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Lanata: "Estoy de acuerdo con Lacalle, limitar los acuerdos en el Mercosur es ridículo"

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Jorge Lanata. Foto: La Nación (GDA)

ENTREVISTA

El periodista advierte que aunque la oposición argentina no esté pensando en un boicot, Alberto Fernández podría no llegar hasta 2023.

Es uno de los periodistas que más denunció la corrupción kirchnerista a través de su programa PPT. Lo mismo hizo durante el menemismo en el diario Página 12, y en tiempos de Fernando de la Rúa con su programa Día D.

Hoy, Jorge Lanata advierte que aunque la oposición argentina no esté pensando en un boicot, Alberto Fernández podría no llegar hasta 2023. Critica, también, su postura en política internacional y su decisión de no flexibilizar el Mercosur.

-El oficialismo perdió las elecciones del domingo en Argentina, sin embargo festejaron. ¿Cómo se explica esto?

-Es raro. El gobierno no reconoce la derrota. Es más, hubo una serie de frases confusas de Alberto Fernández y de Victoria Tolosa Paz, la candidata oficialista en la provincia de Buenos Aires, que plantearon una cosa un poco hippie en cuanto a que una derrota puede ser un triunfo, a que se puede perder ganando. El kirchnerismo siempre se ha peleado con la historia, la matemática, el pasado y también contra el presente, pero nunca de esta manera tan evidente. El Frente de Todos (el peronismo) perdió en 18 de las 23 capitales de la provincia de Buenos Aires y Juntos por el Cambio (la oposición) se impuso en 109 de los 135 municipios. En todo el país Juntos sacó casi dos millones de votos más.

-Hubo una recuperación, luego de las PASO (elecciones internas) en que la derrota del peronismo unido (kirchnerismo y aliados) había sido más pronunciada. ¿A qué se atribuye?

-Todo lo que el peronismo hizo no fue en vano. Estuvo lo aquí llamamos “el plan platita”, que consistió en entregar dinero en efectivo. También “el plan taxi”, que llevaban a la gente a votar, algo que fue financiado imagino que por el Estado. Hubo, además, más actividad de los intendentes para tratar de movilizar a la gente. Y por eso ahora en la cola de los que de alguna manera quieren ir a cobrar algo a la Casa Rosada están esos intendentes.

-Cuando asumió Alberto muchos se preguntaban quién iba a gobernar, si él o Cristina. ¿Quién ha estado gobernando?

-Esa pregunta quedó resuelta ya hace bastante tiempo. Quien estuvo gobernando ha sido Cristina. Ella tuvo una intuición estratégica importante, que fue haber nombrado a Alberto como candidato. Sabía que ella no podía presentarse porque tenía un amplio rechazo en la opinión pública, y entendía que si el peronismo no se presentaba unido iba a perder. Hubo al principio un tira y afloje, luego quedó en un tira y paró el afloje. Cristina ha manejado todo. Hoy está replegada porque perdió y eso la desestabiliza.

-Cristina se excusó de no participar de los festejos del domingo. Sí fue su hijo Máximo. ¿Qué tanto respaldo del kirchnerismo tiene hoy Alberto?

-Alberto intenta respaldarse en los gobernadores y los intendentes. Y se supone que con la CGT, los funcionarios actuales del gobierno, más algunos sectores del peronismo histórico va a tratar de mantenerse gobernando y funcionando.

-Convocó a dialogar a la oposición. ¿Existe la posibilidad de dejar de un lado la grieta, al menos para lograr el acuerdo que Argentina se debe con el FMI?

-La grieta no solo no desapareció sino que se profundizó. El gobierno hizo todo lo posible para que esto fuera así. Alberto habla de diálogo y 30 segundos después insulta a los opositores. Todos dijeron que no. Horacio Rodríguez Larreta (el gobernador de la ciudad de Buenos Aires), que como candidato hacia 2023 es el más relevante, dijo que no. Está pendiente la negociación con el FMI, es cierto, y Argentina ahí está muy comprometida, porque tiene pocas reservas y no puede pagar.

-¿Tiene Argentina una salida que no sea aplicar un ajuste económico?

