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Tres Cruces en armas por la denuncia de un chofer

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Operativo de la Guardia Republicana en la terminal Tres Cruces. Foto: Francisco Flores

TENSIÓN

Un “atrincheramiento” provocó tensión durante dos horas.

Dos horas de tensión se vivieron ayer en la terminal de ómnibus de Tres Cruces cuando llegaron armados hasta los dientes efectivos policiales en patrullas y tanquetas, alertados por el llamado al 911 de parte del chofer de un ómnibus interdepartamental de la empresa Turil.

Con tono nervioso, el denunciante dijo que dentro de ese coche estaba atrincherado un sujeto que lo amenazó con un arma. Agregó que lo había visto por el espejo retrovisor cuando el pasaje ya había descendido y él se dirigía a la zona de garages, después de cumplir un viaje de 500 kilómetros desde Rivera.

Ante el despliegue policial y la definición de una enorme zona de exclusión que cortó calles y provocó el desvío del tránsito, la operativa de la terminal debió interrumpirse.

Durante más de media hora un negociador de la Guardia Republicana estuvo dirigiéndose al supuesto atrincherado a través de un altavoz, mientras que los policías apuntaban sus armas hacia las ventanillas, en extremo oscuras por los vidrios polarizados.

Al no recibir respuesta, en un momento el negociador dejó de hablar y se procedió a inspeccionar el ómnibus en su totalidad, empezando por las puertas de la bodega de equipaje. Pero no se halló “a ninguna persona dentro”, como lo reveló después el parte oficial del Ministerio del Interior.

Entonces surgió la hipótesis de que el atrincherado podría haber fugado por una portezuela, la ubicada a la izquierda de la butaca del conductor.

Casi de inmediato, exactamente a la hora 9:54, la zona quedó liberada, se reabrió la terminal y el chofer del ómnibus fue derivado a declarar a la base de investigaciones de la zona operacional I.

Unos 20 servicios estaban a punto de retomarse, mientras que en las afueras aguardaban turno 80 arribos. A los bordes de la zona de exclusión, decenas de personas que habían sido testigos sorprendidos y retransmisores de rumores comenzaban a dispersarse.

Operativo de la Guardia Republicana en la terminal Tres Cruces. Foto: Francisco Flores
Operativo de la Guardia Republicana en la terminal Tres Cruces. Foto: Francisco Flores

Horas después, la revisión de las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia de la terminal de Tres Cruces y por las del propio ómnibus aportaron información clave para acercarse a dilucidar esta trama de película.

Nadie escapó del ómnibus por la sencilla razón de que nunca hubo en su interior ninguna persona atrincherada.

Fuentes de la empresa Turil indicaron a El País que se enteraron de lo sucedido a través del guarda del ómnibus, quien dijo que el viaje desde Rivera hasta Montevideo había sido “absolutamente normal”.

Además, descartaron las versiones iniciales de que hubo pasajeros o personal de la empresa tomados de rehenes.

El parte oficial del Ministerio del Interior a través de Unicom terminó siendo breve y celebratorio, afirmando que la emergencia policial fue resuelta rápidamente. A media tarde, Osvaldo Torres, jefe de la torre de control de la terminal de Tres Cruces, ya no estaba en condiciones de brindar más declaraciones. En su lugar, Daniel Araújo, en nombre de la administración del complejo, dijo a El País que se daba por liquidado el tema, puesto que había tenido una cobertura adecuada. Todo lo que pudiera agregarse correría por cuenta del Ministerio del Interior. Por entonces ya circulaban por las calles de Montevideo dos versiones acerca de los hechos, muy diversas entre sí a pesar de provenir de fuentes policiales. Una, que el hombre pasaría a psiquiatra. Y otra, que el incidente había sido vinculado por el mismo denunciante con un asunto amoroso.

Según el chofer del ómnibus, el hombre que habría aparecido armado no era otro que la pareja estable de una mujer con la cual él mantenía un affaire o relación amorosa secreta. Y por eso buscaba venganza. Quería matarlo.

Anoche se supo que el chofer, que había incluso llegado a decir que su esposa era la rehén del “atrincherado”, fue llevado a un juzgado de Las Piedras ya que su pareja lo denunció por violencia doméstica después del incidente en Tres Cruces.

La mujer, que presentó audios de amenazas en su contra, ahora tiene custodia policial y su esposo, el chofer, deberá someterse a pericia psiquiátrica. El caso está a cargo de la fiscal Verónica Bujarín.

Operativo de la Guardia Republicana en la terminal Tres Cruces. Foto: Francisco Flores
Operativo de la Guardia Republicana en la terminal Tres Cruces. Foto: Francisco Flores

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