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Mujica fue ovacionado en el Festival de Venecia

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Mujica. El expresidente participó en Venecia, Italia, del estreno de un documental sobre su vida. Foto: Efe.

LA FAMA INTERNACIONAL DE MUJICA

Se aprende más en la adversidad que en la bonanza, dijo.

"José Mujica, antiestrella en Venecia”. El titular acompaña la fotografía principal de la portada de El País de Madrid en su edición de hoy. El ex presidente volvió a llevarse todas las miradas ayer tras su visita a La Mostra de Venecia en Italia, el Festival Internacional de Cine de Venecia 2018.

Allí, asistió al estreno del documental del director serbio Emir Kusturica, “El Pepe, una vida suprema”, dedicado a su visión del mundo, a sus convicciones políticas y éticas y a la presentación de “La noche de 12 años”de Álvaro Brechner en la que se recrea su odisea como preso político, detenido en 1972 por pertenecer a la guerrilla tupamara.

El expresidente lleva casi una semana en Italia. Se reunió con políticos y mantuvo encuentros públicos en diferentes ciudades para presentar el “Una oveja negra en el poder” de los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz.

“Uno aprende con lo que vive, no con lo que cuentan”, explicó Mujica en una entrevista con una radio italiana en la que habló de América Latina, Europa y su relación con el poder. Mujica fue presentado fuera de competición en la sala grande del Palacio del Cine, y fue ovacionado por largos minutos tras la primera exhibición del documental de Kusturica.

En un encuentro con la prensa española, Mujica dijo que “después de la pena de muerte, la soledad es uno de los castigos más duros”. Agregó: “Eso que nos pasó a nosotros -la vida en prisión-es liviano. Hay muchísimos que quedan por el camino (...) cada uno se agarra a una canaleta. Cuando fui muy joven leí mucho. Y en esos años de soledad rumié. Repensar cosas y darle vueltas no es lo mismo que leer, es reconstruir. Creo que el hombre aprende mucho más de la adversidad, siempre que no lo destruya, que de la bonanza”, apuntó.

El también ex senador señaló que no es partidario de la venganza: “No sé si perdono. Pero la naturaleza nos puso los ojos hacia adelante, y hay cuentas que nadie paga, ni se debe intentar cobrarlas”. Por otro lado, señaló que “cuando era joven pensaba que la lucha era por el poder”. Ahora veo que la historia de los luchadores sociales y políticos es un montón de cristales rotos, de los cuales van quedando pedacitos: las ochos horas, los derechos laborales, la jubilación… me siento hermano de todo eso”, explicó.

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