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Analistas no se ilusionan con un Brasil más abierto

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Foto: Reuters

Complejo panorama comercial

Bolsonaro es una incógnita total y algunos lo ven como un proteccionista.

Apenas ganó Jair Bolsonaro las elecciones en Brasil, el futuro ministro de Economía, Paulo Guedes, mandó señales muy poco amistosas hacia el Mercosur. Parecía que Brasil se lanzaría a buscar acuerdos comerciales y a llevar adelante una agenda agresivamente aperturista que dinamizara su economía y sus exportaciones. Pero pasadas las semanas, los analistas perciben que Brasil probablemente le ponga paños fríos a las tratativas del Mercosur con la Unión Europea y países asiáticos y que quedará evidenciada una puja entre las distintas alas de la administración Bolsonaro ya que posiblemente habrá sectores que querrán mantener niveles altos de protección de algunas áreas con poder de “lobby”.

Ignacio Bartesaghi, decano de la facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica, no duda en considerar que Bolsonaro “es proteccionista” y que a Brasil “le cuesta abrirse al mundo” por lo que no buscará acuerdos con China y Corea del Sur (que afectarían a su sector automotor) y que, si bien no ha dado señales claras respecto a qué ocurrirá con la Unión Europea (con la que el Mercosur negocia hace dos décadas), cabe suponer que tampoco impulsará las tratativas. “Olvidate de Japón, Singapur podría ser porque no es problemático y Canadá quizás”, dijo Bartesaghi. Además, en el caso de Europa, Bolsonaro ha marcado distancia con el presidente francés Emmanuel Macron y con la canciller alemana Angela Merkel con quienes discrepa en relación con el cambio climático y a quienes irritó con su decisión de trasladar la embajada brasileña en Israel a Jerusalén. “La UE mira otra agenda, que no es solo comercial por lo que es probable que pase otro semestre sin que se llegue a un acuerdo con el Mercosur”, opinó. Con respecto a China, Bolsonaro parece compartir la postura dura que tiene el presidente estadounidense, Donald Trump. El Mercosur está negociando también con la EFTA (conformada por Noruega, Suiza, Liechtenstein e Islandia), una organización que siempre “mira” los pasos de la UE y que difícilmente acuerde si el bloque europeo mayor no lo hace.

En un escenario “de río revuelto” lo positivo sería para Uruguay la eliminación de la resolución 32 del Mercosur que impide a los países del bloque buscar acuerdos extrazona en solitario. La prioridad debería seguir siendo la búsqueda de un acuerdo con China, que sigue a la espera de una definición de Uruguay y que “es la única opción bilateral que tiene el país”, consideró Bartesaghi. También podría ocurrir que Brasil aceptara bajar para algunos rubros el Arancel Externo Común, pero Bartesaghi advierte que solo lo hará en función de sus intereses nacionales y no generalizadamente. Bolsonaro aplicará una política de “Brasil encima de todo”, sostuvo.

Un bloque cerrado.

Por el momento, el Mercosur sigue siendo relativamente cerrado con un arancel promedio hacia fuera del bloque de un 10% en promedio. Marcos Soto, de CS Consultores, considera que la política exterior de Brasil se perfila como una “incógnita” al igual que Bolsonaro mismo y apunta que el país vecino sigue teniendo una economía cerrada. Esto queda evidenciado con el dato de que el comercio exterior representa solamente el 24% de su Producto Interno Bruto (en Argentina ronda el 25% y en Uruguay el 30%). Soto cree, que más allá de los comentarios iniciales de Guedes, el Mercosur sí le ha sido útil a Brasil ya que tiene saldo comercial favorable con todos los socios. El bloque, en los hechos, ha actuado como un protector de la industria brasileña, opinó.

“No es cierto que el Mercosur le fue una carga, le fue funcional”, dijo Soto. Las posibilidades de un acuerdo con la Unión Europea “van tendiendo a cero”, valoró. Bolsonaro “no ha dado señales claras ni guiños” respecto al Mercosur, que no fue mencionado ni una sola vez en su programa de gobierno, más allá de que ha nombrado a Otavio Brandelli, quien se desempeñaba como director del departamento del Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores, como futuro número dos de la cartera.

