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“Hay compañeros que se miran el ombligo en vez de combatir al FA”, dice Sebastián Da Silva

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Sebastián Da Silva. Foto: Leonardo Mainé.
Nota a Sebastian Da Silva, productor agropecuario, licenciado en relaciones internacionales y politico uruguayo, Senador de la Republica por el Partido Nacional, en su despacho del Palacio Legislativo en Montevideo, ND 20220804, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

PARTIDO NACIONAL

“El Frente Amplio hoy tiene un partido comunista asociado al Pit-Cnt con sus mejores figuras, Carolina Cosse, con su opacidad y su forma de responder frente a dificultades judiciales”, contó Da Silva.

Desde hace tiempo busca identificarse con una frase que algunos atribuyen a Cervantes y que solía decir Luis Alberto de Herrera: “Siempre en el camino; nunca en la posada”. La repite cada vez que puede, porque el senador Sebastián Da Silva entiende que la vida y la política no deben dar respiro. Como uno de los nacionalistas más activos en las discusiones públicas, dice que ahora le preocupa una cosa: que haya blancos que estén más “interesados en mirarse el ombligo” y en pensar en 2024 que en confrontar al Frente Amplio.

-En la campaña en defensa de la LUC usted fue uno de los dirigentes blancos, e incluso dentro de la coalición, más activos. ¿Lo ve así?

-Sí, porque partió de una preocupación que sigo teniendo ahora, porque veo que muchos de mis compañeros están más interesados en mirarse el ombligo que en combatir el relato frenteamplista. Porque no tenemos un Frente Amplio moderado sino el peor Frente Amplio. Fernando Pereira se ha encargado de ser el cochero negro del Uruguay. Hace el rol de funebrero; de negro apagón, el que siempre da las pálidas. Sale en forma desfachatada en cinco o seis reportajes por semana, y ese relato marca mucho lo que es la izquierda hoy, radicalizada.

-¿Tiene un duelo personal con Fernando Pereira?

-No.

-Pero son permanentes los cruces entre ustedes.

-Uno trabaja 15 horas por día y el otro hace 15 años que no trabaja. Capaz que es por eso.

-¿A quiénes se refiere cuando dice que hay compañeros en su partido que se están mirando el ombligo?

-A mis compañeros. Cuando uno está en el gobierno tiene que asumir la importancia del momento que estamos viviendo. Y hay que combatir ese relato de Fernando Pereira, que es permanente y que lo ha desarrollado a través de los medios de comunicación y también en recorridas. Hay que contrastarlo con la realidad. Todavía estamos esperando la privatización de la educación, los desalojos exprés que nunca vinieron, la gente que iba presa por solo pedirle la cédula, todas esas mentiras que dijeron durante la campaña en contra de la LUC.

-¿Se pierde energía en las conversaciones sobre candidaturas?

-Cuando los políticos sienten la clarinada se ponen nerviosos. Pero todavía estamos muy lejos.

-¿Pero quiénes serían los que se están mirando el ombligo en su partido?

-Compañeros de todos los sectores.

-Algunos de ellos igualmente advierten la importancia de ir pensando en el equipo que se va a tener en 2024, cuando no va a estar Luis Lacalle Pou, que es el líder natural.

-Van a haber varios candidatos, cualquiera de ellos va a ser diferente a Luis, y el partido no tiene muchos matices a la hora de gobernar. Pero dejarle ahora la rienda suelta al Frente Amplio, como a veces lo hacemos, y no hacer un operativo memoria y recordar quiénes son estos nenes, puede generar perjuicio para el país.

-Le iba a preguntar, justamente, cómo veía en términos políticos el posicionamiento de la oposición.

-Ya sabemos que el Pit-Cnt tiene una incidencia fundamental, y la izquierda radical hoy, con la vieja guardia tupamara en retirada, genera una izquierda como la que vemos. Una izquierda que hizo un caceroleo a los 15 días de la pandemia, una izquierda que no ha hecho una sola propuesta, una izquierda que es demagoga. El Frente Amplio hoy tiene un partido comunista asociado al Pit-Cnt con sus mejores figuras. Carolina Cosse, con su opacidad y su forma de responder frente a dificultades judiciales, hizo igual que Cristina Kirchner; son bastantes espejadas las reacciones.

