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Blancos crecen en los barrios obreros, donde el Frente Amplio lidera

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Luis Lacalle Pou. Foto: Fernando Ponzetto

LA DEFINICIÓN 

La tendencia sigue: los partidos fundacionales se hacen fuertes en la costa.

Uruguay no tiene guerras. Carece de extremos religiosos, nacionalistas y lingüísticos. Es, como gustan llamar los cientistas políticos, un país “sin grandes clivajes”. Pero antes la ausencia de tales grietas, cobran relevancia las diferencias socioeconómicas. De ahí que pueda decirse que, al menos en Montevideo, el voto va por barrios.

Alejandro Guedes -32 años y politólogo- lleva años estudiando la geografía electoral. Este año, tras el escrutinio final de los comicios del domingo 27 de octubre, comprobó que el comportamiento electoral sigue la tendencia de un lustro atrás: “cuanto mayor es el nivel socioeconómico del barrio, hay más chances de que el voto sea para los partidos fundacionales (blancos o colorados)”.

La aseveración de Guedes tiene su espejo: cuanto mayor son las necesidades básicas insatisfechas en el barrio, existen más probabilidades de que allí vote mejor el Frente Amplio. Y en esta edición 2019 hay que agregarle Cabildo Abierto.

Pero detrás de la tendencia, cabe una novedad. Cuando se analiza barrio por barrio se observa que el Partido Nacional mejoró su votación en zonas “obreras”, como le han cantado las murgas a La Teja, Peñarol, Manga, Flor de Maroñas o la parte norte de Carrasco. En cambio cayó en más de 10 puntos porcentuales su votación en Carrasco sur, y unos siete puntos en Punta Carretas.

Eso sí: el movimiento es tan leve que, hasta ahora, no mueve los liderazgos.

Así las cosas, el mapa de Montevideo termina coloreándose por zonas bien diferenciadas. En la costa sureste del departamento se concentran los hogares más ricos. El último Atlas Sociodemográfico y de la Desigualdad en Uruguay, coordinado por el demógrafo Juan José Calvo, muestra que en Pocitos, Punta Carretas, Malvín, Punta Gorda y Carrasco menos del 10% de la población tiene al menos una necesidad básica insatisfecha.

En estos dos últimos barrios el guarismo siquiera llega al 4%. En toda esta franja costera ganó el Partido Nacional o la suma de esta colectividad con el Partido Colorado.

El mismo Atlas Sociodemográfico revela que en el oeste y el noreste de la ciudad se concentran las poblaciones más vulnerables. Tanto es así que en algunos barrios, como Casavalle, seis de cada diez pobladores tiene al menos una necesidad básica insatisfecha. Y es en toda esta área donde el Frente Amplio venció y consiguió más de la mitad del electorado.

“El Frente Amplio se ha mantenido en Montevideo como un partido catch-all”, dice el politólogo Guedes. Bajo ese término en inglés, los analistas engloban a los partidos que atrapan a todo tipo de votantes. “Pero esta característica del oficialismo no fue siempre así: tras la salida de la dictadura, la izquierda se hacía fuerte en la costa sureste, entre los profesionales, entre los universitarios y con el agregado de sus dos bastiones del oeste: el Cerro y La Teja”.

Esa transformación del Frente Amplio en un “metapartido”, gracias a la conquista de zonas de la capital que descuidó el pachequismo, tiene un punto bisagra: la elección de 1999. “Desde entonces cambia el patrón de votación de la izquierda capitalina”. Y ese giro tiene nombre: Movimiento de Participación Popular.

Uno de cada siete votos que se introdujeron en las urnas de Montevideo, el último domingo de octubre, correspondieron a la lista 609 que lidera el expresidente José Mujica. Esta lista superó el 40% de los votos en Manga y Piedras Blancas.

Pero, otra vez, la novedad: el Frente Amplio lidera en las zonas más pobres, pero bajó su votación respecto a la elección de 2014, a la luz de un nuevo competidor: Cabildo Abierto. La prueba está que en Casavalle y Manga la coalición de izquierda cayó más de 12 puntos. Y fue allí donde los cabildantes tuvieron su mejor desempeño (más del 15%).

Las consultoras especializadas en el análisis de la opinión pública venían mencionando que el novel partido que lidera Guido Manini ha construido su electorado en base al interior y al votante más pobre. Ambas características se confirmaron en las urnas.

Más de la mitad de la población de Manga, Casavalle y Piedras Blancas tiene al menos una necesidad básica insatisfecha, y es allí donde los cabildantes votaron mejor. Eso demuestra, según Guedes, que “Cabildo Abierto tuvo un comportamiento bien distinto al bloque opositor” y eso abre la incertidumbre de cara al balotaje.

ELECCIONES 2019

La altas y bajas de la elección

Frente Amplio

La Blanqueada

Aunque parezca una ironía por el nombre del barrio, esta fue la zona en la que el oficialismo creció más. Allí el Frente Amplio mejoró la votación de 2014 en tres puntos porcentuales. El barrio más frentista, sin embargo, fue Tres Ombúes. En esa área siete de cada diez electores adhirieron al oficialismo, en cifras casi idénticas a las registradas un lustro atrás.

Bañados de Carrasco

Es el séptimo barrio más pobre de la capital y uno de los 15 en los que el Frente Amplio votaba mejor. Pero en Bañados de Carrasco el oficialismo cayó 22 puntos.

Partido Nacional

Bañados de Carrasco

Donde más cayó el Frente Amplio fue, en contrapartida, donde más creció el Partido Nacional. En 2014 los blancos se habían quedado allí con la cuarta parte de los votos. Ahora obtuvieron un tercio.

Barrio Sur

En la cuna del candombe, el Partido Nacional tuvo su mayor merma de votos: 15 puntos. Lo curioso es que en Carrasco, el barrio en que los blancos votaron mejor en las dos últimas elecciones, hubo una baja de 12 puntos porcentuales. Antes los blancos tenían allí más de la mitad del electorado. Ahora, el 39%.

Partido Colorado

Punta Gorda

En la esquina sureste del departamento es donde más se fortaleció el Partido Colorado. Tanto en Punta Gorda como en Carrasco creció casi 10 puntos porcentuales. En este último barrio, a la vez, es donde alcanzó su mejor votación de las últimas tres ediciones: 30,5%.

Piedras Blancas

En este barrio del noreste, los colorados perdieron la mitad de los votos, en buena medida frente a Cabildo Abierto. Pese a ello, en Casabó fue donde obtuvieron su peor registro. Allí solo cosecharon el 3,5% de los votos.

Cabildo Abierto

Manga

En su primera edición electoral, Cabildo Abierto votó mejor en el interior que en Montevideo. Pero en la capital también tuvo su bastión: Manga. Allí, donde hay una fuerte presencia de militares, logró el 16,2% de los votos. En guarismos similares fue su desempeño en Casavalle y Piedras Blancas.

Punta Carretas

En el barrio más sureño del país fue donde peor votaron los cabildantes: 4%. Igualmente bajo fue su desempeño en los barrios vecinos Parque Rodó y Pocitos.

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