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El Estado atiende a 116 "esclavas"

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El Estado uruguayo firmó un plan de acción para el combate de la trata de personas en 2019 y 2020. Foto: Archivo

Uno de los delitos que más dinero mueve

Uruguay apuesta a que nueva ley ponga fin a la trata de personas: la mitad son jóvenes.

Llamémosla Tania. Parece de 26 o 27 años, tiene los pies con callos de tanto caminar y dientes brillantes que poco deja ver. Casi nunca sonríe. En su billetera, junto al dinero que le van dando los clientes, guarda la foto de su pequeño hijo que dejó en La Habana. Dice que su chamaco —así les llaman en Cuba— "vale mucho". Ella, en cambio, vale $ 900 por noche y de eso le queda menos de la mitad. El resto lo entrega a "la red".

Uruguay abolió la esclavitud casi medio siglo antes de ser la República Oriental del Uruguay. Pero aún hoy el Estado atiende a 116 mujeres en situación de trata con fines de explotación sexual —o esclavas modernas, como las define la ONU.

Tania —caso basado en una historia real— no es la primera ni la última cubana que localiza y protege El Paso, una ONG que trabaja en convenio con el Estado. Las redes de trata de personas aprovechan la vulnerabilidad de muchas isleñas que están haciendo una travesía desde Guyana, vía Brasil, hasta llegar a Uruguay. "En el medio de la ruta les piden dinero, a veces las secuestran y luego, cuando están en Montevideo, Canelones o Colonia esas redes las siguen explotando", señaló Sandra Perroni, coordinadora del programa de atención de víctimas de trata de esta ONG.

Lejos de criminalizar la inmigración, Perroni dijo que desde hace tiempo Uruguay es origen, tránsito y destino de la trata de personas; y en esa tríada entra también la explotación de uruguayas. De hecho una de cada cinco mujeres víctimas que atiende el Estado es uruguaya. Las ciudadanas de República Dominicana continúan siendo la mayoría (66%), aunque el pico detectado de esta nacionalidad fue entre 2013 y 2014. Las peruanas y paraguayas empa-tan en el tercer lugar, ambas con el 3%.

Pese a que las formas de explotación "son cada vez más complejas", Perroni señaló que este Día Mundial contra la Trata (conmemorado ayer) encuentra a Uruguay "en una mejor posición". Es que en junio el Parlamento aprobó la ley integral contra la Trata y ayer el Poder Ejecutivo firmó un plan de acción para los dos próximos años.

La falta de una normativa, sobre todo orientada a la prevención y atención, era uno de los reclamos en el que venían insistiendo los organismos internacionales. Incluso era uno de los elementos que no le permitían a Uruguay mejorar su ubicación en la calificación que realiza cada año el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Pero más que la mejora en un ranking, para Perroni lo fundamental es que esta ley "da un marco jurídico que permite llamar a las cosas por su nombre". Sucedía que antes las adopciones ilegales, por ejemplo, tenían cualquier tipo de tipificación, "pero no se las consideraba casos de trata".

Entre los aspectos que tuvieron más debate, pero que para los técnicos "hace la diferencia", es que el consentimiento nunca justifica ni suaviza el delito. Dicho de otro modo, la víctima es el centro y se la exonera de los delitos que pudo haber cometido fruto de la coerción.

El problema, aclaró Perroni, es que "no hay un presupuesto específico" y que "el combate necesita dinero". Un hecho similar, dijo, ocurre con la ley de violencia sexual, la cual no puede desplegarse al máximo por la falta de recursos.

Andrea Tuana, que trabaja también en la ONG El Paso, reconoció que hay varias áreas del Estado que necesitan dinero, pero aclaró que "es necesario contar con recursos específicos y genuinos" para la atención de la trata.

Problema para nada menor

El 2% de las víctimas de trata de personas que atiende el Estado son menores de 18 años. La mitad de los casos en tratamiento son jóvenes veinteañeras. Aun asi, Andrea Tuana, de El Paso, advierte sobre el crecimiento de la explotación de menores: se ven casos de parejas de chicas de 14 años con hombres de 40: "Esas son relaciones abusivas que hay que denunciar".

Un delito a la vista de la Policía

Después del tráfico de drogas y de armas, la trata de personas es el delito que mueve más dinero en el mundo. Pero ni los US$ 32.000 millones de este mercado ni las más de 80.000 víctimas le dan tanta visibilidad como otros "productos" que explota el crimen organizado. Lo curioso, según Naciones Unidas, es que ocho de cada diez víctimas de trata de personas pasan por puestos fronterizos oficiales, a la vista de los policías. En algunos casos (9%) usan pasaportes falsos y en un 22% documentos de viaje verdaderos, pero que son de otras personas. Y si bien la explotación a veces ocurre en la clandestinidad, las autoridades insisten con que el consumo de mujeres explotadas se da, mayormente, en hoteles y en prostíbulos legales. Sudamérica sigue siendo una región en que se detectan más casos de origen de la trata que de destino, pero la ONU viene advirtiendo de que ocurren ambas cosas. El destino más frecuente es Europa occidental. El trabajo forzado es el tipo de explotación más frecuente; le sigue la explotación sexual; los matrimonios forzados y el tráfico de órganos.

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