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GucciGate

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

¿No debió alguien del entorno de Martínez encenderle alguna luz antes que fuera tarde para evitar la baldosa floja?

Fue todo tan vertiginoso como desprolijo. Los uruguayos asistimos primero a la euforia con que el candidato presidencial del Frente Amplio, Daniel Martínez, recibió -entre carcajadas y gestos de complicidad- el apoyo político del cantante tropical conocido como “El Gucci”. Horas después, fuimos testigos de la fuerte ofensiva de algunos dirigentes de izquierda que, liderados por el intendente Di Candia y la siempre rebelde Goyeneche, cuestionaron al presidenciable por recibir de brazos abiertos a una figura tan fuertemente cuestionada por las organizaciones feministas. Y finalmente, vimos cómo el propio Martínez le cerraba la puerta en la cara al intérprete, para evitar que las mujeres se pusieran “sensibles” y que una elección que ya luce “complicada” se volviera aún más cuesta arriba.

¿Por qué se manejó tan mal un asunto tan aparentemente simple? ¿No evaluó el candidato lo que podía ganar y lo que arriesgaba al sumar con tanto fervor a “El Gucci”? ¿Tan mal están las cosas que sumar el apoyo de un cantante tropical se volvía tan relevante? ¿Tan poco diálogo tiene Martínez con su sucesor en la Intendencia de Montevideo y con una mujer como Goyeneche, que integró su gabinete y le apoyó en la interna?

¿No debió alguien del entorno de Martínez encenderle alguna luz antes que fuera tarde para evitar la baldosa floja?

¿Por qué bastaron un par de gritos destemplados para que Martínez diera vuelta su decisión? ¿Por qué se expuso de la manera que lo hizo a la hora de explicarle al cantante las razones del repentino cambio en su forma de pensar? ¿No tenía a nadie que manejara ese tema por él y lo hiciera de mejor forma? ¿Por qué desde que ganó las internas de junio daría la impresión de que el candidato del Frente Amplio primero hace y luego piensa en las consecuencias de sus actos? ¿No está el resto de la máxima dirigencia de la coalición a su lado, pensando con él, diseñando la estrategia y ayudándole a ejecutar?

¿Qué pasa? ¿Está Martínez más solo de lo que debería? ¿Por qué no están a su lado, o al menos muy cerca, los Vázquez, los Mujica, los Astori, los Bergara, los Cosse, los Andrade, los Miranda? ¿Porque ellos no quieren estar o porque Martínez prefiere que no estén?

Si son los líderes los que toman distancia del candidato, ¿a qué se debe? ¿A que Martínez se cortó solo a la hora de elegir a su polémica compañera de fórmula? ¿A que la fraternidad frenteamplista de la que tanto se hablaba en la campaña no es tal? ¿O a que nadie quiere estar demasiado cerca de un hombre que podría perder el gobierno que al Frente Amplio tanto le costó conseguir y mantener?

Y si fuera Martínez el que los quiere lejos, ¿a qué se debe? ¿De verdad cree que puede llegar muy lejos si no logra encolumnar a todos detrás de su proyecto?

Falta para las elecciones. Pero no falta tanto. Y como le habría confesado Martínez a “El Gucci”, la cosa luce “complicada” para el Frente Amplio. Y pareciera que, cinco años después, hace falta algo más que un susto para espabilar al beodo.

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