-Todo se puede discutir pero todavía la matemática existe. El gobierno repitió la misma estrategia que Cristina en su primera administración: armó un decorado. ¿Qué tenía el decorado de Cristina? Tarifas ridículas, tirando a cero, y una recomposición salarial importante. Y también mucha maquinita, mucho billete en la calle. Lo que pasa hoy, por ejemplo, es que el boleto del colectivo tendría que pasar de $ 15 a ciento y pico. Ningún bolsillo puede bancar eso. La propia clase media no lo podría pagar. Pasa lo mismo con el gas y la luz. Ahí se van miles de millones por año. Eso es parte del decorado que el gobierno propone. ¿Va a tener que sacarlo? Y en algún momento sí.

-En la Ciudad de Buenos Aires irrumpió un nuevo actor, Javier Milei, con una propuesta que él define como liberal, mientras otros alertan que se trata de una ultraderecha. ¿Cómo evalúa que haya conseguido un 17% de los votos?

-Es un personaje extraño. El tipo de composición de público que lo apoya es rara también, son básicamente jóvenes. El discurso liberal es seductor para ellos, este tema de tener más libertad les cae bien. No me gusta cuando habla de “aplastar” a sus adversarios. Me suena a nazi. Me parece que hay que diferenciar entre liberal y libertario. Milei es más parecido a un anarcocapitalista.

Javier Milei en su acto tras el cierre de votación. Foto: Instagram Javier Milei
Javier Milei en su acto tras el cierre de votación. Foto: Instagram Javier Milei

-En Juntos por el Cambio hay varias opciones en cuanto a candidatos: Rodríguez Larreta, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich y hasta Facundo Manes, en representación de los radicales. ¿Cómo se va a dirimir esto?

--Van a ir a unas internas. El radicalismo seguro va a poner un candidato porque de algún modo resurgió de las cenizas. Seguro van a ir Rodríguez Larreta, Bullrich y quizá Manes. En esos tres se juega el futuro de la oposición.

-El peronismo parece estar en una situación más difícil. En este escenario, es complicado para Alberto apuntar a una reelección. Supongo que Cristina tampoco tendrá un gran apoyo. ¿Es el momento de Máximo Kirchner?

-Cristina pensaba que el candidato para el 2023 era Axel Kicillof, pero después de las internas de setiembre esto quedó como descartado, igual que la candidatura de Máximo. Ahora están tratando de reflotar a alguno de las dos. Máximo no quiere que Kicillof sea el candidato. Máximo quiere que sea Sergio Massa. El problema es que Massa tiene mucho rechazo del resto del Frente de Todos. Alberto no puede ir por la reelección. Ojalá pueda terminar el mandato. Y Cristina ya está grande. E incluso la propia Cámpora está discutiendo este tema. La Cámpora recordemos que se genera después de la muerte de Néstor Kirchner para proteger a Cristina, para ayudarla, para lo que fuese. Bueno, ahora ese discurso entró un poco en conflicto. Hay que ver quién termina decidiendo. El peronismo no tiene tradición de hacer internas. Los candidatos se han puesto directamente a dedo.

-¿Hay algún peligro de que Alberto no pueda finalizar el gobierno?

-Dos años es mucho tiempo. Espero que los podamos transitar tranquilos. No hay desde la oposición ningún ánimo de boicotear. En 2001 (cuando cayó el gobierno del radical Fernando de la Rúa) estaba el peronismo conspirando para tomar supermercados, para que hubiera problemas. Ahora eso no está pasando. Hay un temor igual por parte del gobierno, y también de la oposición, de cómo pueda reaccionar la calle frente a la crisis. Y mucho peor será si hay un ajuste, aunque sea parcial, aunque sea chiquito, porque realmente la gente está mal. En el caso de que hubiera un problema se llamaría a Asamblea Legislativa (que es la que debería elegir un sucesor en caso de que el presidente y la vicepresidenta renuncien; el cargo en este caso debería recaer en un gobernador o un senador). Pero todavía estamos lejos de eso.

-El Mercosur parece ir hacia una apertura, lo impulsa Brasil que la semana pasada se desprendió del arancel externo común, y también Uruguay, que ha decidido negociar un TLC con China, pese a que Alberto se haya negado a aceptar la flexibilización del bloque. ¿Cómo ve a Argentina ante esta situación?

-Estoy de acuerdo con la política de Luis Lacalle Pou respecto al Mercosur. Me parece que limitar los acuerdos al bloque es ridículo, es como tratar de comprar en tu propio negocio. Podemos hacer mejores cosas abriéndonos al mundo. La política exterior de Argentina es completamente errática, y es difícil saber quién está manejando eso. Aun cuando Cristina prefiere negociar con Rusia, Irán, Venezuela y China, el propio Alberto termina haciendo eso con Santiago Cafiero como Canciller. Entonces, no es una imposición de Cristina a Alberto, sino un poco lo que los dos piensan. Argentina se equivoca porque apuesta a una parte del mundo que no es la más democrática, y tampoco la más presentable. Es cierto, también, que a nivel comercial todo el mundo negocia con China y es una dictadura.

