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Las elecciones desde la perspectiva de los nuevos votantes

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Nuevos votantes uruguayos. Foto: El País

POR PRIMERA VEZ ANTE LA URNA

El total de personas habilitadas para votar en las elecciones son 2.699.847. Del total de habilitados 267.278 votarán por primera vez. Los nuevos votantes muestran menos interés en la política que en épocas previas.

Julia esperó el momento de votar desde que era niña. Tanto, dice, que ya entonces había calculado cuáles serían sus primeras elecciones, y lo que más le gustó de cumplir sus 18 años fue adquirir ese derecho. Votar, para ella, es formar parte. “Es un proceso que nos atraviesa a todas y todos como ciudadanos de una sociedad”. Es “informarse activamente, generar empatía y conciencia”, y tratar de pensar en el bien común.

Pasó de ser la niña que “hacía preguntas a lo loco” y que salía a la calle pintada y embanderada cantando jingles, a ser la estudiante de Ciencias Sociales que se toma el asunto con seriedad. Milita, se informa y debate. De apellidos Polgar Brovetto (su padre es presidente del Banco República y su abuelo materno presidió el Frente Amplio), la política ha sido siempre una constante en su casa. Sin embargo, aunque el contexto condiciona, disiente en muchas cosas con su familia, se siente libre de pensamiento y ha ido creando su propia postura. Y cree que la Facultad de Ciencias Sociales le abrió la cabeza. Está en su primer año.

Julia es una de las 267.278 personas para las que 2019 se convirtió en el año de su primera elección. Clara, Paulo y Agustín también votan por primera vez, y como Julia, conversaron con El País sobre lo que significa para ellos. Los cuatro reconocen la importancia del 27 de octubre y valoran su derecho. Hablan sobre sus familias y la libertad de pensamiento. Sobre las charlas con amigos, las calles y los medios en tiempos de campaña electoral.

Julia, joven uruguaya que vive su primera votación. Foto: Darwin Borrelli

Julia, 19 años

Montevideana, empezó Ciencias Sociales (UdelaR) pensando en elegir Sociología, pero el año electoral la motivó y cree que cuando llegue el momento hará Ciencias Políticas.

Agustín Malek, por ejemplo, no votó en junio. Tiene 19 años pero la política no lo atrapa. Su abuelo era un diplomático argentino y fue ministro de Educación en ese país, pero la política es un tema del que prácticamente no se habla en su casa. Incluso su padre, que ya hace 40 años vive en Uruguay, es residente y no se hizo ciudadano. No votó nunca, ni acá ni en la otra orilla.

“He ido a casa de amigos en las que ese es un tema siempre activo, pero en mi casa no se habla nunca de política”. Su contacto más cercano fue acompañar a su madre a votar una vez. Y ahora están las charlas que tienen sus amigos cuando se juntan, “pero son siempre como las de fútbol, discusiones superficiales”.

Opina que la política está mal planteada hacia los jóvenes, sobre todo ante aquellos que en su casa no tuvieron motivación. Que la propaganda constante causa rechazo y le quita las ganas de aprender. “Es como una materia en facultad, que en sí capaz no es lo peor, pero depende de cómo sea el profesor, que interfiere en si te gusta o no, en si te comprometés o no”. Aun así, sabe que votar es importante, que le da la oportunidad de elegir a quienes estarán en el gobierno, y que eso define al país en el que vivirá los próximos años.

Clara, joven uruguaya que vive su primera votación. Foto: Darwin Borrelli

Clara, 19 años

Vota en Nueva Helvecia, Colonia, y afirma que le fue difícil decidir su voto. No está involucrada en la militancia, pero le parece importante elegir a quien estará en el gobierno.

A Clara Gago le pasa algo similar. Aunque cada tanto, en algún almuerzo familiar, hay alguna discusión, la realidad es que su entorno no pone el tema en el centro. Ella, particularmente, no esperaba el momento del sufragio. Pero no le da lo mismo. Lee y se informa bastante. Pero, admite, no cree que la mayoría de las propuestas sean factibles para llevarse a cabo en la realidad. La desmotiva. “Votar, primero, es una obligación. Después, es una forma de expresar lo que quiero para el futuro. Ahora soy parte responsable por lo que no puedo ser indiferente. Pero no creo mucho en la política. Bueno, no en la política, en los políticos”.

“Para mí votar es sentir que de alguna forma soy una persona importante en la toma de decisiones de mi país. Es un momento que esperé desde los 13 o 14 años y ya voté en las internas”, comenta Paulo Maillot. Pasó de ser un niño que no prestaba mucha atención a un adolescente convencido y con voto decidido. “Vi que mi voz valía”.

Agustín, joven uruguayo que vive su primera votación. Foto: Darwin Borrelli

Agustín, 19 años

Es de Solymar. En su casa la política no es tema central e irá a la urna por obligación. Cree que la política debería mejorar su forma de comunicarse con los jóvenes.

“Yo voto igual que mis padres. Pero no viene por ahí. Ellos siempre respetaron mi libertad de pensar como quisiera”. Parte de su motivación estuvo en la historia, su materia preferida y el profesorado que piensa seguir cuando termine el liceo. A los 16 años empezó a leer libros que lo llevaron a tener una visión del mundo que el domingo siguiente se transformará en su voto. Nació en 2001, pero le importa lo que pasó antes en Uruguay, y la historia de los partidos políticos. “Yo he podido entender que puedo influir en las consecuencias que creo son necesarias que se den en el país”.

