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Alegría en el búnker surgió con los apoyos opositores

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Militantes del Partido Nacional celebran el resultado de las elecciones. Foto: Fernando Ponzetto

ELECCIONES

Los blancos celebraron su votación y respaldos de Manini Ríos y Talvi.

Como si se tratara de un partido de fútbol saldado con victoria, la militancia del Partido Nacional celebró con cánticos y agitando sus banderas al conocer los resultados electorales. Los blancos gritaron como goles los porcentajes que les asignaron las encuestadoras y especialmente las adhesiones que anoche mismo recogió Luis Lacalle Pou de otros candidatos opositores, sobre todo las de Ernesto Talvi (Partido Colorado) y Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto).

Lacalle Pou, que se había internado en una sala del segundo piso de su búnker a esperar los resultados, estaba pendiente de esos apoyos. Había salido a conversar con referentes de su equipo (Pablo Bartol, Pablo Da Silvera, Azucena Arbeleche, Álvaro Garcé, Sebastián Bauzá), legisladores blancos (estuvieron Javier García, Pablo Abdala, Verónica Alonso, entre otros) y algunos allegados, pero regresó de apuro hacia el salón para seguir los discursos de Talvi y Manini Ríos.

Los dirigentes blancos fueron llegando pasadas las 19 (el primero fue Gonzalo Mujica, Lacalle Pou lo hizo a las 19.40) con una sensación inicial de expectativa y ansiedad. Bartol y Bauzá se mostraban pendientes del teléfono, un gesto repetido en la noche más allá de pequeñas reuniones y del ir y venir de colaboradoras con bandejas de bocadillos y refrescos.

El festejo de los dirigentes se desató una vez reflejados los resultados en las pantallas de televisión. Minutos antes de las 20.30, algunos referentes manejaban ya los números. “Me preguntan pero no sé nada, ¿vos sabés algo?”, le consultó Juan Sartori a Luis Alberto Heber. “Ganamos”, le respondió y soltó una risa, entre optimista y confiada. Un minuto antes el senador comentaba que por su “olfato y experiencia” podía asegurar que los blancos venían “muy bien”.

Lacalle Pou esperó a que todos los candidatos hablaran para dar su discurso a la militancia. En ese interín, Sartori estuvo a punto de palmear en la espalda a Jorge Larrañaga (uno de los últimos en llegar), que saludaba a alguien, pero al final optó por seguir de largo.

Sobre el escenario, el candidato dedicó el discurso a la militancia y al terminar se entregó a los pedidos de selfies y abrazos. De fondo, se podía leer un mensaje en la pantalla gigante del escenario, el eslogan de campaña “Es ahora” se convirtió en un “Ahora sí”.

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