“A priori, si la apertura comercial trae desarrollo económico para Brasil pueden ser buenas noticias. Aún así hay que esperar si esto se plantea dentro del bloque, flexibilizando la unión aduanera. La otra cara de la moneda, es que esa posible apertura puede restarnos ventajas comparativas que Uruguay tiene como condición de acceso al mercado brasilero y que hoy solo compartimos con dos países a nivel mundial (Argentina y Paraguay)”, comentó Soto. Recordó que Uruguay ha podido captar algunas inversiones de tipo industrial que solamente se explican por la posibilidad de reexportar a países del Mercosur sin pagar aranceles y haciendo uso del beneficio de la Admisión Temporaria.

Años muy duros para brasil

Brasil viene de una etapa convulsionada desde el punto de vista político, tras la destitución de Dilma Rousseff y de recesión primero y magro crecimiento después. Su Producto Interno Bruto bajó en 2015 y 2016 un acumulado de 7,3%. “La última vez que se había dado esta situación fue en los años 1930 y 1931, por tanto desde esta óptica y para dimensionar, Brasil atravesó su peor crisis en más de 80 años. Hay que recordar que su economía tiene una notable capacidad de reponerse producto de sus recursos naturales, mercado interno, capacidad instalada y capitales nacionales, pero aún así la recuperación ha sido mucho más lenta de lo que se podía esperar”, escribió el consultor Marcos Soto. Brasil fue en noviembre el segundo destino de las exportaciones uruguayas (17%).

Nicolás Albertoni, investigador de la Universidad del Sur de California, coincide en que “por más que haya en Brasil una posible retórica de búsqueda de acuerdos, la lógica detrás de esa búsqueda de acuerdos es en beneficio de la economía nacional y eso es muy diferente a una lógica de acuerdos que busca ser más regionalista”.

“Por lo que uno ha visto de Bolsonaro efectivamente va a terminar siendo nacionalista. La retórica va a ser, después de algún eventual acuerdo, ‘ganamos nosotros’ como lamentablemente se ve mucho en Estados Unidos donde hacia adentro se mantiene la retórica nacionalista. Hoy la lógica comercial de Brasil es la de un ‘global player’”, consideró.

De todas formas, Albertoni entiende que “pocas veces vimos un mayor alineamiento en la necesidad de flexibilizar el Mercosur” y eso es algo de lo que debería intentar sacar provecho Uruguay.

El experto considera que la no concurrencia del presidente argentino, Mauricio Macri, a la asunción de Bolsonaro, no supondrá un enfrentamiento importante entre Argentina y Brasil. “Son dos países importantes que se necesitan mutuamente. Lo de Macri es una señal más política que una cuestión estratégica a nivel nacional”, valoró.

“Hay una lógica en la que hay una Argentina queriendo ser un poco líder regional porque en los últimos años Brasil ni miraba para afuera por sus complicaciones. Pero no veo que haya una confrontación”, consideró Albertoni. De hecho, Macri y Bolsonaro tienen previsto reunirse el próximo 16 de enero. Y los dos socios grandes acordaron recientemente una declaración conjunta sobre facilitación del comercio.

Algunas visiones.

Rodolfo Nin Novoa
Rodolfo Nin Novoa. Foto: EFE

Ministro de relaciones exteriores

El canciller dijo antes de la elección brasileña que quería quería que las encuestas se equivocaran y Bolsonaro no triunfara, por lo que la oposición lo criticó fuertemente. De todas formas, el presidente Tabaré Vázquez irá el 1 de enero a Brasilia a la asunción de Bolsonaro y buscará la posibilidad de alguna reunión bilateral “para repasar un stock de temas”, dijo Nin Novoa.

Roberto Chiazzaro
Roberto Chiazzaro. Foto: archivo El País

Diputado socialista

Bolsonaro “aspira a que la unión aduanera desaparezca y se transforme a la región en una zona de libre comercio, lo que perjudicará a Uruguay por la pérdida de mercados”, opinó el diputado socialista. “Esperemos que un cuarto gobierno del Frente Amplio pueda neutralizar esta influencia, porque un futuro gobierno de los partidos tradicionales tendría muchas afinidades con Bolsonaro”, dijo.

marcos soto
Marcos Soto. Foto: Marcelo Bonjour

Consultor

Bolsonaro tendrá, entre otros desafíos, el abatimiento del elevado desempleo y una reforma de la seguridad social que está pesando mucho sobre la situación fiscal. La ausencia de grandes presiones inflacionarias, una balanza comercial equilibrada y un adecuado nivel de reservas internacionales, son fortalezas que presenta Brasil, opina el consultor.

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