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¿Hay salida?

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La Columna de Pepepreguntón

Aunque al ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, no le guste reconocerlo, y el partido de gobierno no quiera admitirlo en el año electoral, cada día son más las empresas y comercios que bajan definitivamente la cortina o que, sin llegar a ese extremo, reducen drásticamente su plantilla para poder sobrevivir.

Les duele hacerlo, pero no tienen más remedio. Ya no son competitivos. Producir en Uruguay se ha vuelto extremadamente caro. El Estado, lejos de ayudar, solo piensa en aumentar impuestos y tarifas, y en crear nuevas regulaciones que implican más costos. El gasto en seguridad crece y crece. El ausentismo laboral se vuelve difícil de soportar. Y a ello hay que sumarle un poder sindical absolutamente desbocado, al que nadie le pone límites.

No lo ve el que no lo quiere ver. Cada día se pierden más empleos. El último dato oficial revela que el empleo cayó en 2018 por cuarto año consecutivo. Hay más de 148 mil uruguayos que no tienen trabajo. El año pasado se destruyeron otros 10 mil empleos, y las tasas de empleo y desempleo mostraron los peores registros desde 2007.

Y lo que se avecina no parece ser alentador. El año comenzó con la noticia de que Colgate-Palmolive cerrará su planta en Uruguay y trasladará sus operaciones a México, lo que dejará a otras 59 personas sin empleo. Entretanto, es inminente el cierre de la textil Medea, que ya envió a sus 90 empleados al seguro de paro. La empresa de gas licuado Megal corre riesgos de colapso y, tras una pésima temporada de verano, son varias las firmas vinculadas al turismo que emprenden ajustes profundos. De hecho, Buquebus ha anunciado que al cese de 15 trabajadores y el envío al seguro de paro de otros 71 empleados deberá agregar en los próximos meses “un número importante de despidos”. Y no es caprichoso. La empresa tiene, en alta temporada, solo cuatro buques operativos, y su nave Francisco Papa, con capacidad para 950 pasajeros y 135 autos en bodega, viaja en verano con un promedio de 284 personas y 35 vehículos.

Ya la láctea Pili había cerrado en noviembre pasado, enviando a 130 personas al seguro de paro. En octubre había sido el turno de la cooperativa de semillas Calprose. También de Tenent. En agosto había colapsado Motociclo (170 trabajadores). Entre agosto y setiembre, dos plantas de Saman. ¿Para qué seguir?

¿Cuál será la próxima? ¿Quién más dejará de producir en Uruguay y pasará a hacerlo en un país con costos más razonables?

¿Cuántas empresas más tendrán que bajar la cortina y cuántos uruguayos más deberán quedarse sin empleo para que los gobernantes entiendan que si esto sigue así el país va al despeñadero y cada vez más uruguayos tendrán que hacer las valijas y salir a buscar un futuro en el exterior?

¿Qué más tendrá que pasar para que la dirigencia sindical comprenda que debe empezar a pensar en cómo salvar empresas en lugar de ocuparse solamente de complicarles la vida con conflictos, paros, ocupaciones y piquetes?

¿Habrá salida? ¿O será que ya estamos condenados?

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