-Argentina tuvo recientemente un cambio de canciller. ¿Qué se puede esperar en este sentido?

-La política exterior argentina fue al principio del gobierno muy errática, porque estaba Felipe Solá que no tenía formación para ser canciller y no debió serlo. Y ahora está Cafierito, que tampoco la tiene. Es un buen chico, pero no puede estar en una Cancillería.

-¿Cómo se vivió en Argentina la discusión entre Lacalle Pou y Fernández en el marco de la cumbre del Mercosur?

-Fue un tema marginal para nosotros. Se habló algo en los medios, pero bastante poco. Sucede que Argentina es un país muy provinciano, que vive como si el resto del mundo no existiera. Es una mezcla de provinciano con complejo de superioridad a veces y de inferioridad otras veces. Somos gente rara.

"Soy lo que siempre fui, un liberal de izquierda"
Jorge Lanata. Foto: captura.

En el libro Días de radio: Historia de la radio argentina, de Carlos Ulanovsky, se cuenta cómo era la presentación del programa de Jorge Lanata, Rompecabezas, el cual se emitía por la radio argentina Rock & Pop. Eran mediados de los 90 y el periodista ya había dejado de ser el director del diario Página 12. La presentación consistía en una conversación entre Lanata y un locutor:

Locutor: ¿Es usted de izquierda? Tiene aspecto de comunista. No hay que ser solamente, sino parecer, m’hijo.

Lanata: Sí, cada tanto me afeito el comunismo a la mañana.

Consultado sobre esta presentación, y cómo a lo largo de su carrera fue criticado antes por sectores más de derecha y ahora por otros más de izquierda, Lanata hoy advierte: “El otro día apareció, y está en YouTube, una entrevista que me hizo Mariano Grondona cuando tenía 27 años. Yo dirigía Página 12, y él me preguntó cómo me definía políticamente. Y me defino hoy igual que en ese momento. Soy un liberal de izquierda. Liberal porque creo en el individuo frente al Estado, y de izquierda porque miro alrededor y me doy cuenta que no está todo bien, que hay cosas que están muy mal. Las dos cosas se pueden combinar. Lo que pasa es que en Argentina no existe la tradición liberal que hay, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los liberales son progresistas. Un cantante español, no me acuerdo quién, decía: uno se pasa toda la vida tratando de hacer un buen disco, y cuando hacés un buen disco hablan de cómo te vestís, de qué tipo de pantalón usás, del corte de pelo que tenés, pero nadie habla del disco. Yo hago lo mismo que siempre: programas, diarios, revistas, documentales... ¡Que hablen de mi disco y no me rompan más las pelotas!”.

"Siempre insultamos a los que nos prestan"

-¿Qué expectativas hay de que se pueda arreglar su deuda con el FMI?

-El FMI sabe que nosotros los vamos a cagar, porque siempre los hemos cagado. Argentina tiene una larguísima tradición de no pagar sus deudas, de bicicletearlas, de refinanciarlas. Tenemos una relación rara con la deuda, porque siempre insultamos a los tipos que nos prestan. Los llamamos, nos prestan y después que nos prestan decimos que son unos hijos de puta que quieren someternos. Se va a terminar arreglando por dos motivos. Primero, porque el FMI prestó más de lo que le tenía que prestar, porque en su momento hizo una apuesta política a que continuara Macri. Y, segundo, porque Argentina no puede defaultear, porque la situación ya es demasiado complicada. Hoy no nos presta nadie. Algún arreglo va a tener que haber. Argentina pagará diciembre, tratará de pagar como pueda enero y febrero, y ahí acordará porque seguro no va a poder pagar marzo.

-¿Hay luz al final del túnel?

-Las cosas se pueden arreglar, pero no a corto plazo. Los cambios reales son lentos y consecutivos. Argentina se puede arreglar en 20 o 30 años, pero no en cinco. Y falta un liderazgo que se comprometa a hacerlo. Hay que laburar más, estudiar más y comprometerse más. Hasta que eso no pase, Argentina no va a cambiar. Va a vegetar como está vegetando.

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