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"Investigando la corrupción casi siempre me choco con Uruguay"

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Hugo Alconada Mon. Foto: Ricardo Figueredo

Hugo Alconada Mon

Cuando se googlea su nombre, se encuentra que en el último año hay 31 notas que llevan su firma y que involucran a Uruguay en distintos casos de la corrupción argentina.

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Cuando Hugo Alconada Mon visita una nueva ciudad, casi nunca es para hacer turismo. Y cuando Hugo Alconada Mon regresa a su casa con souvenirs nunca son edificios de metal en miniatura ni imanes de colores para la heladera. Porque Hugo Alconada Mon viaja para hablar con el poder que se adueña del silencio, desenterrar historias llenas de dinero negro y sacar a la luz una serie de tramas en las que se repite la palabra corrupción. Y porque lo único que se lleva de recuerdo es polvo de las calles de Jerusalén, tierra de la frontera más transitada del mundo, entre México y Estados Unidos, y arena de Nueva Orleans tras el huracán Katrina.

En el armario de Hugo Alconada Mon no hay documentos confidenciales ni misteriosas cartas que involucran a empresarios y políticos, como podría esperarse en un periodista de investigación de su talla. En todo caso hay frasquitos con esa tierra que va recolectando a su paso y que son, en lo simbólico, una muestra de la arena movediza en la que deambula.

Aunque es argentino, los caminos movedizos de la corrupción casi siempre lo depositan, como en designio sagrado, en alguna parte de Uruguay. Basta googlear su nombre para darse cuenta que en el último año escribió 31 notas periodísticas sobre corrupción que, al menos en el contexto, recalan en una misma tierra: la uruguaya.

—¿Por qué Uruguay?

—En múltiples investigaciones sobre corrupción, en los últimos 20 años, me terminé encontrando con un capítulo uruguayo. En varios casos la ruta de dinero o la fase de lavado de activos pasa por Uruguay. Ocurrió en la "ruta del dinero K", en el caso Siemens, Ciccone, en los cuadernos de la corrupción, en la versión "Lava Jato" en Argentina y la lista sigue.

—¿Sigue ocurriendo?

—Pese a que ahora parece un poco más apaciguado, sobre todo tras la eliminación de las SAFI, sigue habiendo un tema. El mejor ejemplo es (Marcelo) Balcedo. El tipo compró hectárea tras hectárea antes de Piriápolis, ¿a ninguna inmobiliaria le llamó la atención? Compró autos de alta gama, ¿a nadie se le ocurrió googlear? ¿Y las joyas, los relojes, los muebles al estilo jeque árabe, las fortunas en bancos uruguayos, los animales exóticos? Lo que veo es que empiezo a rastrear casos de corrupción de Argentina, reviso, reviso y en determinado punto casi siempre me topo con Uruguay. Lo curioso es que investigando la corrupción casi siempre me choco con Uruguay y no con Chile, me choco con Uruguay y no con Bolivia u otros países de la región.

—¿Le encuentra una explicación a por qué se prefiere la vía uruguaya?

—Hay un poco de comodidad. A mí me pasa de venirme por el día y es demasiado sencillo: me tomo el barco cerca del centro de Buenos Aires, me bajo en Ciudad Vieja, voy al juzgado, hablo con unas fuentes, me tomo el barco de regreso y listo. Nadie te controla.

—Hubo un momento en que Uruguay se "vendía" como un paraíso fiscal. ¿Es hoy un problema o sigue sirviendo con tal de que ingrese dinero?

—Es un problema. Hoy corrés riesgos de ingresar en la lista gris de los organismos internacionales, de ahí que Uruguay haya cambiado la legislación. ¡Ojo! Es una dinámica de costo-beneficio. Si te ponés serio a controlar e investigar en Carmelo o Punta del Este, ¿sabés el lío que armás?

—El secretario Antilavado, Daniel Espinosa, dijo que sus investigaciones datan de hace tiempo y ahora eso cambió. ¿Discrepa?

—Ojalá que así sea. Lo iremos viendo en los casos. Tal vez dentro de cinco años ya no vemos a Uruguay. Las investigaciones más recientes que tenemos son de "macanas" cometidas hace tres o cuatro años.

—Uruguay y Argentina tendrán elecciones el mismo día, ¿la corrupción pesará en el voto?

—Para nada. Las encuestas muestran que está entre la quinta y sexta posición de problemas de los países. Vos tenés a muchos jugando con la ficha (Jair) Bolsonaro, pero no pensado por la lucha a la corrupción del PT, sino por la mano dura.

—¿El dinero sucio estará presente en el financiamiento de los partidos políticos de cara a la elección?

—El corresponsal del diario argentino La Nación en Brasil, Alberto Armendáriz, me contó que cuando los candidatos estaban en la recta final de la campaña electoral de Brasil casi no viajaban porque no había un mango. No había dinero por la recesión y, sobre todo, por el escándalo del Lava Jato. ¿Qué empresa te va a poner dinero? Lo mismo, creo, pasará en Argentina. La elección anterior costó US$ 100 millones. La actual será más barata.

—¿El narcotráfico también está asociado a las campañas electorales?

—Sí, pero en menor incidencia que las coimas y la corrupción.