Lo que le gusta de la campaña electoral es la libertad de escuchar a sus amigos, con sus posturas y sus ideas diferentes, y aún así llevarse bien. Así aprende sobre las distintas formas de vivir de cada uno. Y esas charlas en campaña electoral están en todos lados. “Nosotros recibimos todo lo que pasa en el país y siempre está para discutirlo”.

Paulo, joven uruguayo que vive su primera votación. Foto: El País

Paulo, 18 años

Está terminando el liceo en Melo, Cerro Largo, y piensa estudiar profesorado de historia. Su gusto por esa disciplina, dice, ha formado su opinión y ya sabe cuál será su voto.

No todos crecieron con el mismo ímpetu por la política y cada uno tiene su visión sobre el sufragio. Opinan sobre qué debería mejorar y qué creen que funciona. Pero, están convencidos, su voto importa.

Lo que Uruguay tiene para mejorar

Los cuatro entrevistados para esta nota tienen algo en común: creen que Uruguay tiene muchas cosas buenas, así como unas cuantas para cambiar, crecer y ser un mejor país en el que vivir.

En el caso de Clara, le gustaría percibir un entorno menos inseguro. Es de Nueva Helvecia, se mudó por estudio a Montevideo hace dos años, y nota que en ambos lugares hay gente con temor a salir a la calle. No está de acuerdo con la iniciativa Vivir sin miedo porque a su entender “violencia genera más violencia”, pero le parece que algo se tiene que hacer.

Julia, montevideana, y Paulo, melense, tienen la misma postura que Clara: hay que mejorar, pero la papeleta de la reforma no es la respuesta que buscan. A Julia -que ha puesto hincapié en informarse y tiene presente la dictadura en Uruguay y la represión que los medios muestran en América Latina- le da temor. “Siento miedo, irónicamente, de que estas medidas no solucionen el sentimiento de inseguridad ciudadana sino que lo refuercen mediante los allanamientos nocturnos, y que no brinden una solución al sistema penitenciario sino que solo lo agrave y lo vuelva incluso más punitivo, eliminando cualquier mínima posibilidad de reinserción”.

Paulo, que vive en Cerro Largo y ve como su departamento carece cada vez más de oportunidades de empleo, piensa que ese es otro tema fundamental al que prestar atención. “Es cada vez más grave. Hay que generar más trabajo”. Para Clara el tema empleo también tiene que dirigirse a los jóvenes, sobre todo a aquellos que tienen menos oportunidades de estudio, pero incluso para los que sí estudiaron e igualmente ven difícil el acceso a un trabajo. Cree que por ese lado, sumado a una reforma en el sistema carcelario y a un énfasis en mejorar la educación, por ejemplo, también se abriría un camino distinto para evolucionar en la seguridad. “La educación mejoraría todo, los niños y adolescentes van a ser siempre el futuro, y si no se los ayuda a crecer y se los apoya no se va a poder generar un cambio ni actual ni futuro”, está convencida.

Hay 79.056 más habilitados para votar que en las elecciones de 2014
Votar, votación, urnas, elecciones, voto. Foto: archivo El País

Los nuevos votantes son 267.278, informaron a El País en la Corte Electoral. El total de personas habilitadas para votar, en 7.122 circuitos, son 2.699.847, unas 79.056 más que en el sufragio de 2014, según figura en la página web del organismo,

Ese año, como los anteriores, demuestra que aunque las elecciones son obligatorias, no concurren a votar todos los inscriptos. En 2014, de 2.620.791 habilitados concurrieron 2.372.117, lo que representa el 90% del padrón electoral. En 2009, para las elecciones que llevaron a José Mujica a la presidencia, votaron 2.303.336 de 2.563.250 (86%).

En el caso de las elecciones internas 2019, de los votantes habilitados que efectivamente sufragaron fueron 1.076.660, no alcanzando el 50 por ciento. Agustín Malek, de los nuevos votantes entrevistados para esta nota, afirmó que en su caso solo votará el 27 de octubre porque es una instancia obligatoria, y aunque valora el sistema democrático y considera fundamental el derecho al voto, siente una desconexión con la política, que cree que no es un problema solo suyo, sino de muchos jóvenes con los que lo político partidario no logra comunicarse correctamente.

En enero de 2019, Opción Consultores publicó “Los nuevos votantes y el efecto demográfico”, un informe a partir de datos recolectados por diversas ediciones de Monitor Telefónico de Opinión Pública de 2018. Según se desprende de esa publicación, el 33% de los jóvenes de entre 18 y 21 años que votarán por primera vez en 2019 se inclinaban por el Frente Amplio, mientras el 23% votaría al Partido Nacional y el 8% al Partido Colorado. El 17% respondió que “no sabe no contesta”. Para esa fecha no se había fundado Cabildo Abierto, el partido liderado por Manini Ríos que hoy tiene gran peso en las encuestas. Respecto a 2014, el porcentaje de nuevos votantes que iba para el Frente Amplio pasó de 55% a 33%; y en el caso del Partido Nacional de 29% a 23%.

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