MISTERIO

Quienes están al frente de la investigación dicen que se trata de un caso complejo y hasta lo definen como “un misterio”. Todo empezó el pasado miércoles, cuando un hombre denunció que había escuchado ruidos extraños en una casa cerca de la suya, ubicada en la calle Leandro Gómez y Florencio Sánchez de la ciudad de Rivera.

Era de madrugada, cerca de las 3:00 horas. Un equipo de la Policía fue rápido hacia esa dirección. Cuando llegaron ubicaron al vecino que había llamado al 911 y hablaron con él. El hombre les dijo a los policías que tras oír ruidos raros había mirado para ver de qué se tratada y entonces había logrado ver a una persona saliendo de la casa con una mochila. Esa vivienda, explicó el hombre, estaba abandonada hacía aproximadamente dos años. Les dijo que antes vivía una mujer, pero hacía tiempo que no la veía.

De hecho, él mismo había denunciado un tiempo atrás la ausencia de su vecina.

Luego de entrevistar al denunciante, los efectivos se acercaron a la casa “abandonada” y notaron que la puerta principal estaba entreabierta. No había dudas: alguien había entrado. Lo percibieron tras los primeros pasos que dieron por la casa, ya que a simple vista observaron desorden, objetos revueltos y faltante de cosas materiales.

Pero la sorpresa de los uniformados llegó segundos más tarde, cuando entraron a uno de los dormitorios de la vivienda y hallaron restos óseos de humano. Estaban en el piso y arriba de un alfombra y a pocos metros de una cama. Según indicaron a El País fuentes policiales, el lugar estaba “totalmente abandonado y desordenado”. Los policías se comunicaron con el Centro de Comando Unificado Departamental (CCUD) y avisaron del hallazgo.

Luego de ver la escena, los efectivos le pidieron al hombre el nombre de su vecina. La Policía buscó en el sistema y halló una denuncia. El 13 de mayo de 2019 efectivamente se había denunciado que la mujer que vivía allí, de 68 años, estaba “ausente”. Dentro de la casa los efectivos también encontraron restos óseos de un perro.

La Policía comenzó a trabajar en los días siguientes al hallazgo para tratar de recabar información. Distintos vecinos de la zona dijeron que nunca habían sentido un “olor nauseabundo” en el lugar, pero sí manifestaron haber sentido ladrar al perro, aunque tampoco especificaron cuándo ni si realmente los ladridos venían efectivamente de ese lugar. En lo que muchos coincidieron, según relataron fuentes del caso, es que la mujer casi nunca salía de la casa y se encontraba sola. La principal hipótesis de los investigadores es que efectivamente los restos óseos hallados pertenecen a ella, y que el perro habría subsistido un tiempo luego de que su dueña muriera.

Según explicaron fuentes del caso a El País, cuando en 2019 se realizó la denuncia por su ausencia, la información que obtuvo la Policía fue que la mujer se habría ido a Brasil, donde tendría familiares. De modo que el caso en ese entonces no se profundizó.

Los investigadores policiales ahora trabajan para esclarecer qué fue lo que ocurrió en esa vivienda. Fuentes cercanas a la investigación indicaron a El País que se trata de un hecho complejo y que presenta ciertas dificultades.

Lo primero que tienen que hacer quienes están indagando el caso es corroborar que efectivamente los restos óseos humanos corresponden a la persona denunciada como ausente. Para eso, la Policía trabaja intentando ubicar a algún familiar de la mujer fallecida, para poder comparar las muestras de ADN de esas personas con la extraída de los huesos.

Otra de las complejidades del caso es saber cómo murió la persona. Al haber encontrado solo partes asiladas del esqueleto humano es difícil que se logre saber si se trató de una muerte violenta o natural, según explicaron las fuentes del caso. De todas maneras, los restos hallados en el lugar fueron enviados al Instituto Técnico Forense con el fin de establecer si pertenecen o no a la mujer que alquilaba la vivienda. Con esa información, se evaluará cómo continúa la investigación.