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Mohammed Motan: "Hasta ahora sigo usando la ropa de Guantánamo en casa"

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Mohammed Motan, exrecluso de Guantánamo. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

Tras 13 años de prisión en Guantánamo, busca rehacer su vida en Montevideo con las dificultades de cargar una mochila por sus acusaciones nunca comprobadas. Hoy se siente algo abandonado por el Estado uruguayo ya que no logra conseguir trabajo y sustentar la familia que formó en el país.

Pasó los 40 años pero siente que el 8 de diciembre de 2014 comenzó su nueva vida. Ese día arribó a Uruguay junto a otros cinco exprisioneros de Guantánamo, acusados de haber participado de una organización terrorista con conexión con el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas en Nueva York.

Vivió prisionero trece años en la cárcel estadounidense sin que se le comprobase una sola de las acusaciones recibidas. Fue torturado, interrogado y hoy, libre en Montevideo, busca desde hace cinco años rehacer su vida. Mohammed Motan es el único palestino de los seis exreclusos que llegaron a Uruguay y decidió contar su historia en un documental realizado por Guillermo Rocamora y Santiago López: “La libertad es una palabra grande” y en una entrevista con El País en su precario español.

-¿Antes de llegar a Montevideo, qué idea tenía de Uruguay?

-La primera vez que escuche que había un país que se llamaba Uruguay fue por mis abogados americanos que me llamaron (a la prisión) y me dijeron que quería recibirme. Yo pregunté donde estaba ese país. “Sudamérica”, me dijeron. Volví a mi celda. Tenía algunos libros, atlas, busqué rápido donde estaba en el mapa Uruguay y que tenía tantas vacas, animales, perros, como habitantes. Cuando una delegación de ustedes fue a visitarnos me hicieron la misma pregunta: “¿Qué sabes de Uruguay?”. Y yo les dije: Uruguay tiene 20 millones de vacas, 500 mil caballos y tres millones de habitantes, un clima muy bueno (se ríe).

-Al llegar, ¿cómo encontró el país?

-Llegamos a la noche. Estábamos muy cansados, porque venimos todo tapados, con esposas. Como fuimos salimos (se ríe). De la misma manera. Llegamos pensando en descansar. Pensamos sobre la libertad. Vamos a vivir una vida nueva.

-Casi cinco años después, ¿qué aprendió estando aquí?

-La verdad encontré amigos que son buenos. Familia buena, tranquila. La gente muy buena. Yo no escuché una palabra mala. Quieren ayudar. Hace cinco años que recién vivo sin militares. Porque mis anteriores 35 años de la vida estuve siempre rodeado de militares con armas: en Palestina 22 años y en Guantánamo 13. Siempre militares pidiendo cada día los papeles. Acá nunca me pidieron nada.

-¿Quién era Mohamed antes de Guantánamo?

-No cambié nada. Solo ahora mucho más experiencia. Muchas cosas del gobierno de Estados Unidos son mentira. Freedom (libertad) o los derechos humanos son mentira. No hay libertad. Si 13 años sin culpas, ni causas, y después todas las torturas. Mandarnos a Uruguay con una maleta con ropa de cárcel. Aún la tengo en casa. Hasta el momento sigo usando la ropa de Guantánamo: la remera marrón. ¡Después de 13 años no nos dieron ropa civil para salir a la calle! Hasta el momento estoy sufriendo. Es la verdad. Mi vida no está normal. Yo fui a mi país y no pude entrar.

-¿Qué explicación le dan cuando quiere entrar a Palestina?

-Mi familia sí entra. Pero yo no puedo entrar por Guantánamo. Dicen que soy una persona peligrosa. ¿Cómo voy a limpiar mi historia? Es imposible.

-Dice que Uruguay es un buen país, que no se siente discriminado. ¿Por qué volver a Palestina?

-No tengo trabajo. Es un país muy caro Uruguay. ¡Carísimo! No tengo plata para vivir. Sé que este país no tiene muchos habitantes, ni muchas oportunidades para conseguir trabajo. Recibo 12 mil pesos (mensuales) por el programa (de asistencia).

-El programa se estaba terminando, ¿no?

