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Álvaro Dastugue: "Armaron un circo político de novela en la investigadora"

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Álvaro Dastugue. Foto: Fernando Ponzetto.

La entrevista del domingo

Es diputado del Partido Nacional, pastor en la Iglesia Misión Vida y vive en uno de los 54 hogares de Beraca que brindan asistencia a jóvenes con problemas de adicción.

Hoy, está en el ojo de la tormenta porque el Parlamento investiga la posible vinculación de Beraca con el financiamiento de la campaña de la senadora Verónica Alonso, pero él asegura que no existe tal relación y que por eso tiene “la conciencia tranquila”.

—¿Por qué decidió, siendo pastor evangélico, ingresar a la política?

—Yo nunca quise ser político; al contrario, tenía una muy mala imagen de los políticos porque siempre me dijeron que eran chantas. En un momento el diputado suplente Carlos Iafigliolia nos llamó a los integrantes de la Iglesia Misión Vida y nos dice que en los próximos 10 años el Uruguay iba a recibir un embate de proyectos de ley contra los principios y valores cristianos. Le creímos y comenzamos a trabajar con Alberto Perdomo (...) Allá por el 2008 conocí a Verónica Alonso trabajando en los barrios.

—Usted dijo en el Parlamento que tuvo una "juventud rebelde". ¿Consumió drogas?

—Nací en Tacuarembó y a mis 13 años mi papá y mamá se divorcian y mi madre, que era maestra, decide mudarse a Rivera. Mi familia hasta entonces era muy unida, mi papá siempre se dedicó a la agropecuaria así que una de las cosas más lindas era ir con él al campo. A mí me dolió mucho lo que pasó y de los 15 a los 21 años tuve una adolescencia rebelde, anduve mucho en la noche, me porté mal. Dejé el liceo en alguna oportunidad y consumí drogas. Un amigo del liceo me invita con un porro, yo era un hijito de mamá. Dije no y después de dos cervezas probé por primera vez la marihuana; después seguí con la cocaína y fumé crac. Después de trotar muchos años por el camino de las drogas me puse de novio, pero la madre de mi novia en ese momento, intentó autoeliminarse. La llevamos al psiquiatra y a la Iglesia Católica para buscar una salida. Al final caemos en una iglesia evangélica y un pastor nos dice que se trata de tema espiritual y nos habla de Jesús. Yo en ese momento estaba enojado con la vida, pero aquello penetró dentro de mí. Me empecé a copar con la iglesia y con las tareas sociales que se hacían (...) Cuando vengo a Montevideo a estudiar Economía, el pastor me recomienda ir a la iglesia Misión Vida del pastor (Jorge) Márquez, porque era la más juvenil. Conocí allí a mi esposa, nos casamos después de cuatro años de novios y tuve dos hijas: Justina, de seis y Paulina, de dos años.

—¿Por qué vive en un hogar Beraca?

—En el 2008, había solo dos hogares Beraca, tomamos la decisión de venir a vivir acá porque me encantó la tarea social. Hoy, hay 54 hogares y 1.400 personas viviendo gratuitamente. El 80% son chicos que salen de la pasta base. Y todos los días tenemos a dos o tres afuera pidiendo ayuda.

—¿Por qué llegan tantos internos, el Estado no les da una respuesta?

— Sinceramente, el gobierno no tiene lugar para recibir a los chicos y los que tiene son muy escasos e ineficientes. Tiene menos de 300 camas disponibles. Los jueces mandan a los lugares del gobierno y los lugares están todos llenos y los mandan para acá.

¿Quién mantiene toda esta estructura?

—Todos los hogares tienen unidades de autosustento, una carpintería, una herrería, taller de serigrafía, construcción de paños de piso. Se camina, se golpea y se vende.

¿Se mantienen solo con lo que venden?

—Absolutamente, somos como una familia común y corriente. Acá tenemos un vivero, una pequeña metalúrgica y una herrería. Desde el 2015 destino absolutamente todo mi sueldo a Beraca.

