SEGURIDAD PÚBLICA

Pasadas las elecciones, comenzó a manejarse en corrillos políticos el nombre del asesor de seguridad de Luis Lacalle Pou y excomisionado parlamentario, Álvaro Garcé, como ministro o subsecretario del Ministerio del Interior.

Tras conocerse que el senador y líder de Alianza Nacional, Jorge Larrañaga, ocuparía la jefatura de ese ministerio, el nombre de Garcé pasó a estar en el primer lugar de la lista para el puesto de número dos en esa cartera. Sin embargo, cuatro días después de los comicios Lacalle Pou se reunió con Garcé para trasmitirle que iba a ser el encargado de dirigir la Inteligencia del Estado a partir del 1° de marzo de este año.

La apuesta de Lacalle Pou es elevada. Mueve a su asesor de confianza en seguridad a la Presidencia de la República.

Garcé ocupará una oficina muy cercana a la del presidente en un puesto muy sensible desde el punto de vista político. Es que la Inteligencia Estratégica supone una proximidad muy grande entre el presidente electo y el director de esa área, porque este deberá realizar un reporte diario con la información y datos recolectados por todas las agencias de Inteligencia del Estado (Policial, Ejército, Armada y Fuerza Aérea y organismos de los ministros de Relaciones Exteriores y Economía y Finanzas).

El plan de la nueva Inteligencia del próximo gobierno será a mediano y largo plazo. La apuesta es dar un salto en calidad en materia de Inteligencia estatal. Ese fue el pedido realizado a Garcé por Lacalle Pou, en la reunión mantenida entre ambos.

Es decir, Garcé tendrá como tarea rediseñar el sistema para fortalecer esta área clave de un gobierno, sin anular la autonomía o la especificidad de las Inteligencias militar, policial y económica, pero dirigiéndose a una articulación con mayores recursos económicos.

El gobierno electo pretende dar una línea común a todas las agencias de Inteligencia del Estado. Procurará que se apliquen procedimientos generales o protocolos similares para la Inteligencia Policía, Militar o Fuerza Aérea, entre otras, aunque estas apunten a temas u objetivos distintos. Esas pautas serán dictadas por la Secretaría de Inteligencia Estratégica, a partir del 1° de marzo de este año.

La intención de Lacalle, cuando su gobierno termine en febrero de 2025, es dejar en Presidencia de la República un sistema de Inteligencia con una estructura fuerte y que funcione y que sea la base para una política de Estado sobre esta materia. “Ese es el desafío que deberá afrontar el gobierno electo”, dijo Garcé a El País tras ser consultado acerca del nuevo objetivo que tendrá el sistema de Inteligencia.

-El tráfico de drogas será uno de los temas que apuntará la nueva Inteligencia del Estado?

-Sin dudas. Pero se apuntará a todas las modalidades del crimen organizado. Entre ellas lavado de dinero, contrabando y abigeato. También hay otras cuestiones que tienen que ver con ciberataques, terrorismo, trata de personas.

-¿Qué rol tendrá la Inteligencia estatal en el gobierno de Lacalle Pou?

-Dentro de la propuesta del gobierno electo en materia de seguridad, una de las líneas es el fortalecimiento de la Inteligencia Estratégica partiendo de la premisa del combate al crimen organizado. Para enfrentar otras amenazas globales y regionales, se requiere Inteligencia del más alto nivel, en especial un rediseño del sistema para fortalecerlo. Se apuntará a lograr que las distintas comunidades de Inteligencia puedan articular sus esfuerzos para avanzar hacia una política de Estado en materia de Inteligencia.

-¿Por qué es necesario realizar esa reestructura?

-Porque hay desafíos regionales y globales que imponen esa necesidad. Se trata de saber que va a llover cuando se ven las nubes en el cielo. Tener la capacidad de prever para tomar las decisiones. El rol de la Inteligencia Estratégica consiste en proveer información de calidad y en tiempo real al presidente de la República y al gobierno en general para que se adopten decisiones de la mejor forma. Es decir, decisiones basadas en evidencias a partir de información debidamente obtenida y analizada.

-Hoy la Inteligencia Estratégica es un organismo con escasa estructura.

-Actualmente existe la Dirección de Inteligencia Estratégica. Es una oficina que por ser nueva es cuantitativamente pequeña pero fundamental. La idea del presidente y, que yo apoyo y por eso acompaño, es fortalecerla en el sentido de que al final del período tengamos una Dirección de Inteligencia desarrollada. Y que toda la labor de Inteligencia en el país se vea fortalecida y profesionalizada.

-¿Cuál es la situación hoy?

-Acá hay muy buenos elementos humanos. Con una formación muy buena e interesante. Lo que está faltando es una mayor articulación (entre los distintos organismos) y disponer de una unidad, como la Secretaría de Inteligencia, que sea capaz de liderar todas las políticas en esta área.

-El presidente electo ya anunció que usted trabajará codo a codo con él. ¿Cuál va a ser su rol?

-La cercanía estará primero en el tema de la confianza política. Es una tarea muy sensible. La Inteligencia estará para respaldar al presidente de la República en su investidura y la institucionalidad. Va a existir un canal de comunicación permanente. Se trata de proveer al presidente de la mayor cantidad de información, de la mejor calidad y en el menor tiempo posible.

El 7 de diciembre, un desfile de futuros jerarcas pasó por la sede de Todos, ubicada en Bulevar Artigas y Chaná, donde trabaja Lacalle Pou en el armado del gobierno.

Ya se sabía en ese momento que Larrañaga sería titular de Interior y Guillermo Maciel ocuparía la subsecretaria.

El País informó en ese momento que el presidente electo pretendía que Garcé tuviera un cargo de relevancia en el plan estratégico que diseñó para combatir la inseguridad.

Fuentes blancas consultadas por El País explicaron que el objetivo del gobierno que asumirá el próximo 1° de marzo era cambiar la “matriz” de Inteligencia para el combate “frontal a la delincuencia y el narcotráfico”.

Parte de ese plan está en la implantación de la ley de Inteligencia de Estado.

El presidente electo declaró varias veces durante la pasada campaña electoral que la gestión de la seguridad pública cada vez más pasa por la Inteligencia y menos por “el músculo”; es decir por la represión al delito.