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Interpelaciones de 12 horas llegan a su fin

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Última interpelación fue la planteada al ministro del Interior, Eduardo Bonomi,  duró 11 horas. Foto: Fernando Ponzetto.

Parlamento

Senadores estudian limitar drásticamente tiempos de debate para evitar maratones.

Las interpelaciones de ocho, diez, doce o quince horas, con el agobio y la reiteración de argumentos que provocan, parecen estar destinadas a formar parte de los tiempos pasados.

Si prospera una modificación del reglamento del Senado que está a estudio, se limitarán al extremo los discursos de los legisladores interpelantes, del resto de sus compañeros y hasta de los ministros llamados a sala.

En esencia, en los debates se pasará de poder hablar todo lo que se quiera a hablar con tiempos acotados.

En la Comisión de Asuntos Administrativos del Senado se viene discutiendo desde hace tiempo una actualización del reglamento de la Cámara Alta, cambiando algunas disposiciones y procurando hacer más ágiles los debates que hoy en día —en épocas de globalización y apuro— se transmiten en vivo.

El artículo vigente sobre los llamados a sala a ministros permite hoy "un régimen de debate libre" para el senador interpelante, y para el ministro o ministros interpelados, sucesivamente, así como para los jerarcas (subsecretarios o directores de Entes Autónomos o Servicios Descentralizados) que le acompañen; para los restantes senadores rige el sistema establecido de 15 minutos prorrogables por otros 15.

Es decir que cada senador podría hablar hasta una hora, y el interpelante e interpelado, agregándole los jerarcas, con tiempo libre. En casos de interpelaciones sobre temas sensibles como los de seguridad (cifras de delitos), desarrollo social (cobertura a indigentes) o industria y energía (aumento de combustibles), es prácticamente un hecho que las interpelaciones duran arriba de las ocho horas.

Eso se traduce en cansancio y falta de atención de los participantes, desinterés del ciudadano que sigue el debate, derivación del tema central o "irse por las ramas", y —quizás lo peor— reiteración del mismo argumento.

Pero si se aprobara esta modificación que intentan los senadores, las cosas cambiarán drásticamente: el miembro interpelante tendrá 60 minutos para su exposición y preguntas, el ministro 90 minutos para alegar y contestarlas; luego el miembro interpelante dispondrá de 30 minutos adicionales para repreguntar y el ministro de otros 30 minutos.

A continuación se dará la discusión general en la que cada senador tendrá 15 minutos y en el cierre dispondrán de 15 minutos el interpelante y 15 minutos el ministro.

Es decir que el ministro y el interpelante tendrán en total cuatro horas como máximo.

Hoy en día hay interpelaciones donde han participado los ministros Eduardo Bonomi (Interior) o Marina Arismendi (Desarrollo Social) donde solamente su intervención inicial ha sido de entre cuatro horas y seis horas.

Si bien en el nuevo sistema se mantendrá el ritmo de intervenciones, es decir primero el interpelante luego el ministro, repregunta el interpelante y vuelve a contestar el ministro antes de abrir el debate, la clave del nuevo mecanismo es que se limitan los tiempos de cada instancia.

En la Comisión, el senador frenteamplista Enrique Pintado propuso que las preguntas que acompañan la primera intervención del interpelante se le hagan llegar al ministro el día anterior a fin de que pueda venir preparado. Hoy en día, tras recibir las preguntas en la misma sesión, el interpelado detalla la política de su cartera en un marco general mientras sus asesores en sala van contestando las preguntas.

Luis Alberto Heber (Partido Nacional) agregó que "hoy tenemos un debate libre. En el Senado no podemos tener interpelaciones de ocho, nueve ni diez horas. Debemos acotarlo porque llega un momento en que nadie escucha".

Con respecto a la respuesta de las preguntas, Heber propuso que tras recibirlas se pida un cuarto intermedio —en el que no corran los minutos— para estudiar las preguntas en caso de que el ministro lo necesite.

El tema seguirá en discusión en las bancadas de todos los partidos antes de decidirse.

La última

La última interpelación fue la planteada al ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Tuvo lugar el 18 de abril pasado y duró 11 horas. En la ocasión Bonomi sorprendió a propios y ajenos cuando anunció una "despedida", que en un principio muchos interpretaron como el alejamiento del cargo largamente reclamado. Sin embargo, como aclaró más tarde el propio Bonomi, se estaba refiriendo al alejamiento del senador interpelante Pedro Bordaberry, que se apartará al terminar la legislatura.

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