LA VIEJA HISTORIA DE LOS BLANCOS

El líder de Alianza logró protagonismo y colocó a Lacalle Pou en una posición incómoda.

Apostar por el favorito rinde poco. En las carreras de caballos si el pingo favorito es el ganador, su apostador volverá a casa con unos pocos pesos. Los conocedores dicen que el caballo ganador más festejado es el que viene de atrás: "por los palos". Ese al que le queda la chapa de la sorpresa. El senador blanco Jorge Larrañaga sabe de caballos. Y también sabe de llegar de favorito o dar el batacazo cuando no está en los cálculos de nadie.

Desde que se retomó la democracia en 1985 ningún favorito a ganar la interna en la previa terminó victorioso. Al líder de Alianza Nacional le tocó estar en los dos lugares. Ganar la elección de su partido de atrás y perderla cuando no estaba en sus cálculos.

La última vez fue con el precandidato blanco de la otra ala nacionalista: Luis Lacalle Pou. El senador del grupo "Todos" es hoy el amplio favorito para triunfar en la elección de junio de 2019. Sin embargo la iniciativa de reforma constitucional que impulsó Larrañaga para adoptar medidas contra la inseguridad, entreveró la interna.

La medida desacomodó a Lacalle Pou, quien ya anunció que está en contra y no va a firmar. Ante esta iniciativa su definición lo colocó en la misma vereda que el Frente Amplio; el principal rival de los blancos a derrotar en la elección y poder recuperar el poder. Un objetivo que no se les da desde 1990 y que todos los dirigentes nacionalistas creen que es muy posible de conseguir en la próxima elección.

La cantidad de asesinatos en lo que va del 2018 generó una presión de la ciudadanía hacia el gobierno de Tabaré Vázquez mayor a la habitual. Incluso llevó al director nacional de Policía, Mario Layera, a admitir una realidad compleja: Uruguay se puede convertir en Guatemala o El Salvador si no se toman medidas.

Una encuesta de Opción Consultores mostró que el 74% de la gente está a favor de utilizar a los militares patrullando las calles para ayudar a combatir la inseguridad. Larrañaga dijo a El País que fue ese sentir de la ciudadana al recorrer el país lo que lo llevó a impulsar la reforma de la Constitución.

"Estás loco de remate", fue lo primero que le dijo uno de sus asesores de mayor confianza cuando le contó la idea. Larrañaga estaba solo en su grupo con la propuesta. Su grupo perdía dirigentes por todo el país. Verónica Alonso, la principal mujer dentro de Alianza, había decidió hacer rancho aparte. Incluso lo visitó en su casa para decirle que ella debía ser la candidata del sector si querían ganarle a Lacalle Pou.

La mayoría de los intendentes de Alianza también estaban en rebeldía. Se separaron del senador y tienen la idea de lanzar una candidatura para competirle en la interna blanca y apoderarse del ala wilsonista.

El caudal electoral de "el guapo" se debilitaba, y sus dirigentes sabían que para impulsar una recolección de firmas se necesita "aparato político". Gente que salga a trillar las ciudades y pueblos para convencer de apoyar la iniciativa. Por eso los asesores de Larrañaga y su círculo íntimo lo apoyaron con muchas dudas.

La relación de Lacalle Pou y Larrañaga es mala. Se saludan, tienen un contacto cordial, pero nada más.

Incluso cuando el expresidente Julio María Sanguinetti los contactó para organizar una reunión hubo reparos de ambos para hacerla. Así lo contaron dirigentes de los dos sectores a El País. No querían una nueva foto conjunta entre los rivales de la interna. Aquellas heridas de la elección pasada aún no se han cerrado del todo.

Pero el líder colorado logró convencer a los dos blancos y "la cumbre" entre los tres fue el hecho político de la oposición más fuerte de los últimos meses. Sanguinetti logró lo que no habían podido conseguir hasta ahora los líderes blancos: juntar a sus dos principales figuras.

El mensaje que quedó en el terreno político fue que para ganarle al Frente Amplio, blancos y colorados van a competir, pero a la hora de un balotaje estarán en sintonía para recuperar el poder.