Sebastián Da Silva. Foto: Leonardo Mainé.
Sebastián Da Silva. Foto: Leonardo Mainé.

-Decía recién que teme que al Frente Amplio se le siga dando “rienda suelta” en algunas discusiones públicas. ¿Hay algún tema que vea en el que la izquierda se posicione particularmente mejor que el oficialismo? ¿En la seguridad, por ejemplo?

-No, porque no tiene validez. Yo escucho a algún diputado del FA decir que ya vamos a estar peor que en la época de (Eduardo) Bonomi...

-¿Y en lo económico? Por ejemplo, que al cabo de todo el período solo se aspire a la recuperación salarial y no al incrementos de los salarios va a ser algo en lo que el Frente va a insistir.

-Sí, el Frente Amplio contrasta alguna promesa electoral versus un mundo en pandemia. Y en el medio no hay ningún raciocinio. Acá lo que hay es mala intención, porque lo que le pasó al mundo, no al Uruguay, es que estuvo un año y medio en vilo, y sale de la pandemia y hay una guerra entre dos países de los más ricos del mundo que entre muchas otras cosas producen gas, petróleo y alimentos. Cuando vos lo único que querés es erosionar, horadar la confianza de un presidente que naturalmente acertó en el camino, es donde uno dice, “bo, dejémonos de mirarnos al ombligo y combatamos esto”. Porque argumentos para combatir nos sobran.

-Decía que la oposición se equivoca al criticar el incumplimiento de las promesas de campaña. ¿Pero no hay un problema real allí? Porque ahora se señala que no se cumple con no aumentar la edad jubilatoria. Pero antes había sido la promesa de no subir las tarifas públicas y el combustible...

-A ver, el Frente Amplio prometió bajar un 30% las rapiñas. Sin pandemia. Sin guerra. Y aumentó un 40%. Esa es una promesa falsa.

-¿Es un problema del sistema político, entonces? ¿Hay que evitar las promesas de campaña porque la realidad después se impone?

-En latín esto se llama rebus sic stantibus. Un cambio de circunstancias. Hay momentos donde uno tiene que administrar una realidad extraordinaria. ¿Cuál es la realidad extraordinaria? Bueno, la pandemia lo fue. Y así y todo la mayor promesa que hicimos nosotros en la campaña electoral fue el cambio del modelo económico: cuidar la plata de la gente, ahorrar, no malgastar, y eso lo estamos cumpliendo.

-El Frente Amplio también señala en que algunos cambios en el cálculo tributario, más la disminución del descuento que se hacía en el IVA, implican una especie de aumento impositivo.

-Pero eso es una anécdota, es de donde se agarran. Ellos son los reyes del ajuste fiscal, los reyes de los inversiones pésimas. Por eso digo que hay que hacer un operativo memoria.

-¿Cree que la reforma jubilatoria hay que aprobarla igual, aunque reste votos y se pueda hipotecar la próxima elección?

-El pueblo uruguayo tiene que ser maduro y valorar a los políticos a los que les paga muy buenos sueldos por hacer lo que tienen que hacer, y no ser macanudos y caer simpáticos.

-En su partido, de todas formas, hay quienes han planteado al menos la incertidumbre sobre dar el voto si no es con el apoyo de la oposición, porque eso puede significar un tiro en el pie.

-Es meridianamente objetivo que la reforma de la seguridad social hay que hacerla. Repito, la otra mejilla para estas cosas siempre va a estar.

-Se le endilga un estilo combativo como parlamentario. ¿Se reconoce así? A veces se lo agrupa junto con la senadora Graciela Bianchi como los dos legisladores escuderos del gobierno en todas las discusiones.

-Capaz que somos los dos que tenemos menos para perder. No es fácil ponerte a la mitad de la gente de poncho. Tenés que tener espalda y bancar. Los dirigentes políticos, en su mayoría, son más de flotar y no tanto de empujar. Y yo no tengo veleidades de eternidad. Por suerte en mi vida tengo muchas cosas lindas para hacer, que las voy a hacer hasta que me muera, como lo vengo haciendo desde hace 30 años. La política profesional no es algo que me motive.

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