—¿Cómo es ingresar al Parlamento y posicionarse en contra de leyes como la de la marihuana, el matrimonio igualitario o el aborto?

—Estoy en contra del uso de la palabra matrimonio para dos personas del mismo sexo. No me agrada la adopción de niños por matrimonios del mismo sexo. Plantear esto no me costó, porque yo hice toda mi campaña hablando contra el aborto y la marihuana. Nunca escondí quién soy, nunca me puse una careta. Siempre fui muy sincero, así que no me costó entrar al Parlamento, si bien pienso que al sistema no le gustó tener un pastor adentro, por decirlo así.

—Dijo a Búsqueda que es partidario de "revisar" la agenda de derechos. ¿Usted quiere que se modifique o que se quite la ley que legaliza el aborto?

—Por mis principios personales, de fe y filosóficos, considero el aborto un asesinato y la vida nace en el momento de la concepción. Para mí lo ideal sería que se derogara la ley.

—Ahora está en el ojo de la tormenta por la vinculación de Beraca con el financiamiento de la campaña de Alonso. ¿Cómo lleva esto?

—Cuando uno está tranquilo internamente no sufre las cuestiones externas. Estoy con mi conciencia muy tranquila que ninguna organización, ni religiosa ni civil, financió mi campaña política. Todos los costos los financió Verónica Alonso, porque yo no era candidato. Yo no puse dinero, y las organizaciones que integro no pusieran dinero, para mí es un circo político de novela. No estoy casi nunca de acuerdo con el señor (José) Mujica, pero en que esto se ha vuelto un gran circo, sí. A él lo citaron por una deuda millonaria que le perdonó la DGI a (Francisco) Paco Casal. Imagínate la diferencia en la dimensión, pasaron de hablar de un expresidente a un diputado suplente que asumió porque Verónica queda en el Senado.

—En la investigación parlamentaria aparecen dos cheques de su suegro, el pastor Márquez, a la imprenta para el pago de impresión de listas

—Yo expliqué que había pedido dos cheques en garantía. El dueño de la imprenta nos había trancado la impresión. Necesitaba la plata y no la encontré a Verónica. Le pedí un viernes y el lunes llevamos el dinero. El señor ya le había pasado los cheques a los proveedores. Fui a buscarlos y no estaban y la senadora Alonso los pagó inmediatamente. O sea la iglesia no financió nada.

—Usted dice que todos los costos los financió Alonso. ¿Cuánto recibió?

—Era según lo que teníamos que hacer. Necesito tanto para un asado de dirigentes, vamos a imprimir tal cosa...

—¿Usted usaba recursos de Beraca o Misión Vida para la campaña?

—No.

—Me refiero a la posible ayuda de los internos en la campaña

—A los internos que están en ese proceso de recuperación no les interesaba participar. A alguno, por ejemplo uno que hace ocho años que está aquí con su familia, que ya había militado en política, le interesó y me acompañó y me ayudó. De ese estilo hubo varios, pero ninguno internado y ninguno obligado como dice la denuncia del Frente Amplio.

—El imprentero aseguró que doblaban listas y se dice que las repartían.

—El dueño dice que me vio a mí llevar chicos y yo lo conocí tres semanas antes de la elección interna y fui tres veces a buscar listas. Nunca llegué con chicos de ninguna clase (...) Todos los que militaban voluntariamente en mi grupo político hacíamos de todo. No solo doblamos listas. Creo que el dueño de la imprenta infla un poco el tema porque está obsesionado con hacerle mal a Alonso.

—¿Usted hacía reuniones políticas dentro de la iglesia como señaló el diputado frentista Óscar Groba?