En ambas grandes alas nacionalistas reconocen que hoy el favorito es Laca-lle Pou. También en que todas las encuestas de opinión lo colocan en ventaja "por varios cuerpos". Los dirigentes de Alianza son conscientes de este escenario y saben que ganarle a Lacalle Pou será difícil. La última encuesta de Opción Consultores muestra que el líder de Todos reúne el 63% de los votos, mientras que "el guapo" tiene 20% y Verónica Alonso 11%.

No obstante, uno de los principales dirigentes aliancistas dijo a El País que "una cosa son las encuestas. Los pingos se ven en la cancha" y recordó que en 2014 nadie imaginaba que podían perder, como ocurrió.

En Alianza confían en que el efecto de la campaña por seguridad tenga impacto en la elección interna. De hecho ya anunciaron que presentarán las 300.000 firmas antes de fin de año, para que la propuesta se plebiscite en octubre de 2019.

De lograr el objetivo también será una presión para el senador Lacalle Pou, quien deberá hacer una campaña apuntando la mira contra el Frente Amplio, pero sin ir en contra del plebiscito.

Esto divide la interna blanca, pero los nacionalistas buscan que la contienda no termine impactando en los propios blancos. Por eso la estrategia de Larrañaga ante la opinión pública será que la propuesta trasciende a los blancos, y no busca réditos electorales, sino soluciones por seguridad.

Sin embargo, ya se convirtió en una cuña al interior del Partido Nacional, puesto que por primera vez logró quebrar la unidad dentro del sector Todos que lidera Lacalle Pou.

El intendente de Florida, Carlos Enciso, que pelea para que Lacalle Pou sea el futuro presidente, decidió apoyar la iniciativa de Larrañaga. No fue el único. Ayer el líder blanco de Rocha, José Carlos Cardoso, también de Todos, estampó su firma y hará campaña para reformar la Constitución tal como lo propuso Larrañaga. Desde fuera del partido, firmó a favor el senador colorado Germán Coutinho.

Son cuatro los precandidatos blancos que ya anunciaron competir en la elección interna. Luis Lacalle Pou por el sector "Todos"; Jorge Larrañaga por "Alianza Nacional"; Carlos Iafigliola de "Adelante" y Juan Andrés Ramírez Saravia "Orejanos". De estos solo Lacalle Pou no apoya la campaña de recolección de firmas. El resto se sumó a la iniciativa.

Falta saber qué pasará con Verónica Alonso. La senadora tuvo una carrera política en rápido ascenso. Primero en el herrerismo apoyando la candidatura de Luis Alberto Lacalle Herrera en (2010) y resultando electa diputada. En la siguiente elección se pasó a Alianza con Larrañaga y logró el ingreso a la Cámara de Senadores.

Ahora se abrió y armó su propio sector. Pero tiene dudas. Ganas para pelear en la interna le sobran. Sin embargo no ha logrado agrupar a los dirigentes larrañaguistas que dejaron Alianza, ni a los intendentes "rebeldes".

La decisión la tomará luego del Mundial de Rusia, o luego que "la celeste" quede eliminada. Pero antes tiene que tomar otra decisión que también le genera dudas: si firma y da su apoyo a Larrañaga en el intento de reformar la Constitución.

La senadora quiere firmar. Está de acuerdo con la propuesta; solo le genera dudas el cuarto punto de la iniciativa (sacar los militares a la calle). Su problema es que esto es una movida política, y si anuncia el apoyo está indirectamente levantando la figura de Larrañaga, al que pretende derrotar en una interna.

La decisión será anunciado en los próximos días. Su grupo maneja la idea de firmar y como salida plantear que lo hace para darle la posibilidad a la ciudadanía que defina en las urnas si apoya o no la reforma.

Mientras, Alonso propuso al gobierno que utilice a la Guardia Republicana para patrullar. "Acá no se trata de si firmo o no firmo para algo que podría pasar en 2 años como mínimo. Acá lo que está en juego es el mientras tanto", dijo Alonso en un comunicado de su agrupación.