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La Ética

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El Uruguay atravesaba una de las peores crisis de su historia. No pocos dudaban de si habría salida. La mirada de una parte importante de la ciudadanía se posaba, más que nunca, en la coalición que lideraba.

Así que aquella noche del 5 de febrero de 2003, el discurso de Tabaré Vázquez en la celebración del 32° aniversario del Frente Amplio (FA) fue bastante más extenso que de costumbre.

Casi no le quedaron temas por tocar. Habló del compromiso del Frente Amplio en la búsqueda de los desaparecidos. De los cambios de política económica que propondría al llegar al gobierno. De la reforma del Estado que encararía la izquierda una vez en el poder. De la mendicidad callejera. Del desempleo. Y de los jóvenes que se iban del país.

Pero si un foco tuvo aquel mensaje, y por algo debería ser recordado, fue por el compromiso público que, en nombre del FA, asumió aquella noche en el combate frontal a la corrupción y la defensa irrestricta de la ética en la función pública. Vázquez dijo que en el FA no se podía concebir "la política sin ética". "En esta fuerza política se podrá meter la pata, pero no la mano en la lata. Y si alguien la mete, se la vamos a cortar. Que quede bien claro", dijo el líder de la coalición.

"La nuestra no es una ética limitada a los discursos. Es una ética concreta, de acción cotidiana. (…) No se puede ser al mismo tiempo frenteamplista y vagoneta. Tampoco sirve para nada el frenteamplista que, invocando valores de izquierda, adopta valores de derecha. En el FA somos muy amplios, pero no tenemos lugar para los corruptos, y si alguno se nos cuela, apenas lo descubrimos marcha para fuera. Así de simple", sostuvo.

Vázquez dejó en claro que "corrupción no es únicamente meter la mano en la lata". "También es dejar que otros la metan. Tampoco es ajeno a la corrupción el omiso, el haragán, el frívolo, el garronero, el bocón, el que tramita influencias disfrazadas de gauchadas, el fanfarrón o el arribista. A esos no los queremos en el FA", aclaró.

Ya en aquel discurso dijo que no respaldaría "una caza de brujas" o denuncias que no estuvieran "debidamente fundamentadas", y que en el FA no habría "ni Inquisición ni linchamientos". Pero prometió que trabajaría en la redacción de normas claras, complementarias de las existentes, para combatir "la corrupción", "los acomodos", "las designaciones irregulares", "las preferencias en los nombramientos" o "los privilegios para correligionarios".

Vázquez aseguró que esas normas asegurarían que, en un gobierno del FA, hubiera "garantías" de que "ante una sospecha de irregularidad" o "un eventual hecho de corrupción" cualquier persona pudiera realizar la denuncia correspondiente "con la seguridad que el hecho será investigado". Esas normas serían enviadas a los comités de base para su discusión, análisis y aprobación. Esa noche Vázquez se excusó por hablar tanto de la ética. "Este Uruguay necesita creer en algo, en instituciones sanas y limpias, en hombres y mujeres probos, serios, responsables, que cuidan más lo que no les pertenece que sus propios bienes", explicó.

Aquella comisión, aquellas normas y aquel compromiso de cualquier sospecha de apartamiento de la ética, ¿en qué quedaron?

Pepepreguntón

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