-Sí, pero ellos (el gobierno) no pueden dejarnos sin nada. No pueden, es imposible. No quiero hacer problemas, ni protestas. Ellos hicieron una cosa muy buena conmigo que fue traerme y ayudarme a salir de Guantánamo. Después de 13 años ahí adentro uno se siente mal, rompen adentro. En tu mente. Juegan con la tortura.

Mohammed Motan, exrecluso de Guantánamo. Foto: Leonardo Mainé
Mohammed Motan, exrecluso de Guantánamo. Foto: Leonardo Mainé

-Además de lo psicológico, físicamente ¿tiene secuelas de la cárcel?

-Sí, hasta el momento tengo dolor en la espalda y en las articulaciones. Hasta el día de hoy estoy sufriendo. Y no se va a ir de mi cuerpo hasta la muerte.

-¿La mancha en la frente es de nacimiento?

-No, no. Eso es porque la oración, tenemos cinco oraciones en el día y siempre ponemos nuestra cabeza en el piso, por Dios. Eso vino con el tiempo.

-¿Puede practicar bien su religión?

-Si, sin ningún problema. Cuando me toca rezar, muchas veces lo hago en la calle, o debajo de un árbol, o donde esté.

-Después de 13 años presos sin un juicio, ¿se ha enojado con Dios?

-¡No! Nosotros en nuestra fe, y en nuestra religión, tenemos fe en el destino. Fe en Dios, en el destino. Una cosa pasó, ya está. Ya pasó. ¿Yo porque estar enojado con Dios? Todos tenemos exámenes en esta vida, porque un día vamos todos a salir.

-¿Usted cree que el episodio de Guantánamo fue un examen para fortalecerse?

-No solo yo. Sí, quizás fue un examen. También para mí la cárcel de Guantánamo. Yo como palestino, no es una cosa muy grande (la cárcel). Es como una isla en el mar. Yo en mi vida pienso sobre mi país, la gente de Palestina.

-Dijo que vivió preso 35 años en su país.

-Si pero era una cárcel de otro tipo. Mi vida no ha sido normal. Acá sí estoy tranquilo.

-¿Qué espera para Palestina?

-Espero que podamos vivir en paz en Palestina como en Uruguay, que algún día pase eso. Ahora es imposible. Tengo confianza que algún día pase, pero hoy no se puede.

-¿Cómo vio que el gobierno de José Mujica manejó el tema?

-Mira, hace dos años tuvimos una reunión con el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ahí nos dijeron: “El programa de gobierno es para dos años”. Ahora estamos en el quinto. Esa persona nos dio una tranquilidad de que no iban a dejarnos sin vida normal acá. Yo soy agradecido al gobierno de Mujica. Hasta el momento, el presidente de ahora yo no conozco su cara. ¿Cómo es que se llama? (Nota: le responde el director del documental, Guillermo Rocamora: “Tabaré Vázquez”). No me interesa la política. Solo Mujica porque fue el que nos trajo. Yo en Guantánamo pregunté sobre el trabajo y la vida. Quiero vivir normal, 35 años con problemas, es suficiente para mí. Ellos me dijeron que todo bien, y que iba a recibir mil dólares. Yo les creí, pero cuando llegué acá, era todo al revés. Yo no hice problemas con ellos. No fui a hacer protesta. Mis abogados de Estados Unidos me llamaron porque querían visitarme y yo les dije que no que muchas gracias. Me ayudaron para salir de Guantánamo pero ahora quiero continuar solo y libre.

-¿El hecho de haber estado en Guantánamo le ha dificultado conseguir trabajo?

-Me parece que sí. Porque tengo un compañero que hizo mucho para que yo trabajara. Pero cuando escuchan que estuve en Guantánamo se cierran las puertas.

Su vida en un documental

“La libertad es una palabra grande”, es el nombre de la investigación que Guillermo Rocamora como director y Santiago López como productor de Oriental Features eligieron para su trabajo.

La película se estrena el próximo viernes 2 de agosto a las 20 horas en la Sala Zitarrosa en el marco del festival Doc Montevideo.

“La película se centra en Mohammed, intenta reconstruir su vida en Uruguay, cómo se enfrenta esta segunda oportunidad que tiene en la vida. Es un relato íntimo en primera persona que nos permite reflexionar sobre la libertad en toda su dimensión”, comentó Guillermo Rocamora en diálogo mantenido con El País.

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