—¿Dónde está la plata?

—Está en todo lo que se te ocurra. Es como la película El Sexto Sentido, en que el niño ve fantasmas en todos lados. Pero en este caso no son fantasmas. Hay un error, incluso de nosotros como periodistas, de pensar que todo está en dinero físico, en lingotes de oro. "Los Monos", el grupo de narcotraficantes que estaba en Rosario (Argentina), ponían a pibitos con metralletas a custodiar edificios donde dejaban la plata. Pero luego hay propiedades: Lázaro Báez, solo en tres jurisdicciones, tuvo el equivalente en superficie a 23 capitales federales —US$ 400 millones en tierras. Sumale autos de lujos, obras de arte, joyas, relojes, documentos históricos. El error es creer que vas a encontrar un contenedor. Por ahí hay algo, pero, ¿el resto?

—En su libro La Raíz, usted da a entender que en el entramado de la corrupción caben jueces, fiscales, empresarios, periodistas… ¿a todo este tipo de personajes ha detectado también en el capítulo uruguayo?

—No. En Uruguay me he encontrado con contadores, escribanos, gestores de sociedades comerciales, banqueros, joyeros, inmobiliarias y todo lo que hace a la pata más económica.

—Usted suele manejar planillas informáticas con los nombres de quienes investiga. ¿Hay nombres de Uruguay que ya recuerda de memoria y ni siquiera tiene que ir a los archivos?

—Algunos de los que ya he publicado: BGL Asesores Legales, el estudio Damiani… aunque ellos (los señalados) justifican que se dedican a constituir sociedades y no se hacen responsables de cómo se usan esas sociedades (silencio, levanta los hombros).

—Cuando Jorge Lanata dejó su programa televisivo en Uruguay dijo que nunca se había sentido tan atormentado como cuando investigó a Francisco "Paco" Casal, ¿usted se sintió atormentado al investigar entre uruguayos?

—No. He tenido más problemas en España que en Uruguay. En Uruguay me sucede, como cuando voy a una provincia argentina que no tengo fuentes, que conozco menos las redes, solo eso.

—Algo tan uruguayo y argentino como el fútbol, ¿también entra en la trama de la corrupción?

—Sí. Empezamos a encontrar indicios de compra de jugadores para el lavado. Hay un personaje en Rosario que está sospechado de la compra-venta de futbolistas para el cartel de "Los Monos", lo mismo que jugadores del sur para los Kirchner o "pases puente" en Uruguay.

"La realidad casi siempre supera a la ficción"

Hugo Alconada Mon suele dudar de todo, casi como una metodología de trabajo. Varias veces, cuenta, duda de cuándo es el momento exacto para publicar algo. Hay investigaciones suyas que demoraron años en salir a la luz. Incluso dudó si este era el momento para lanzar su último libro: La Raíz (de todos los males). Hasta llegó a apostar unas pizzas y unas cervezas de que lo mejor sería publicarlo en marzo, pero el olfato le jugó una mala pasada, porque la obra encabezó durante semanas la lista de libros más vendidos en Argentina. Otras veces ha vuelto a la redacción del diario La Nación y se ha preguntado si publicar un dato porque pensaba que no le creerían. "Olvidémonos de José López ( ex funcionario del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner detenido por corrupción en 2016, hoy con detención domiciliaria) y analicemos el caso. Digamos que estamos investigando a un secretario de Obras Públicas que a las dos de la mañana va a depositar bolsos repletos de dinero y un fusil semiautomático en un convento de monjas (que en realidad no es un convento), ¿quién nos va a creer?... la realidad casi siempre supera la ficción", reflexiona.

Campillo, otro "arrepentido" con viviendas en Punta del Este
Miles de alquileres en Punta del Este se concretaron por Aribnb. Foto:F.Figueredo

Hay veces en que Uruguay es solo el eslabón de paso en la ruta del dinero de la corrupción argentina. Otras veces es el paradero de la plata. Un nuevo personaje, acusado de lavado de dinero en Argentina, quiere acogerse a la figura del arrepentido: Juan Manuel Campillo. Este exfuncionario de Hacienda en Santa Cruz y pareja del difunto diseñador Carlos Di Doménico, fue detenido hace dos meses.

En la provincia de Santa Fe cuenta con siete apartamentos y, ahora se le adjudican otros dos en Punta de Este. Incluso algunos medios de prensa argentinos sostienen que el local puntaesteño "Luz de Alma", del diseñador Di Doménico, fue una fachada para el lavado de activos, sobre todo aprovechando el valor de la alta costura.

"Compró propiedades en Uruguay, amuebló sus apartamentos en Uruguay, compró obras de arte en Uruguay… vaya uno a saber qué puede haber adentro de esos apartamentos". El periodista Hugo Alconada Mon dice que el caso de Campillo desnuda las mil y una formas en que puede convertirse el "dinero sucio". Para el investigador argentino, "hay que tener una mente abierta sobre dónde está la plata, tanto como la tenían ellos a la hora de lavar". Según el periodista argentino, "los historiadores económicos se encargarán de contarnos si Punta del Este se fue construyendo en base a dinero no declarado de los argentinos o no, pero si así fue, no parece una sorpresa".

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