futuro. En el caso del Partido Colorado, sostiene que Ciudadanos sin Talvi “ya no tiene el peso” que tuvo en 2019. “Hay que ver cómo juega ese sector. Está claro, igual, que esos votantes no se fueron, porque no hay a dónde irse. Nadie piensa ahora en votar”, agrega la directora de Cifra.

Para Bottinelli, en tanto, la salida de Talvi va a implicar seguramente algunos cambios. “Hay un sector joven, de centro, que ahora no se ve reflejado en el Partido Colorado. Hoy ese grupo no tiene un horizonte claro”, advierte.

En cuanto al wilsonismo, Pomiés dice que hay que ver qué sucede con el senador Jorge Gandini: “Es una figura que no hemos medido y que ha tenido muchos intentos, como el de ser intendente. Lo que sucede es que no es una persona que se relacione con el centro; pero tiene mucha cancha política y puede jugar. A él lo que le ha afectado no es la opinión pública, sino su propio partido”.

Para Bottinelli, el Partido Nacional en su conjunto -no solo el wilsonismo sino también Todos, que es factible apoye en un futuro la candidatura del hoy secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado- lo que está haciendo es “tratar de ampliar el abanico”. Y explica: “Busca representar el liberalismo económico, el conservadurismo y la pata más liberal desde el punto de vista social de la agenda de derechos. Distintos grupos representan distintos intereses”. El director de Factum dice que un ejemplo de esto fue la Marcha por la Diversidad, que tuvo defensores y detractores dentro del mismo partido.

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