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El letrista se olvidó

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

Terminó un carnaval diferente. Atípico. Tanto que quizá pase a la historia. Y marque un antes y un después en la fiesta de Dios Momo. Carnaval en año electoral.

Pensemos. ¿Qué es lo usual? Que las murgas hagan su agosto en febrero, que le peguen al gobierno de turno allí donde más duele y lleven su mensaje de disconformidad por los barrios.

Pero esta vez fue diferente. Las murgas decidieron que, por una vez, no criticarían a quien gobierna ni a ninguno de los candidatos del oficialismo. ¿Có-mo podrían hacerlo sabiendo de la bajísima aprobación de la actual administración y de los problemas que, según las encuestas, enfrentará el Frente Amplio para retener el gobierno? Después de todo, el gobierno de turno es también su gobierno. El que votaron. El que defendieron durante todos estos años. Es el gobierno de la izquierda a la que ellos, en otros carnavales, llamaban a votar para sacar a los partidos tradicionales del poder.

Así que esta vez las murgas decidieron romper con la tradición. Los palos fueron todos para la oposición. Que Sanguinetti está viejo y es un dinosaurio (la edad de los máximos dirigentes del FA nunca fue un tema, pero si el veterano es opositor y crece hay que pegarle). Que Lacalle Pou nunca trabajó (libreto original de Murro, María Julia y Andrade) y que no sabe sacar un boleto. Que la plata de Novick y la de Sartori. Que las ideas de Talvi o las de Mieres. Que si ga-na una coalición opositora se van a perder todos los derechos adquiridos, va a faltar el trabajo, todos van a volver a estar en negro y los planes sociales van a desaparecer.

Pero los letristas no escribieron este año una línea de la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo. Ni del cierre de empresas que bajan la cortina y se van, como Fleischmann y Colgate-Palmolive. De otras que están reduciendo plantillas, mandando gente al seguro de paro y viendo có-mo se mantienen a flote en un escenario de bajísima o nula rentabilidad. De eso las murgas no cantaron en este carnaval.

Tampoco del récord de homicidios. Ni de la inseguridad que campea. A Bonomi se lo saltearon. Seguramente una omisión. ¿Y el déficit fiscal, el más alto en treinta años? Otro olvido. Involuntario.

También se olvidaron del desastre de ASSE. Y del corralito mutual. Y de las múltiples irregularidades del Mides. Del precio de los combustibles. Y de lo que Ancap nos cuesta a todos los uruguayos. Y de las tarifas de UTE.
Y de Sendic. Y de De León. Y de Michelle Suárez. Y de la basura en Montevideo.

Y del Pato Celeste. Y de Aire Fresco. Y de los negocios con Venezuela. Y de la posición de Uruguay en el tema Venezuela.

Y del estado de las cárceles. Y del estado en que los presos salen de esas cárceles. Y de lo fácil que es en Uruguay delinquir y no ir a la cárcel. Y de la educación y su ADN. Y de la ministra de Educación.

Qué mala memoria la del letrista, ¿no?

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