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Crece cantidad de aspirantes a cursar escuelas militares

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Las exigencias de Darío Pérez tienen consecuencias. Foto: EFE

Fuerzas Armadas

Este año se incrementó sensiblemente el número de mujeres que quieren ser oficiales del Ejército nacional.

Pese a que hoy en día todos los jóvenes tienen claro que la del uniforme no se trata de una profesión donde enriquecerse ni mucho menos, el ingreso a las Fuerzas Armadas sigue atrayendo a los adolescentes que buscan una formación en valores, el desarrollo de la seguridad en sí mismo o simplemente el cumplimiento de un sueño personal, un desafío.

Ya sea por razones familiares o por la propia vocación del joven, este año las escuelas de formación de oficiales han recibido más solicitudes de ingreso que durante 2018.

El nivel de enseñanza es terciario, por lo que una vez convertidos en oficiales militares los jóvenes tienen acceso a un panorama laboral más expandido que en años anteriores. En el Ejército este año hay un 25% de mujeres que quieren ser oficiales, con el doble de aspirantes de ambos sexos respecto del año pasado. Algo similar ocurre en la Fuerza Aérea donde para los oficiales recién graduados, muchos convertidos en pilotos, se abre una perspectiva relevante en el ámbito de la aviación comercial.

Todas las escuelas tienen spots publicitarios cada día más específicos para el público, y así han obtenido resultados.

Casi el doble.

En el Ejército están locos de la vida: según datos oficiales, se presentaron este año 237 postulantes a obtener una de las 106 vacantes que hay en la Escuela Militar (EM) para la carrera. La cantidad de aspirantes casi duplicó a la de 2018, que fue de 157 adolescentes. Entre los 237 se presentaron este año 79 mujeres, aproximadamente un 25%, según dijo a El País el teniente coronel Juan Giorello, jefe de Estudios de la EM, que en realidad es el encargado de reclutamiento de los futuros oficiales.

Toda esta semana continuarán las severas pruebas en la Escuela Militar de Toledo, Canelones, algunas eliminatorias, para definir la adjudicación de los cupos para ponerse el uniforme. Después comenzará la carrera propiamente dicha que dura cuatro años, en el caso del curso para el cuerpo de comando, y tres años para quienes quieran graduarse del curso de cuerpo de apoyo al comando, que implica otras materias específicas como logística, etc.

Los graduados se convertirán en alféreces del Ejército y recién entonces comenzará su carrera militar.

El comandante Giorello celebró el incremento de aspirantes por una razón elemental: "cuanto más personas para elegir, entonces se recluta mejor", indicó a El País. Las exigencias siempre son las mismas. Hay pruebas físicas, una parte académica con materias como matemáticas, historia, idiomas, y además un examen médico y sicológico.

En el caso del Ejército hay muchos aspirantes de Montevideo pero un buen número procede del interior del país. Por eso, unos 100 permanecen —recibiendo sustento naturalmente— en dependencias de la Escuela Militar hasta que finalicen las pruebas.

En la Fuerza Aérea también han registrado más aspirantes que el año pasado. Esta vez se presentaron 62 para disputar los 30 cupos disponibles en la Escuela Militar de Aeronáutica (EMA) de la ruta 102.

El vocero de la aviación teniente coronel Gerardo Tajes explicó a El País que el proceso de ingreso consiste en tres fases. Una primera médica, que es eliminatoria, donde hay análisis de laboratorio, visión, otorrinolaringología, reflejos, entre otros estudios a los jóvenes.

Posteriormente se encara la parte académica con preparación en áreas como física, matemáticas, literatura. Y por último otro nivel eliminatorio que es la prueba de aptitud física.

En estos días se conocerá el resultado de los estudios y quiénes ingresarán definitivamente a la EMA.

En términos de salida laboral, los oficiales de la Fuerza Aérea son quienes tras recibirse y tener algunos años de carrera, generando horas de vuelo en el caso de los pilotos, pueden insertarse más fácilmente en el mercado de la aviación comercial. Ese es un problema que la FAU ha tratado de controlar en los últimos años, con algún resultado, en base a incentivos de distinto tipo aprobados en las últimas Rendiciones de Cuentas.

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