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Proponen exigir alarma y cerca en todas las piscinas

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Cuando un niño cae en el agua y se ahoga, no grita ni llora. Las muertes por ahogamientos son súbitas y además silenciosas. Foto: archivo El País.

AHOGAMIENTO INFANTIL

Frente y blancos impulsan un proyecto de ley sobre ahogamiento infantil.

Que en pleno año electoral una diputada del Frente Amplio y un diputado del Partido Nacional se reúnan a trabajar y elaboren un proyecto de ley conjunto es uno de esos peculiares episodios a los que no estamos muy acostumbrados. Eso ocurrió con una iniciativa presentada por la exsubsecretaria de Salud Pública Cristina Lustemberg y el representante nacionalista Pablo Abdala, que obliga a poner cercos y alarmas de inmersión en piscinas públicas y privadas, incluyendo casas de familia, y crea un programa nacional de prevención del ahogamiento infantil.

El tema de fondo es una preocupación de ambos legisladores, aunque por diversas causas. A Lustemberg le importa el ahogamiento en niños porque trabaja en la mortalidad infantil desde hace más de 20 años. Cuando Abdala la llamó para consultarla, no dudó en apoyarlo y sumarse a la causa, aunque viniera de un legislador de la oposición. “Lo que sea para mejorar un tema grave para la salud pública”, dijo Lustemberg a El País. La exviceministra afirmó que el proyecto es “una buena señal” y por eso aspira a que se sancione, por más que este sea un año electoral. “Trabajaremos hasta último momento”, indicó la legisladora.

Abdala no es un experto en el asunto pero quedó muy sensibilizado luego de que una instructora, Guadalupe Herraiz, lo visitó en su despacho. “Es un tema de conciencia”, explicó el diputado, quien cree que hay que “hacer algo y tomar medidas”.

Herraiz -instructora del programa Infant Swimming Resource, que se dedica a difundir técnicas de autorrescate- le contó que el ahogamiento es la primera causa de muerte accidental no intencional en niños entre uno y cuatro años y la segunda entre cinco y 14 años. De hecho, entre 2009 y 2016 fallecieron ahogados 174 menores de 19 años. Es una de las tasas más altas de América.

La instructora decidió pedir ayuda al Parlamento ante la gravedad de la situación. Le explicó al diputado que las muertes por ahogamiento son casi súbitas pero además silenciosas, porque rara vez se escucha a los niños gritar o llorar. Más allá de los fallecimientos, hay consecuencias graves, con severos daños neurológicos, cuando los niños están sumergidos más de 21 segundos.

Nuevas reglas

¿Qué plantea el proyecto? Las piscinas -públicas o privadas, de uso particular o colectivo, enterradas o elevadas, abiertas o cerradas- deberán contar con barreras o cercas de seguridad y alarmas de inmersión. Aunque la reglamentación lo establecerá con claridad, Abdala dijo que la idea es que la ley “no sea retroactiva”, esto es, que los cambios se apliquen en las nuevas piscinas. No obstante, el espíritu es que al menos en las piscinas públicas se adopten estas normas de prevención ni bien la ley esté vigente.

Herraiz explicó en el Parlamento que lo ideal es que estos cercos tengan una puerta con cierre automático porque le han llegado “infinidad de casos” de niños que han muerto en piscinas con cerco con candado o pasador, que quedaron abiertos.

El incumplimiento de las medidas previstas incluirá sanciones con multas de hasta 100 unidades reajustables ($ 116.397, al valor actual) y para eso se establecerán inspecciones, incluso en las casas de familia. Además, los flotadores deberán tener impresa una advertencia indicando que su simple uso no es suficiente como medida de seguridad para proteger a los niños.

“No debemos confiar en los elementos de flotación”, indicó Abdala. Y agregó que se han dado ahogamientos con flotadores.El proyecto también establece que se elaborará un programa nacional de prevención del ahogamiento infantil, que incluirá aspectos de divulgación, espacios de reflexión y jornadas informativas en la salud y la enseñanza, así como la formación de recursos humanos y la capacitación continua de funcionarios, docentes y profesionales de la salud.

En la comisión de Salud de Diputados, Herraiz dijo que en este tema hay “una ceguera impregnada en la sociedad”. Pero la iniciativa no es un invento loco. Varios países han legislado: la exposición de motivos del proyecto menciona los ejemplos de Chile, Colombia y Estados Unidos.

Hay 21 segundos para actuar

“Mucha gente cree que los niños flotan y los niños no flotan, ni en el vientre materno”, dijo en la comisión de Salud de Diputados la instructora, Guadalupe Herraiz. “La gente cree que los puede dejar cinco minutos y entonces va hasta la cocina y vuelve. Pero a partir de los 21 segundos de apnea por inmersión el niño empieza a morir”, agregó la experta. Por cada niño ahogado, hay entre cuatro y cinco que logran sobrevivir pero quedan con daños irreversibles.

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