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Entre euforia y preocupación: así vivieron los militantes de la coalición los resultados

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Acto de Luis Lacalle Pou este domingo, en Bulevar Artigas esquina Chaná. Foto: Gerardo Pérez

BALOTAJE 2019

Militantes y votantes del Partido Nacional y la coalición que lo acompaña festejaron los primeros resultados del balotaje, pero después tuvieron incertidumbre.

A las 20:25 de ayer en Bulevar Artigas y Chaná los militantes y votantes del Partido Nacional y de la coalición que lo acompaña aguardaban los primeros resultados con la ansiedad de algo que han estado esperando durante quince años.

A las 20:28 en Bulevar Artigas y Chaná, frente al escenario montado para que hablase la fórmula blanca conformada por Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón, un grupo de militantes empezó una cuenta regresiva.

A las 20:30 en punto se hizo un silencio de esos que dejan sin respiración, que se llevan todo el aire. Y entonces, inmediatamente después, cuando en la pantalla del escenario la encuestadora Cifra dio los primeros resultados del balotaje, el aire salió con fuerza y el silencio se rompió. De repente todo era una fiesta.

Banderas del Partido Nacional y del Partido Colorado y de Cabildo Abierto y del Partido Independiente y del Partido de la Gente se alzaron bien alto y flamearon entre humo azul, besos, lágrimas, saltos, abrazos apretados y gritos de u201cviva el Partido Nacionalu201d o u201cUruguay nomáu201d: acababan de anunciar que, de acuerdo a los primeros resultados, Luis Lacalle Pou iba a ser el próximo presidente de los uruguayos.

Antes de festejar, antes siquiera de saber ese primer resultado, Paola y Macarena (23 y 24 años respectivamente) habían dicho que estuvieron ansiosas durante todo el día.

Son amigas y aunque una votó en Canelones y la otra en Montevideo, lo hicieron a la misma vez. Después se encontraron para ir juntas a Bulevar Artigas y Chaná.

Llegaron con banderas de Uruguay colgadas en la espalda y emocionadas. Estaban seguras de que era solo cuestión de tiempo, de que esta elección iba a ser, finalmente, para el Partido Nacional.

Como ellas, Juan José (59) y Estela (58), llegaron temprano para estar bien cerca del escenario. En su caso es la segunda vez que votan al Partido Nacional. Antes eran votantes del Frente Amplio pero, coincidieron, hace un tiempo que no los representa. u201cEl país necesita un cambio, es buena la alternancia de los partidos y de las personasu201d, dijo Estela.

Lo mismo opinó María, que tiene 64 años y era la primera vez que se acercaba a un acto político. Ella, que desde siempre ha votado al Partido Colorado, dijo que sentía una emoción u201ctremendau201d y que había decidido ir a acompañar a Lacalle Pou porque u201cse lo mereceu201d.

El clima, antes de las 20:30, era de fiesta absoluta: papeles picados, música de cumpleaños de 15 o de casamiento, bailes, caras pintadas y una palabra que se repetía cada tanto como un presagio: u201cpresidente, presidente, presidenteu201d.

Ni Macarena ni Paola ni Estela ni Juan José ni María esperaban lo que sucedió después. Ninguna de las personas que estaba allí esperaban lo que pasó unos minutos después de las 20:30. Nadie, en realidad, lo esperaba: previo a que empezara la veda electoral, todas las encuestadoras daban como ganador al Partido Nacional.

La euforia duró unos minutos. Desde la pantalla detrás del escenario los canales de televisión empezaron a decir que todavía había que esperar, que todavía todo podía cambiar. Y entonces la fiesta no volvió a ser nunca igual.

Las cifras aumentaban y disminuían indistintamente conforme pasaban los minutos y la diferencia del Partido Nacional sobre el Frente Amplio que se había anunciado inicialmente empezaba a acortarse. Y cada vez más.

A partir de entonces las caras empezaron a ser de preocupación y de desconcierto. El festejo inicial quedó de nuevo en silencio y empezaron otra vez las especulaciones. Las banderas siguieron alzadas pero las pantallas de los celulares se actualizaban constantemente buscando algún dato nuevo, un nuevo porcentaje de votos escrutados, alguien que les devolviera la seguridad con la que habían llegado hasta allí.

Cerca de las once de la noche la Corte Electoral dijo que los resultados definitivos no iban a ser anunciados esa noche: las diferencias de votos entre las fuerzas políticas eran mínimas y recién entre el jueves y el viernes de esta semana estarán las cifras finales.

La gente, sin embargo, no se movió de su lugar; fuera o no mínima, la diferencia lo seguía poniendo por encima a Luis Lacalle Pou y querían escuchar lo que tenía para decirles.

Así que, cuando ya habían pasado más de cuatro horas de espera, la euforia volvió a surgir: entre bombos, tambores y bombas de humo, empezaron de nuevo los cantos (u201cse viene Lacalle Pou, Lacalle Pou, Lacalle Pouu201d) y los gritos de presidente, presidente, presidente. Esta vez no fue tan explosivo como el primer abrazo, el de las 20:30. Esta vez era una forma de darse ánimo, de alentarse, de esperar juntos.

Pasada la media noche, finalmente, empezó a sonar por primera vez en toda la jornada el jingle del Partido Nacional. Con la gente cantando u201ces ahorau201d, subieron al escenario Beatriz Argimón y Luis Lacalle Pou.

u201cLamentablemente vamos a vivir una semana inéditau201d, dijo el candidato mientras la gente le gritaba, una vez más, presidente. u201cEsta semana la prudencia y la paciencia hay que llevarlas a un grado superior. Si supimos perder, sobre todo hay que saber ganar (...) Vuelvan a sus casas con alegría mesurada. Nos estamos viendo en una semana para confirmar estou201d, les dijo.

Frente Amplio: salió Martínez y el público explotó

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Emoción: militantes terminaron gritando y festejando. Foto: Marcelo Bonjour
Emoción: militantes terminaron gritando y festejando. Foto: Marcelo Bonjour

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Subió al escenario con los brazos en alto y agitándolos fuerte para arengar al público. Con la mano derecha se golpeó unas seis veces la parte izquierda del pecho, donde está el corazón.

Fue el punto más alto en la emoción de los militantes del Frente Amplio. Eran las 23:30 y Martínez se subía por primera vez al escenario montado en 18 de Julio y Aquiles Lanza. La gente, que durante seis horas vivió una catarata de emociones cambiantes, explotó en aplausos y gritos. Ya no había caras largas, como unas horas atrás. u201cSe siente, se siente Martínez presidenteu201d, empezó a cantar la multitud.

u201cVamos pelado, vamos el Frenteu201d, le gritaban. Pero los gritos alcanzaron su punto más alto cuando Martínez dijo: u201cQuedó demostrado que no alcanzaban acuerdos entre cuatro paredesu201d.

Durante los 15 minutos que duró el discurso de Martínez la gente saltó, cantó y aplaudió mucho más alto que las seis horas que esperaron ese momento.

Antes de irse el candidato oficialista tiró una bandera al público. La agarró un hombre de unos 40 años: u201cEsta no la lavo nunca másu201d, dijo a El País. 

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