COMICIOS
A través de cartas, fotos o gestos varios expresaron su descontento con la obligatoriedad electoral del pasado domingo.
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Cuentan que en una convención del partido Republicano, a mitad del siglo XIX, Abraham Lincoln, quien años después saltó a la fama como el presidente de Estados Unidos que abolió la esclavitud, dijo: “Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil”. Lincoln murió por un disparo en la cabeza, pero esa paradoja no impidió que su frase quedase para la posteridad como símbolo de la expresión del soberano a través del sufragio.
Y cada uno expresa la fuerza del voto a su manera. Los funcionarios de la Junta Electoral de Montevideo lo saben a la perfección. Porque dentro de las urnas de los comicios del BPS, que los funcionarios abren para el escrutinio departamental y definitivo, cabe de todo: quienes optan por un candidato, quienes rompen listas, quienes dejan el sobre vacío y hasta los que descargan allí toda su rabia.
El hallazgo de un sobre con materia fecal, en un circuito de la capital, fue el súmmum de esa furia canalizada a través del voto obligatorio. La Junta Electoral de Montevideo determinó que se compute como “voto en blanco”, dado que el sobre no contenía ninguna lista a un lema que permitiera anular el voto.
La urna fue sellada con una bolsa de nylon, para evitar la propagación de bacterias, y las autoridades electorales descartaron cualquier acción judicial contra el posible elector. La única manera de intentar una trazabilidad era a través de un examen de ADN, previa autorización de un juez, y el resultado de esa pericia ni siquiera sería prueba suficiente de que la materia fecal correspondía al elector en cuestión.
Tampoco habrá denuncia judicial contra otro votante que depositó una esvástica, la cruz que caracteriza al movimiento nazi, pese a que ese símbolo podría configurar un delito de incitación al odio.
No habrá acción penal alguna contra el que depositó un preservativo (“usado”, aclararon los funcionarios de mesa), el sobrante de un gel íntimo, dinero (veinte pesos uruguayos y el equivalente en argentinos) o una misiva que rezaba: “Me cago en el BPS”.
Más allá de esas expresiones, que con mayor o menos grado de virulencia suelen manifestarse elección tras elecciones, en estos comicios del BPS en particular hubo un debate sobre la obligatoriedad del sufragio que apareció evidenciado dentro de las urnas. Una de las funcionarias electorales llegó a fotografiar un mensaje que decía: “No a la obligatoriedad de las elecciones del BPS”.
El País divulgó, previo a los comicios, una encuesta de la consultora Factum en la que se revelaba que la mitad de los uruguayos apoyaba que la elección del BPS fuera obligatoria. Pese a ello -y a diferencia del pronóstico de algunos actores políticos-, el total de votos en blanco y anulados descendió respecto a la elección anterior: de 70.000 a 38.500.
En ese sentido, la expresión popular canalizada en las urnas no permite extraer demasiadas conclusiones. El presidente Luis Lacalle Pou se manifestó afín de rever la obligatoriedad del voto y el diputado por el Partido Independiente, Iván Posada, presentó un proyecto de ley para eliminar la obligación de cara a los próximos comicios de representantes sociales del BPS.
Eso sí: la coyuntura se hizo sentir adentro de las urnas. En la capital, al menos, apareció más de una inscripción contra el pase verde o las políticas adoptadas en materia sanitaria. Una de las cartas tenía el dibujo de Mafalta tapándose los ojos, la boca y los oídos, y decía: “No al pase verde, elecciones BPS 2021: tu silencio es cómplice, apoyar estos eventos es apoyar la discriminación”.
Ni siquiera faltó la cachada futbolística: al presidente de Peñarol se lo plasmó bajo el rótulo de “La Llorona” y con letras rojas y azules (sobre fondo blanco) un hincha bolsilludo hizo alusión a la seguidilla de finales que Nacional ganó contra su clásico rival en pocos días.
Conteo final
Las autoridades electorales estiman que mañana sábado acabará el escrutinio departamental. La intención era finalizar hoy viernes, pero en Montevideo hay al menos 70 votos observados por identidad que tienen que revisarse caso a caso en dactiloscopia.
A eso se suma que la Corte Electoral en su conjunto viene con retraso en los escrutinios dada la suma de elecciones (BPS, Udelar, ANEP...) y el conteo de firmas para convocar a un referéndum revocatorio de 135 artículos de la LUC.
La Corte ya validó más de 642.000 firmas (se requieren 671.544 para alcanzar el 25% del padrón habilitado que daría paso al referéndum), pero hay otras 21.744 que están en proceso de validación y que requieren, en su mayoría, rastreo o análisis por dactiloscopia. Y eso enlentece el cotejo.
A eso se suma que en las Juntas Electorales están “planificando la salida a los barrios para promover la obtención de credencial y avisar de la posibilidad de traslados de credencial”, explicó el secretario de la Junta Electoral de Montevideo, el nacionalista Fernando Vergara.
Su cargo, como el de los otros integrantes directivos, es honorario. Pero son ellos los que se encargan de motivar a los funcionarios. Tanto que esta semana, mientras escrutaban las urnas del BPS, una de las referentes gritó: “Se pueden ir, chiquilines. Trabajaron regio”. Y ellos le devolvieron el saludo con aplausos. Mañana vuelven a contar.