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Una noche inesperada que posterga el festejo de Lacalle Pou

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Lacalle Pou junto a algunos integrantes de la "coalición multicolor". Foto: Gerardo Pérez

LA DEFINICIÓN

Luis Lacalle Pou sobre Daniel Martínez: u201cNo nos ha llamado ni ha reconocido el resultadou201d, dijo tras el final de la jornada electoral.

Nicolás Martínez suelta la presión, afloja, y rompe en llanto. Su emoción reflejaba lo que por la transmisión televisiva de Canal 4 le anunciaban: su candidato, amigo, Luis Lacalle Pou será el futuro presidente de la República. Azucena Arbeleche, la elegida para liderar el equipo económico, abraza a Martínez y lo contiene. Adentro del búnker de campaña la tensión se transforma en alegría. Afuera, la militancia desborda de felicidad.

Pero el festejo se cortó. Es que las proyecciones de las encuestadoras se ajustaron rápidamente y el resultado pasó a ser más que ajustado. Tan así es que el clima en la sede de la coalición opositora se enfrió de forma rápida. Por eso Lacalle Pou y su contrincante, el frenteamplista Daniel Martínez, pasaron a u201corejear las cartasu201d viendo como la Corte Electoral escrutaba una por una las mesas.

La ajustada diferencia entre el blanco y el frenteamplista descolocaba a la dirigencia. A partir de las 21 horas, los teléfonos celulares pasaron a jugar un rol clave. ¿Quién ganó la elección? O más precisó aún: ¿quién reconoce la derrota?

La compañera de la fórmula Lacalle Pou-Beatriz Argimón recibió una llamada del comando del Frente Amplio. El contacto le reconocía lo ajustado que se visualizaba el resultado, asumía la ventaja que tenían los blancos pero le informó que desde el búnker del FA esperarían a tener resultados finales para que su candidato saliera a hacer declaraciones.

Nicolás Martínez, principal asesor de Lacalle Pou, se reunió con el candidato para analizar la situación en su despacho de la sede. Abajo el equipo técnico, y parte de la familia mantenían el clima de festejo pero ya con mayor cautela. La orden del candidato fue transitar la noche con tranquilidad y paciencia.

Y esa tranquilidad se mantuvo prácticamente incambiada, sin gritos, sin festejos, sin fuegos artificiales, hasta las 22:45. Dos fuertes golpes que retumbaron en la sede y un grito claro: u201c¡Que se dejen de joder! Vamos a ganaru201d, gritó el intendente de Maldonado, Enrique Antía, al llegar a la sede. Pero la cautela se mantenía.

Luis Lacalle Pou junto a su esposa, Lorena Ponce de León, este domingo. Foto: Gerardo Pérez
Luis Lacalle Pou junto a su esposa, Lorena Ponce de León, este domingo. Foto: Gerardo Pérez

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Las encuestadoras mostraban un escenario parejo, con una diferencia a favor del blanco, pero menor a la cantidad de votos observador. Esos sobres se comenzarán a abrir el martes y recién se conocerá el resultado final el viernes cuando termine el escrutinio.

Pero también es altamente poco probable que con eso votos el Frente Amplio gane la elección, ya que para que eso ocurra el frenteamplista Martínez debería conseguir más del 90% de esos votos.

El comando de Lacalle Pou entendía que la elección estaba ganada, pero esperaba la llamada que lo acredite. Una llamada que Martínez nunca manejó hacer. Así lo comentó una fuente del Frente Amplio a El País.

Sin embargo en el búnker blanco recibían contactos que le dejaban el escenario más abierto. u201cPará que dicen que va a salir a reconoceru201d, comentó uno de los técnicos de Lacalle Pou.

Pero la salida del frenteamplista no fue la esperada. Y allí otra llamada entró en el celular del candidato blanco. Era el presidente de la República quien lo felicitó por la jornada, pero le transmitió que no podía iniciar un proceso de transición por lo ajustado del resultado.

Pero los blancos sienten que nada puede quitarles la victoria. Sí que le quitaron el festejo. u201c¿Cómo no voy a estar contento si ganamos?u201d, respondió Jorge Larrañaga al salir de la sede. Lo mismo Gustavo Penadés: u201c¡Ganamos, ganamos!u201d, gritó, lo que fue respondido por Verónica Alonso con un: u201cSí, ganamos carajou201d.

Lacalle Pou se reunió con los cinco líderes de la coalición, y luego con su comando. Bajó sonriente, y el presentador lo anunció como u201cel futuro presidente de los uruguayosu201d.

u201cEn el día de hoyu2026u201d, arrancó el blanco y sus militantes lo cortaron al grito de: u201c¡Presidente, presidente!u201d. u201cLo dicen ustedes, yo nou201d, aclaró sonriente Lacalle Pou que en su discurso mostró cautela pero confianza en ser el futuro mandatario.

u201cObviamente que hay formas de aceptar los resultados. Siempre los aceptamos de la misma manera de los dos lados del mostrador", dijo.

u201cLamentablemente vamos a vivir una semana inéditau201d, dijo. u201cEsta semana la prudencia y la paciencia hay que llevarla a un grado superior. Si supimos perder, sobre todo hay que saber ganaru201d.

