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Violencia y caos en la madrugada de Punta del Este

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Confusión. La Prefectura intervino en un episodio en el que se realizaba un fogón irregular. Foto: archivo El País.

NOCHE DE PROBLEMAS

Un hecho confuso generó corridas de decenas de jóvenes que realizaban un fogón en la playa.

Un incidente registrado en la madrugada del domingo en la playa Brava de Punta del Este demuestra el estado de caos y de violencia que impera en horas de la madrugada en la costa del balneario esteño. Esta vez ocurrió en la playa “Papa Charlie” ubicada a la altura de entre las paradas 5 y 6 de la rambla Lorenzo Batlle .

En el lugar se formaron dos grupos de amigos para compartir un rato alrededor de un fogón. Uno de ellos estaba compuesto por unos 30 participantes que eran de Montevideo. Distante algunas decenas de metros otro grupo de amigos, todos cordobeses, hicieron lo mismo. Unos llevaron sillas de playa, otros optaron por sentarse en la arena.

En los dos casos, los jóvenes optaron por la tranquila playa en lugar de la rambla de circunvalación de la península donde una gran cantidad de jóvenes de diversa procedencia se encuentran para compartir la movida de la madrugada.

En esas zonas, además, se registran, desde hace años, todo tipo de actos de violencia que incluyen ataques con botellas rotas, asaltos a mano armada y el consumo masivo de todo tipo de drogas y de alcohol. El tendal de heridos y de jóvenes asaltados se repiten en cada noche para alarma de los padres de los jóvenes víctimas de los rapiñeros y las agresiones.

Los dos grupos de jóvenes, que apenas se conocen por haber compartido en la madrugada del domingo un lugar en la playa, armaron cada fogón con leña que llevaron o que recolectaron en el lugar.

El desbande.

La situación se descontroló. “No sé qué pasó. Vimos a los cordobeses correr en distintas direcciones. Nosotros hicimos lo mismo. Dejé olvidadas mis zapatillas que me había sacado un rato antes. Pensamos que eran los motochorros que roban a los jóvenes en la zona del muelle de Mailhos. Por eso corrimos”, contó Paz, una de las uruguayas que estaban en el lugar. Los jóvenes tienen amigos y familiares que han sido asaltados, golpeados y amenazados por los motochorros que actúan en la rambla de circunvalación de la península.

Alrededor de las 01:30 de la misma madrugada del domingo, un grupo de vecinos notificó a la Policía por intermedio del teléfono 911 que varios desconocidos estaban vandalizando la caseta de guardavidas del lugar, un hecho recurrente en esta y otras temporadas de verano.

La Prefectura, que tiene jurisdicción en la playa, fue notificada de inmediato por la Policía. Un grupo de marinos pertenecientes a la Infantería de Marina se constituyeron en el lugar. Cuando llegaron observaron cómo los jóvenes corrían en varias direcciones. Los marinos aseguran que controlaron la situación y que procedieron a extinguir los fogones no autorizados con las dos sillas de los jóvenes. En el desbande de los jóvenes fueron dejados varios efectos. Entre ellos mochila roja con varios efectos y mil pesos uruguayos. En el interior había también un celular Iphone, entre otros efectos.

Al regresar al lugar, los jóvenes encontraron sus pertenencias carbonizadas en el fogón que un rato antes los había reunido a su alrededor.

Lo paradójico es que los jóvenes pensaron que eran víctimas de los motochorros y los violentos que abundan en distintos puntos de la costa mientras que los marinos aseguran que controlaron dos fogones no autorizados y un acto de vandalización de la caseta de guardavida del lugar.

Denuncia.

El padre de una de las jóvenes se presentó en las primeras horas de la mañana en la Comisaría 10º de Punta del Este. Allí le dijeron que el caso pertenecía a Prefectura. Hasta allí se dirigió para presentar una denuncia por el maltrato recibido de parte de los marinos. En la Prefectura no le permitieron hacerlo, según contó a El País. Sí pudo presentar una nota en la cual pidió que se repase el procedimiento y que se investigue lo sucedido con la “quema de los efectos personales y celulares, mochilas, que se extraviaron o fueron retenidos”. El padre admitió que los jóvenes no pidieron permiso para realizar el fogón. “Estamos para colaborar en no permitir fogones, pero entiendo el miedo y la impotencia. A estos adolescentes los han rapiñado, lastimado en otros días por los motochorros”, indicó. Además, dijo a El País que el proceder de los marinos no fue el mejor y que por esta razón debe ser tenida en cuenta la denuncia que radicó en la mañana del domingo.

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