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El aliento a Chile y Jair en la fiesta del "Manga"

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Plaza Independencia en la asunción de Luis Lacalle Pou. Foto: Juan Manuel Ramos.
Juan Manuel Ramos

CAMBIO DE MANDO

u201cAhora se puede fumaru201d, bromeó un ministro al encender su cigarrillo en la Plaza Independencia, durante la asunción de Luis Lacalle Pou.

Son las 14:35. Luis Lacalle Pou habla desde el Parlamento por las cuatro pantallas gigantes que franquean la estatua de Artigas. Las primeras filas aún están vacías. A 50 metros, tras el primer vallado, ya están algunos invitados especiales. Allí, Gonzalo Moreira, quien compuso el jingle de campaña, y quien también trabajó para colorados y frentistas, se seca el sudor con un pañuelo. En Plaza Independencia el calor es inaudito.

Llegaron también el exgolero Jorge Seré, de impecable traje azul claro, y el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, que asediado por el calor improvisa un sombrero con un pañuelo celeste. Ata cada una de las puntas, se lo pone y sonríe. Un poco más lejos hay otro vallado, y tras él las sillas cambian, ya no son las rojas acolchonadas de los sitios de más adelante, sino de plástico blanco.

Más atrás aún, cuando termina la Plaza, otras vallas y la gente. Miles de personas que vitorean al mandatario: u201cFray Bentos, presenteu201d; u201cPan de Azúcar, presenteu201d; u201cMujeres del Partido Nacional, presentesu201d. Hay banderas blancas, algunas coloradas, aunque la más grande es de Cabildo Abierto.

Luis Lacalle Pou. Foto: Leonardo Mainé.
Luis Lacalle Pou. Foto: Leonardo Mainé.

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Sobre ellos, en el histórico Palacio Salvo, de varias ventanas también salen a relucir las banderas del Partido Nacional, a no ser un hombre sin camiseta que muestra con orgullo la de Nacional, pero del club.

Pasó una hora, son las 15:30 y llega el expresidente Julio María Sanguinetti. Casi pegado a él vienen todos los ministros. Y rápidamente se hace presente el presidente chileno, Sebastián Piñera. Al rato arriban el canciller argentino, Felipe Solá; el Rey de España y Jair Bolsonaro, que es vitoreado por brasileños.

Uno de los ministros hace una broma varias veces a sus colegas mientras fuma un cigarrillo electrónico; u201cahora se puede fumaru201d, dice y ríe.

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro en la asunción de Lacalle Pou. Foto: Francisco Flores
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro en la asunción de Lacalle Pou. Foto: Francisco Flores

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Todo esto pasa a la derecha de la Plaza, a la izquierda Carolina Cosse, candidata a la Intendencia de Montevideo, vestida de luto, con zapatos negros, cartera negra y lentes negros; tapa y destapa una botella de agua mientras el calor se torna cada vez más fuerte.

Casi al instante llega Laura Raffo, la también aspirante a la comuna capitalina, pero por la alianza multicolor, de vestido y zapatos blancos. Enseguida le traen también una botella de agua. Un rato más tarde, cuando termine el acto, se dará un abrazo con Luis Alberto Lacalle Herrera y le dirá dos veces: u201cqué gran alegría; qué alegríau201d.

Sebastián Piñera en la asunción de Luis Lacalle Pou. Foto: Leonardo Mainé.
Sebastián Piñera en la asunción de Luis Lacalle Pou. Foto: Leonardo Mainé.

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Tras el traspaso de mando, luego de que Lacalle Pou, junto a su esposa y al canciller Ernesto Talvi se fueran al Palacio Estévez a recibir a las delegaciones internacionales, los jerarcas empezarían a irse de la plaza. Sentado entre sillas vacías, en una punta, se quedará unos minutos el intendente de Colonia, Carlos Moreira.