—No, lo de Groba viene por una foto que yo subí a mis redes sociales donde hay jóvenes, que no son internos de Beraca. Le expliqué que lo que estoy haciendo es presentado a jóvenes que se involucran en la política como un nuevo emprendimiento y orando por ese emprendimiento. Le expliqué que también lo hicimos con grupos del Frente que vivieron a pedir la bendición en su proyecto político.

—¿Santiguó al diputado oficialista Óscar de los Santos como se dijo en la comisión investigadora?

—Me llamó la atención que De los Santos se enojara por esto y me haya dicho que lo santigüé. Yo no lo santigüé a él, de hecho él no estaba en la reunión cuando yo oré. Fue un grupo de militantes de su lista, la 738, que eran y son integrantes de Misión Vida en Maldonado y me pidieron que orara por ellos porque iban rumbo a las elecciones internas. Nosotros no santiguamos a nadie, eso lo hacen los curanderos. Ahora, oramos por todas las autoridades

—¿Hasta por el presidente Tabaré Vázquez?

—Prácticamente todos los días por el presidente Tabaré Vázquez, por sus ministros, por los senadores y de ahí hacia abajo todos. Y los bendecimos y le pedimos a Dios que los guíe y que los ayude a tomar buenas decisiones. Así que de-bo ser uno de los únicos legisladores de la oposición que desea con todo su co-razón que al presidente le vaya bien y a los legisladores les vaya bien. ¿Medio raro no?

—¿En las próximas elecciones tomará algún recaudo para evitar ser señalado por esta mezcla entre religión y política?

—El Uruguay es el último país que recibe un fenómeno de estas características. En Brasil hay más de 50 diputados evangélicos; en Guatemala el presidente es evangélico y en Honduras también. No hubo críticas como acá (…) Yo creo que el Uruguay es laicista, no laico ¿Entiende la diferencia? Un país laico es un país neutro, un país laicista es un país que persigue la religión. Yo creo que Uruguay persigue la religión, principalmente a los evangélicos. Aunque se han visto choques con el cardenal (Daniel) Sturla, cuando empezó a opinar. Somos ciudadanos del mismo nivel y tenemos derecho a opinar.

—¿Cómo es su relación con Lacalle Pou?

—Tengo una excelente relación, considero que es un hombre muy afable, simpático, inteligente, que no habla de más.

—¿Pero le convence más Verónica Alonso para las internas?

—Yo creo que Verónica es la esperanza de este país. Porque creo que es la mejor candidata para ganarle al Frente. Capta votantes de centro izquierda que a Laca-lle Pou le cuesta más; ella tiene las puertas abiertas a toda la sociedad. A un grupo o sector de indecisos del electorado uruguayo le costaría menos votar a Verónica que a los otros precandidatos.

Convivir con una familia particular

El hogar Beraca de Villa García tiene una extensión de 28 hectáreas. En una pequeña cabaña vive el diputado nacionalista Álvaro Dastugue junto a su esposa y dos hijas. Pero según cuenta, ahí no se termina su familia. En total son 120 los que residen allí, hay 19 matrimonios y 25 niños, incluidas sus dos hijas pequeñas. La de seis se recorre casi todo el predio y llama a algunos de los internos —que concurrieron para buscar una solución al consumo de drogas— "tíos".

Todos los adultos, incluido Dastugue y su familia, se despiertan a las 6.30 y a las 7 se encuentran en el comedor del hogar Beraca para desayunar, orar y realizar una lectura. Eso les lleva más o menos una hora y cuarto. Luego, cada uno concurre a su lugar de trabajo, contó Dastugue. A las 12.30 se reúnen nuevamente para almorzar y a la hora 20:30 se sirve la cena, que preparan las mujeres que residen en el hogar. La rutina de Dastugue cambió cuando ingresó a la Cámara de Diputados, por lo que a veces no puede cumplir con estos horarios.

Dentro del predio, hay una iglesia donde se hacen reuniones con conferencistas que llegan de diferentes países. En el lugar, también se hacen conciertos y campamentos de jóvenes de la Iglesia Misión Vida.

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