Pero allí criticó a su competidor: u201cNo nos ha llamado ni a reconocido el resultado, que desde nuestro punto de vista es irreversibleu201d, enfatizó Lacalle Pou".

El candidato sostuvo además que u201cya quedarán en el ostracismo las voces de la mentira, de la manija, que auguraban malos momentos si esta era la coalición que llegaba al gobierno. Una vez más lo que prometimos lo vamos a cumplir. Ya tendremos tiempo de hablar, ya tendremos tiempo de festejar. Ustedes. Yo ya tendré tiempo de ponerme a trabajar, que es lo que espero, con todas mis ganas, por el paísu201d, cerró el candidato.

Sube y baja emocional en búnker blanco

La noche en el búnker de Luis Lacalle Pou fue una especie de montaña rusa. La militancia y la dirigencia pasaron de la euforia a la incertidumbre, para retomar el entusiasmo con el discurso del candidato blanco ya en la madrugada.

De arranque, la noche parecía confirmar el presagio de las encuestadoras: el búnker ensayó una cuenta regresiva anticipando el triunfo.

El grito de los blancos resonó cuando Cifra y Opción develaron a Lacalle Pou como nuevo presidente. Pero al cabo de unos minutos, la efervescencia dejó paso a la sorpresa cuando la ventaja se volvió tan exigua que impidió confirmarlo como ganador.

u201cNos quieren mataru201d, le comentó una militante a un compañero. En el segundo piso, se instalaron estratégicamente varias mamparas que impedían ver las reacciones de los dirigentes mientras esperaban el desenlace de la jornada que sería muy largo, tanto que la moza que servía café bostezaba mientras preparaba otra tanda.

La llegada de los líderes de la coalición opositora -el colorado Ernesto Talvi, el independiente Pablo Mieres y Edgardo Novick, del Partido de la Gente- se demoró hasta tarde en la noche y cada uno (salvo Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, que no habló) pidió u201cesperaru201d el escrutinio de la Corte Electoral.

Para entonces el murmullo había ganado el búnker; se cortó cuando el candidato del Frente Amplio Daniel Martínez salió a dar su discurso. u201c¡Se van!, ¡Se van!u201d, gritó la militancia blanca.

Con el escrutinio casi cerrado, los dirigentes de la oposición comenzaron a desfilar rumbo al escenario. Entusiasmado, el senador Jorge Larrañaga sentenció: u201cGanamosu201d.

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u201cMi colaboración ha sido el silencio y la ausenciau201d
Lacalle Herrera contó cómo vivió una elección muy especial
Luis Alberto Lacalle Herrera, este domingo en su local de votación. Foto: Marcelo Bonjour

u201cSi las cosas salen como queremos, mañana de mañana (por hoy) voy a ir al Cementerio Central a llevarle unas flores a nuestro jefe inmortalu201d, afirmó el expresidente nacionalista Luis Alberto Lacalle Herrera en referencia a su abuelo, Luis Alberto de Herrera. Ni bien dijo eso en uno de los patios del colegio Isasa en el Parque Batlle, hubo un aplauso cerrado del puñado de militantes y amigos que lo acompañaron a votar, entre ellos el periodista deportivo Atilio Garrido, su exasesor.

Lacalle durmió una siesta (u201cla conciencia tranquila trae sueño rápidou201d, afirmó) y después votó a las 17 horas en el circuito 519. Besó el sobre: adentro estaba la hoja con el nombre de su hijo Luis Lacalle Pou como candidato a presidente. Luego iría a saludar al Directorio (u201cmi casa políticau201d) y regresaría a su hogar a esperar los resultados. Más temprano había acompañado a votar a Gonzalo Aguirre, vicepresidente en su gobierno (1990-1995).

Tras votar, dijo a los periodistas que para él no era un día cualquiera. u201cEs una ocasión para mí y para Julita (Pou) realmente impactante. Hace 30 años nos tocaba a nosotros recibir el sufragio y hoy se lo hemos dado a un gran ciudadano, por encima del parentescou201d.

La última vez que había hablado con su hijo fue el viernes pasado, en u201cuna charla familiaru201d, ya que el expresidente le hace las sugerencias políticas por escrito. u201cA los 78 años tengo la prudencia de no dar consejosu201d, indicó.

Lacalle Herrera evitó dar entrevistas durante toda la campaña y ayer no quiso hacer comentarios políticos. u201cSi yo desaparecí durante la campaña, no voy a aparecer hoy. Mi colaboración ha sido el silencio y la ausenciau201d, dijo a El País.

Lacalle dijo que no tiene cábalas, que solo cree en Dios, y que este es un tiempo distinto al suyo. ¿Es viable la coalición multicolor? u201cEso preguntéselo a los que están en política, yo soy un simple votanteu201d, respondió.

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