La salida de Lacalle Pou al balcón del Palacio Estévez es fuertemente aplaudida. También la de Beatriz Argimón. Sorprende que también salga Piñera, para quien el público canta un u201c¡Chile!, ¡Chile!u201d La visita a Uruguay de Piñera es su primera salida del país tras las protestas en Santiago.

A las 19:05 sale Argimón, que antes de subirse al auto que la espera en la puerta, va hacia donde están las vallas y saluda a los militantes. A los diez minutos sale Lacalle Pou, que escucha entre los gritos u201cManguilla, Manguitau201d, un diminutivo de Manga, su apodo de la infancia, y se da vuelta. El que grita es José Reyes, que está junto a Federico Fischer (socio de Andersen Tax & Legal), Alejandro Curcio (presidente de Ayax) y Pablo Valdez (rematador), todos amigos de años del presidente. Se acerca, los saluda, igual que cuando era u201cManguillau201d, y se va. El tiempo pasó, ahora es el presidente.

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Los intermediarios de Dios y del campo en la fiesta

La alegría de algunos de los invitados especiales fue seguro tan grande como la de Lacalle Pou. El argentino Francisco de Narváez quedó sorprendido con la formación de caballos que iban a escoltar al presidente. u201cPah, qué impresionante esto. Muy bello. Nunca había visto algo asíu201d, le comentó a su pareja. u201cEsto es el campo. El Uruguay que marcha y hace andaru201d, le explicó enseguida una dirigente del Partido Nacional. Otro de los invitados especiales fue Pablo Valdez, más conocido como u201cEl Tongou201d. El rematador agropecuario aprovechó la oportunidad para saludar al cardenal Daniel Sturla. u201cSabe que usted y yo somos colegas. Usted es un intermediario de Dios y yo soy un intermediario ganaderou201d, le dijo bromeando. Ambos se rieron y el cardenal le consultó: u201c¿Ah, sí? ¿Y a vos cómo te va?u201d. u201cBueno, si llueve bien. Pero si no se complicau201d, acotó continuando el chiste. Quien siguió con un silencio sonriente toda la ceremonia fue el empresario argentino Alejandro Bulgheroni. El artiguense Pablo Caram rompió el protocolo y a la salida del Palacio Legislativo se zambulló entre los caballos. u201c¡Viva la patria!u201d, gritó el dirigente blanco. Cuando terminó la ceremonia, el brasileño Jair Bolsonaro dejó la Plaza Independencia rumbo al Palacio Estévez para el saludo protocolar al nuevo presidente. Primero recibió la ovación de unos cuantos brasileños, pero unos segundos después militantes contrarios a su presencia arrojaron una botella de agua para intentar pegarle. El proyectil impactó bastante lejos del mandatario, pero despertó el operativo de seguridad que hizo bajar algunos carteles que acusaban al brasileño de u201cAsesinou201d. También había carteles de u201cFuera Piñerau201d.

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¿Quiénes fueron los jerarcas más aplaudidos?

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u201cChau Bonomiu201d es el grito que se escuchó cuando Tabaré Vázquez se retiró de la Plaza Independencia con sus ministros. En tanto, durante las firmas de las actas de asunción, hubo algunos que fueron más aplaudidos que otros. La mayor euforia de los militantes fue para el flamante ministro del Interior, Jorge Larrañaga. El segundo lugar se puede decir que se lo llevo Irene Moreira, cabildante y titular de la cartera de Vivienda, y entre los aplausos se escuchó a alguien gritar la frase que dijera alguna vez Guido Manini Ríos: u201cSe acabó el recreou201d. Hubo dos que además de aplaudidos fueron vitoreados. Es el caso del futuro jerarca de Transporte, Luis Alberto Heber. u201cOle, ole, ole, ole; Heber, Heberu201d, gritaron algunos. Isaac Alfie también firmó acompañado por un bullicioso u201cLito, Litou201d, y tras esto sonrió levemente.

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